viernes, 29 de agosto de 2014


28 de agosto de 2014. Jueves.
HASTA MÁS VER
 
Humilde claridad dorada, en el jardín. F: FotVi
 
-Toda despedida es dolorosa y más si se hace sin pañuelo que flamee al viento y desde una plataforma virtual. Por un tiempo, me despido en mi Web oficial y en El bosque apócrifo de Mi Diario, del que vengo ocupándome, en internet, desde el año 2008, todos los días, con la fidelidad, salvo en tiempos de viaje o fuerza mayor, de los equinoccios o los solsticios; es decir, siempre. Mi Diario, o ese blog desde el que salto, tanto en mi Web como en El bosque, del G+ al Facebook, esos mundos de correrías cibernéticas, de acrobacias técnicas, que hacen que lo se escribe vaya bastante más allá del libro y de uno mismo y que salte por los espacios siderales y se haga universal, ensanchando así las culturas y el modo de acceder a ellas: o, si se quiere, en la reducida pantalla de un ordenador, la Biblioteca universal y latente de Borges, la de Babel, con sus veinte anaqueles e infinitas galerías hexagonales, llena de tomos enigmáticos y de libros impenetrables. Sin embargo, este milagro del mundo y sus palpitaciones en internet, a la vez que asombra, asusta. Y asusta precisamente por ser milagro y por abarcar tanto; los milagros primero extreman la abertura de los ojos, sus rendijas luminosas, extasían, oiga, los abren como platos, para luego caer en el susto y el pánico, en los miedos que da el poder. Siete años, pues, alimentando, lactando, mimando Mi Diario, diciéndole lo que sentía, mis pensamientos, mis dudas, mis afirmaciones, lo que creía creer (mi fe en Dios, en la Bienaventuranza y buena noticia del Evangelio, en Jesús de Nazaret, en la persona humana aún salvable, en la Tierra como hallazgo maternal, en la luz, en la oscuridad para sentir más la claridad…), lo que me disgustaba (nunca mis fobias: no creo tenerlas), mis lecturas, todo aquello que ha ido conformando lo que soy; como digo en mi Web: soy, ante todo, «persona», nada menos, o «un ser libre entre otros muchos seres libres en abierta complicidad con ellos por vivir y dejar vivir», y todo desde el don que se me ha dado, el don de ser sacerdote y la conciencia de habérseme dicho: ama y crea, que es en lo que estoy y lo que he intentado hacer siempre, a cada instante, con mejor o peor resultado, pero siempre con la intención del corredor; o sea: llegar a la meta, aunque sea el primero; o, no. Diario, decirte a ti y a mis lectores (13.563 hasta este momento, ¿muchos, pocos?; pero en todo caso, 13.563) que me voy; me voy, pero, si Dios y la Virgen Santísima quieren (enseñanza puntual de mi madre, que nunca olvido, es como un seguro de esperanza), para volver. Me voy para volver; ah, y volveré cualquier día, y sin avisar; eso, sí, de un modo intermitente y libre, no obligado, estad atentos. Pues, hasta más ver, Mi Diario, mis Lectores, y que la belleza y la verdad (y no el miedo y lo oscuro), nos acompañen siempre (19:53:57).

