8 de noviembre de 2022. Martes.
EL GRAFITI
EL GRAFITI
-¿El grafiti de la calle es arte popular, simplemente arte, o una aberración ilógica y pedante? Creo que es una aberración ilógica y pedante. Ilógica, porque no me parece lógico pintar en la pulcritud e intimidad de las paredes, y más si son paredes, que, con una historia detrás, están pobladas de hadas y fantasmas y de los desconchados propios y bellos de su edad. Un grafiti deteriora y envejece una pared antigua o una ciudad, y, con sus tintes y afeites (todos curiosamente mimetizados), afea su historia. Y pedante, porque los hay que se creen (en su pequeña locura iconoclasta) ser o un Picasso o un Munch, o sencillamente ser. No son, pero creen estar. Y creer estar sin ser, es imposible. Chorrean los lienzos de pared de cualquier superficie (aunque se trate de un vagón de tren o el muro de un cementerio) y creen haber descubierto, si no la pintura, sí la libertad. Son ácratas de la convivencia y del buen gusto. Espiritualmente, se enfangan en su misma inmundicia. Y se enfervorizan en su labor. Altamira es arte y las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet en el sur de Francia. El arte rupestre es plasmación del alma, del espíritu del que colorea unas paredes en una cueva, Diario, como si de un templo se tratara. Abre así su alma al misterio de la cueva. Para darse suerte o tentar al destino, o al dios (tótem) más próximo. Dios es arte y con solo decirlo ya has abierto un poema en tu boca. «¡Dios!»: «¡Poema!» (12:40:57).
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