miércoles, 27 de agosto de 2014


27 de agosto de 2014. Miércoles.
JAMES FOLEY, PERIODISTA
 
Blanco sobre negro (o inocencia), en el jardín. F: FotVi 
 
-Una muerte injusta, la de James Foley, periodista, como tantas otras, y aterradora. De rodillas ante su verdugo y la cabeza agachada, con la humillación injustificada y bárbara del que se siente vigilado tras una máscara por unos ojos crueles y el arma homicida en la mano izquierda del verdugo, sin duda no tan cruel el arma homicida como el que la sostiene. Humillación esta, en todo caso, sin causa, o por una causa innoble y falaz, inverosímil, propia de otros tiempos de oscuridad y hechicerías, te impongo esta fe, y la aceptas, o a la hoguera, al suplicio. Ya sucedió: fe (o ideología) la que yo impongo, o la cruz. O la guillotina, o la silla eléctrica, o todos los Auschwitz de todos los tiempos. Esta vez el infiel ha pagado con la decapitación, que es un modo de hacer que las ideas rueden por el polvo y escarmienten así de ser ideas libres, distintas, esclarecedoras quizá de bellos sueños aún por explorar, hermosas ideas decapitadas, sin ojos para ver, sin palabras con las que arrojarse al vacío después de ser pensadas, las ideas, sin labios desde donde arrojarse a hacer sus vuelos, sin oídos con los que oírlas en el irse, sin lágrimas, sin risas, todo decapitado, todo se ha ido en el filo de un cuchillo. El terror por el terror. James Foley ha muerto por ser occidental e infiel, y ser creyente, pero no de lo del otro, y eso es causa de decapitación, y sin juicio previo, ni siquiera sumarísimo. Antes, la cárcel, las dudas, los miedos, el llanto, quizá un vuelo de esperanza, «unos días estoy fuerte, y otros flojo”, la dulce compañía de los amigos, «repetimos historias y reímos para romper la tensión», y el rezo, la oración, porque de Dios, a veces, también se vive, «cuando rezo, realmente siento que puedo tocaros, incluso en esta oscuridad», dice James a sus padres; o sea: de Dios, a la familia, tocándola, como en la noche oscura se toca a Dios, y, de ésta, vuelta a Dios de nuevo; si en la oración se roza a Dios en las palabras, su invisibilidad (él es Palabra que se hizo humanidad, se hizo carne, se encarnó), también es tacto para aquel que, en la oscuridad, busca asirse a los recuerdos. Rezar para tocar, Diario; hermosa revelación (20:17:40).

lunes, 25 de agosto de 2014


25 de agosto de 2014. Lunes.
CON SUSPIROS
 
Atlantes de arena, en la playa Las Canteras. Gran Canaria. F: FotVi
 
-Ayer marchó Candela, dio el salto, con suspiros (a sus tres años y  meses suspiraba la despedida, crece en edad y sabiduría)), dio el salto desde el aeropuerto de Alicante al de Las Palmas, con todo un océano (el océano de la Atlántida, dicen) bajo las alas de su vuelo. La Atlántida, donde Platón puso su fantasía hecha poema, o el poema convertido en filosofía. De la sociedad ideal escribe Platón en su Timeo y Critias, o el ideal de sociedad que él soñaba, y que halló en este continente mítico y quizá sólo soñado, pero verdadero por irreal. Quizá la perfección sólo esté en la utopía, o en lo irreal realizable. La justicia y la virtud como columnas de una convivencia feliz; luego les vino a los atlantes la soberbia y el afán de expandirse (olvidaron la justicia) y se los tragó el mar, con Poseidón, el dios de turno, irritado. Los dioses antiguos tenían estos cambios de humor, protegían o no según se levantaran con buen o mal pie, ya saben: saltar de la cama con el pie derecho o el izquierdo. ¿Y cuál es el bueno? Candela, pues, en Las Palmas y que ya en la despedida le dijo a Javi, su tito, algo así como ahora, Javi, te quiero poquito; pero si vas a Canarias te voy a querer todo; o sea: Javi ha de ganarse el cariño de Candela, yendo a Las Palmas, donde ella florece. Una declaración de amor preciosa, al tiempo que exigente. Candela, que todavía es poco en edad, Diario, es mucho, sin embargo, en sabiduría y discreción, ya se ve (20:00:41).

domingo, 24 de agosto de 2014


24 de agosto de 2014. Domingo.
DARLE A LA CAZA ALCANCE
 
Dándole a la caza alcance, desde el jardín. F: FotVi
 
-Ayer escribí; hoy he escrito; mañana, no sé. El tiempo. El ayer pasó, se hizo ocaso y desapareció en la hora 00:00 de la media noche, huyó, con la Luna bajo el brazo, tras vestirse de oscuridad y dudas; el presente está, lo toco, lo siento, lo vivo, es mi lazarillo, pero hasta la hora 00:00 del otro día que ya se acerca; el mañana, sin embargo, ni siquiera sé si está, o estará, porque ido el hoy, quizá sea el mañana uno de los cien pájaros volando a los que nunca se les da alcance. O tal vez, sí; como San Juan de la Cruz, que, tras un amoroso trance, le dio a la caza alcance. Espero, Diario, tras un amoroso trance (¿cuál?), darle a la caza del mañana alcance (21:00:35).

sábado, 23 de agosto de 2014


23 de agosto de 2014. Sábado.
LICENCIADOS EN BANALIDAD
 
¿Nudo gordiano?, en el jardín. F: FotVi
 
-No sé a dónde vamos; pero sí dónde estamos. Estamos ilesos de sabiduría y licenciados, por lo menos, en banalidad y déjeme usted en paz que estoy tratando de dar una cabeza, es la hora de la siesta. Europa y el mundo occidental, sesteando. Mientras otros afilan los cuchillos, y los califatos. Alianza de civilizaciones, se dijo un día, como si alguien pudiera firmar un acta en nombre de esta o aquella civilización. ¿Y qué es civilización, y qué es una alianza? Descríbeme qué es una cerilla, y por qué al rozarla violentamente sobre una superficie áspera, escabrosa, y, mientras es destruida, se hace luz, claridad, llama de colores de pequeño sol poniente. Una cerilla es…; una civilización es… Lo tengo en la punta de la lengua, ahí, donde saltan los sonidos y se hacen palabras, pero no me sale. Tengo pasmada la respuesta en la punta de la lengua. Lo que en un sitio llamamos civilización, en otro puede ser barbarie; o al revés. ¿Qué es más bárbaro, matar con el ave voladora de un cohete en este nuestro mundo más próximo (Gaza, Israel, Siria, Ucrania, Irak…) o con el aguijón envenenado de una cerbatana en la umbrosa Amazonía? Los cohetes matan en racimo; la cerbatana de un modo individual y certero en el gollete (casi nunca -o nunca- de un niño). La muerte, sin embargo, es la misma; es quedarse sin más en el pasmo de no saber jamás qué ha pasado. De pronto, sin aliento, sin conciencia, viajando por el confín sin fin de la nada, o accediendo con asombro a la eternidad, que, según creencias, es esto o lo otro, hasta dar tal vez con el cielo de Dios, donde quizá bullan ángeles alegrando con arpas de diez cuerdas y fugas de Bach la gloria de Dios y sus invitados. El cielo, o vestirse de blanco y estar siempre en fiesta de primera comunión; es decir, cubrirse de amor sin preguntarse qué es y evitar así que te haga témpano o atabal el frío de la nada. ¡Qué ingenuidad! ¿Eh? Pero así es mejor, porque vestirse sólo de muerte y de nada da espasmo, si es que la nada permite que en su helor se pueda sentir nada, ni siquiera a ella misma. Y esto es lo que hay, Diario: el futuro, neblinoso, puzle de un mundo en ruinas, y el hoy, algo así como una madeja de vómito desesperado de tragedia griega, con el coro (el pueblo) lamentándose, pero sin la esperanza del héroe que venga a salvar al coro (19:04:04).

jueves, 21 de agosto de 2014


21 de agosto de 2014. Jueves.
OTRO MODO DE SOÑAR
 
Dibujo de risa, quizá, en el jardín. F: FotVi
 
-«Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar; hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja». Cuando Julio Cortázar escribía estas líneas (Rayuela, 1963) debió verse un Leonardo da Vinci dibujando su Gioconda particular, irónica, dulce, con una boca que sonríe y no sonríe, una boca de aire y sueño, una boca de árboles y pájaros, y un arroyuelo de agua fresca que va de comisura a comisura, lo que su dedo ideó para darle forma, su forma, a lo que ya existía; o hacer irreal lo real, Diario, que es otro modo de soñar y evitar así que la fe en el ser humano se arruine (20:30:53).

miércoles, 20 de agosto de 2014


20 de agosto de 2014. Miércoles.
LA RISA DEL PEZ
 
Oyendo la mar, en la caracola. ABC. F: FotVi
 
-En el ABC de aquellos tiempos, año 2002, y cuando los maestros de la viñeta (Mingote, Mena, Martín Morales…) hacían de su capa del dibujo un sayo estremecedor de poesía y ternura, Mena trazó un tríptico donde se ve a Cándido (su único personaje de miles de historias sin par) observando una pecera con un pez entristecido, cabizbajo, mustio como un labio sin beso, o un beso sin réplica. Es un decir. En el segundo recuadro del tríptico, Mena hace echar a Cándido (con gafas y un pelo huérfano en la calva en forma de caño de fuente), hace echar, digo, una caracola en la pecera, que llegada hasta el pez (tercer recuadro) y colocándosela éste en el oído (dicen que las caracolas llevan el fragor del mar dentro), oye el mar, todo el mar, y ríen entonces el pez, y Cándido, por la risa del pez. El simple hecho de oír el mar, ha convertido en oceánica a la pecera y hecho sentirse libre al pez, y, por la risa del pez, también feliz a Cándido. Pez, que, como diría Dios en un uno de sus salmos (Dios, el poeta), soñaría desde entonces en «trazar sendas por el mar», el pequeño mar océano de su pecera con caracola, y sueños nuevos, quizá. ¿Que por qué cuento esta historia? Por nada en concreto, Diario; o quizá por evitar la rutina de contar siempre la misma trágica historia de horror y muerte, que cada día se inventa el hombre en su afán de destruirse a sí mismo en todo aquello que rompe, porque se mal ama a sí mismo (21:27:11).

martes, 19 de agosto de 2014


19 de agosto de 2014. Martes.
EL PROFETA SE LIABA
 
Olivo de paz, en el jardín. F: FotVi
 
-Habla Dios al profeta y le pregunta que por qué asunto guerrean esta vez los hombres, si por la sal, por el agua, o por el rapto de la bella Helena por Paris, el troyano. El profeta queda asombrado por la pregunta, y tarda en contestarla, o no la contesta. Dios debiera estar avisado de estas cosas, se dice. Pero, entre muchas, el profeta baraja o juega qué respuesta dar. Siempre es la misma estulticia humana, piensa; aquella vez fue por Helena, otras, la rivalidad por la hegemonía (esa cosa) entre Atenas y Esparta, hubo una que duró cien años entre Francia e Inglaterra, por el asunto común de vete tú que esto es mío, o quítate tú que me ponga yo, luego las hubo de religión, 30 años luchando por algo tan fútil como la Reforma y su contraria la Contrarreforma, y la Primera Guerra y Segunda Guerra, mundiales, en la Segunda (Hitler, Churchill, Roosevelt, Stalin), se luchó, dicen, por salir de las tiranías, etcétera: el profeta se liaba sobre qué respuesta dar a Dios. Y se liaba, porque una de las causas más graves y sañudas en las guerras actuales es el nombre de Dios. ¿Yahvéh («el que es» o «el yo soy») o Alá (simplemente «Dios»)? Los unos luchan por Yahvéh y una tierra donde vivir y los otros por Alá y una tierra donde vivir. Pero aquí mandan las iras, las obcecaciones, el odio que nunca cicatriza. En vez de palabras, Diario, hay cohetes, y se muere por causas perdidas. Y, de por medio, Dios, como tantas otras veces. El Dios que es amor, envuelto en guerras. Las espadas no se han vuelto podaderas, como anunciara Isaías. El profeta, pues, calló y Dios comprendió; en su silencio, el profeta calló y Dios, que lee en los corazones, entendió, y se entristeció. Dios, sobre todas las cosas, escruta y entiende los silencios (20:27:37).

lunes, 18 de agosto de 2014


18 de agosto de 2014. Lunes.
SEÑAS DEL HOMBRE
 
Una vez pinté algo, y salió esto. F: FotVi
 
-Hoy, falto de argumentos, quizá, sin palabras a las que agarrarme, sin sentirme apenas yo, solitario como un grano de uva que no hace racimo, dulce pero inútil, casi tétrico, Diario, te regalo este poema antiguo, tan antiguo que es actualidad en mí, y me conmueve. 

Ser hombre es este barro que se mueve
por el alfar de Dios, en primer plano,
este dolor tan ciego y tan cercano,
que quema a sol y al tiempo duele a nieve. 

De la savia de Dios nace y se llueve
este barro que llega a ser humano
brote de amor, florido en labio y mano,
que en mano tiembla lo que el labio bebe. 

Ser hombre, geométrica belleza
en la trampa del barro encarcelada,
sin boquete -no importa que pequeño-
 
para escapar del cerco sin pereza;
escapar como azor con prisa alada,
y ser barro una vez, mas luego sueño.
 
De mi libro Casi amor o cántico, y solo como orientación (20:31:44).

domingo, 17 de agosto de 2014


17 de agosto de 2014.
¿O NO?
 
Candela, y sus estudios. F: FotVi
 
-Esta vez ha sido sin vuelta atrás y hasta el próximo verano, cuando retornen los futuros ardores y hayamos o no salido de la crisis. Con un abrazo chillado de Candela, la familia se ha despedido hasta el año que viene («si viene para mí», he dicho yo), que, al modo de las Coplas de Jorge Manrique por la muerte de su padre, «cómo se viene la muerte / tan callando», que diría él, empiezo a orientarme ya por pesimismos y ciertas melancolías casi hipocondríacas. Sin embargo, a mi contestación pesimista de «si viene para mí», el zumo de naranja y la vitamina 86 + D del «actimel» del desayuno de cada  mañana me han contestado: “Que vendrá». Y, si ellos, además de la media pastillita de Blokium-Diu para la tensión, me dicen que vendrá, creeré que el año que viene (D. M.) llegará también para mí. ¡Lo creo a pies juntillas! (¿O, no, Diario?) (20:37:43).

viernes, 15 de agosto de 2014


15 de agosto de 2014. Viernes.
ROSA HURTADA
 
Rosa hurtada, en el jardín. F: FotVi
 
-Ayer, día ventoso y con llovizna de fino cristal, es un decir. Mengua, pues, del calor ambiental y subida de la temperatura familiar, que, a causa del buen-mal día, según se mire, se recoge más bajo techado, como en un escenario de otoño pasajero. No habrá chimenea encendida, pero sí más palabras cruzadas y más miradas para unir. Lo digo por un servidor, que ha vuelto al disfrute de la familia, y, hoy, con más intensidad: ni playa (descansará el mar, se sentirá más mar y menos bañera de promiscuidad), ni chiringuito, ni sombrilla para dejar pasar la brisa, si es que se digna salir del mar y hacerse contexto de la arena y la mosca incómoda, que merodea por el borde de la caña de cerveza que refresca hasta la gota de sudor que desciende frente abajo del bañista eufórico. Admiro el mar cuando resplandece solitario, ermitaño de su íntima belleza. El mar, en invierno, es otro mar, con más cadencia musical en su belleza, y menos arrastre de detritos, o mugre. Es más ballet que lugar de consumo y vertedero, menos sentina de feas y contaminantes inmundicias. ¡El mar limpio, o la patena del mar! Y, hoy, día de la Asunción, vuelta del calor ambiental, y el del espíritu. Los cristianos celebramos a la Madre de Dios en su absorción por el cielo; absorbida, asunta, elevada al cielo. Antes fue casa de Dios (o Jardín de Dios, si se la llama Carmen) en su vientre; ahora ella es joya perfecta en la casa de Dios. «Llena de gracia», la llamó el poeta Dios al principio de todo; para poder llamarla luego el poeta humano (G. Diego), en su Asunción, «Rosa hurtada». Eso es, Diario: María, el orgullo de nuestra raza, rosa hurtada por Dios, para su recreo y esplendor de su gloria, gloria a la que aspiramos (20:04:35).

miércoles, 13 de agosto de 2014


13 de agosto de 2014. Miércoles.
EUROPA TEME
 
Amor, en el jardín. F: FotVi
 
-El olor a santidad es lo que queda del paso de un santo por la vida; morir en olor de santidad, se dice, o quedar en el buen olor de las obras. En el caso de la muerte de cualquier santo, el fallecido huele a obra bien hecha. San Pablo define al santo como el que creyó y por eso habló; creyó y hablo, y, hablando, amó, hasta el extremo. Quizá no atisbe el olfato humano el olor de las obras, pero sí lo nota el olfato del amor, que nunca falla y que se refugia en la intimidad del alma y de la conciencia humanas. El alma y la conciencia son la concha donde se enclaustra el atento olfato del bien, o del amor. Miguel Pajares, sacerdote católico, misionero, hombre de Dios, por tanto, ha muerto, y lo ha hecho «en olor de santidad». Creyó y habló, y pudo amar, hasta dar la vida. Su cruz ha sido el Ébola, ese malévolo virus, que mata en África y asusta al mundo occidental, mundo donde reside la ciudad alegre y confiada, que todo lo fía al progreso y a la técnica, olvidando, casi de continuo, lo esencial. Como aquella ciudad alegre y confiada de Benavente que se fiaba de la sabiduría de sus próceres, y en los que creía, tozuda e irresponsablemente, a pies juntillas, hasta el caos final. Ahora, el caos y la muerte están en África, ahí mismo, y Europa teme, y quizá en ese temor esté el principio del fin del caos que es la miseria y la desesperación que de ella emana. El padre Miguel Pajares, su muerte, su santidad, Diario, tal vez sea el aldabonazo que necesitaba el mundo para mirar a África y darle amor, con justicia (20:45:32).

martes, 12 de agosto de 2014


12 de agosto de 2014. Martes.
¿A GUSTO DE TODOS? ES DECIR
 
Lluvia, en el jardín. F: FotVi
 
-Por lo de la queja de que nunca llueve a gusto de todos, un día se dijo Dios: «Desde ahora voy a hacer que llueva a gusto de todos», y llamó al CIS y a otras empresas de consulta, para que hicieran sondeos sobre la propuesta. Se trataba de preguntar, democráticamente, cuándo, cómo y en qué lugares, para satisfacer al respetable, debía o no llover; es decir, consultar a tipos de aldea y de ciudad, mendigos y ejecutivos, cómicos  y equilibristas (no a banqueros y a políticos, pues ellos siempre controlan la lluvia, caiga o no caiga, a su gusto), taxistas y perros solitarios, poetas y hacedores de sueños, como el cineasta o el escritor, es decir. Y, tras recorrer todos los caminos y culturas, tierras de bosques y flora, desiertos con dunas y oasis, pueblos libres y esclavos, paganos y creyentes, iglesias, sinagogas, pagodas, mezquitas (salvo a los ateos, por lógica), no encontró unanimidad ni en los individuos ni en los colectivos; además, muchos de estos colectivos, países, ideologías, religiones, estaban en conflicto, guerreando entre sí y con sus fantasmas; guerras de intereses, en todo caso. A veces, en estas guerras aparece el nombre de Dios, pero como excusa o telón de fondo de la sordidez humana. Dios no es revolución ni es guerra, es trascendencia en el amor, y palabra, que, como la lluvia y la nieve que se precipitan de los cielos y riegan la tierra, germina en el ser humano y lo hace dar fruto, unas veces como diez y otras como cien, el fruto del amor siempre; aunque, como suele ocurrir con la lluvia, esta palabra caiga más de una vez en terreno baldío y se pierda; pero, en todo caso, se pierde como amor no correspondido, y amor, al fin, gozoso. No obstante y a pesar de todo, y luego de las encuestas, Dios sacó una conclusión aproximada del gusto de las gentes, y se dijo: aquí lloverá tanto y en estas fechas y allí cuanto y en determinados momentos. Y llegó el día, y se dijo Dios, por fin lloverá más o menos a gusto de todos, y dando un gran suspiró de satisfacción (un suspiro grande, digno de Dios), se dispuso a abrir las compuertas de las fuentes de la lluvia, las abrió, y llovió: y se alegraron la fauna y la flora, el desierto y el trópico, los silencios del poeta y el viento, y sobre todos, los ríos y las charcas donde beben los pájaros y el cordero y los insectos. Dios creyó haber dado, más o menos, en el clavo esta vez; pero, ¡oh sorpresa!, Diario: tampoco en esta ocasión llovió a gusto de todos, pues hubo un cura que dijo: «Vaya, esta lluvia nos ha impedido sacar el santo». Es decir (19:55:57).

domingo, 10 de agosto de 2014


10 de agosto de 2014. Domingo.
UN SIGLO DE TRES DÍAS
 
Como plegarias, en el jardín. F: FotVi
 
-Domingo, y en el exterior de la Ermita de San Blas, en Santiago de la Ribera, junto al Mar Menor, 40º; es decir, un calor de asfixia, de infierno de Dante sin Dante. Y, sin embargo, la iglesia, llena, y la celebración, festiva. Recordamos las palabras del papa Francisco: y rezamos por la paz. En las lecturas se nos aparecen personajes como Elías, el tempestuoso, el que se rio de los profetas de Baal e hizo llover fuego del cielo para quemar la ofrenda del sacrificio, el perseguido, además; otros personajes, Jesús y los suyos, y Pedro, en plan estirado y provocador, y falto de fe: «Si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua»: otro Elías, que luego, como aquél, hallaría la fe y la salvación en la humildad: «¡Señor, sálvame!», sin humos ya y vuelto a la realidad (irracional, a veces) de la fe. Y, entre golpes de abanicos y niños que hacen de niños (es decir, van, vienen: viven) y silencios y plegarias, se va haciendo la eucaristía, que nos lleva, actualizándolo, al misterio de la cruz y de la resurrección. El calor interior es más intenso que el exterior: se nota en los ojos que miran y en las manos, que, de vez en vez, se juntan y, acompañando a las palabras, rezan. Cuando predico, todavía me entran nervios, pero más si me graban; y hoy me han grabado; cuando más tarde me oigo, oigo a otro, y en el otro, perversamente, me critico a mí mismo, y no soy muy benevolente. Mejor que las palabras caigan en el alma de quienes las oyen, den su fruto, y que luego se las lleve el viento. La familia, con Candela, se marchó el jueves, y a tres días vista, Diario, parece un siglo; un siglo de tres días, que los hay (20:46:26).

sábado, 9 de agosto de 2014


9 de agosto de 2014. Sábado.
LÁGRIMAS DE USAR Y TIRAR
 
Espinas (o sufrimiento), en el jardín. F: FotVi
 
-En un adiós o despedida, lo más íntimo y sensible de uno queda en el pañuelo (o sonador), dijo el sabio. Se refería a las lágrimas. Ahora, en vez de pañuelo, se usa el clínex, que al ser desechable, y al tratarse de lágrimas, serían lágrimas de usar y tirar. Lágrimas en un clínex, o lágrimas efímeras, como un parpadeo. El clínex es la traducción fiel de lo que es y significa la posmodernidad; la posmodernidad, o ese modo «light» de ver las cosas, estado de semi-somnolencia ante lo eminente y aventajado, ya sea asuntos que atañan a la filosofía, a la educación, a la teología o envoltorio de la fe, a la política, al trabajo; es decir, a todo lo que suponga esfuerzo o brío en cualquier actividad que no sea festiva; o …«las cuestas abajo yo me las subo», que diría el refranero. Subir cuestas abajo es lo que hace nuestro mundo posmoderno. La modernidad, que trajo la comunicación, la razón, la industrialización, y un determinado progreso, hasta en valores humanos, se ha convertido en un «cuesta abajo que se sube». La posmodernidad es un refresco «light»: que sea sin alcohol. Y para contemplar la tierra nueva y los cielos nuevos, Diario, las drogas, ese otro modo light de ser feliz y destruirse, con consciencia también «light», por irresponsables (21:56:53).

jueves, 7 de agosto de 2014


7 de agosto de 2014. Jueves.
CELEBRACIÓN AGITADA
 
Felicitación a la familia, en el jardín. F: FotVi
 
-Un servidor, habitante solitario durante todo el año de un espacio en la Torre de la Horadada, un espacio entre el Pueblo Latino y la autopista A7, he vivido estos días en la celebración agitada de lo familiar. La familia más directa de un servidor es corta, con la brevedad de sus cincos miembros, por lo que la elevo, sin exagerar, a la categoría de piedra preciosa única. Somos cinco de familia, como las vocales; vocales con las que se forman todas las palabras y sin las que sería imposible saludar o decir amor, o sencillamente gracia. Somos cinco vocales, pero, de entre todas, sobresale una, constante e influyente, y abierta, que es la A, o Candela. Es la A del vocabulario familiar que llena todo nuestro Diccionario de bullicio y de vida, la que de la A, a la Z, es ala y es zafiro, y mar y ave, y todo el caudal de su río de letras que dice cosas e inventa historias, y que hace las palabras y las dice, y las representa. Con el padre de Candela, sin embargo, ya no somos cinco vocales, sino seis; o sea: cinco minúsculas y una mayúscula: la I de Isra. Pero, aunque seamos seis, todavía formamos una familia corta, por lo que no es difícil caber todos en el corazón de cada uno. Nos apretamos un poco, y ahí estamos todos, en cada corazón, casi latiendo al unísono, y dándonos aliento el uno al otro, o un boca a boca fantástico. Durante una semana, pues, he dejado de ser habitante solitario y me he convertido en ermitaño con familia, afortunado. Hasta hoy: día en que se ha acabado el gozo de la fiesta familiar; pasan los días de vacación y llegan las obligaciones, y la proximidad se hace distancia, aunque siga el amor. Me pongo la mano en el lado del corazón, Diario, y me noto a Candela ahí latiendo, de veras, es la vocal, que de la A, a la Z, llena todos mis silencios de palabras (21:10:36).

miércoles, 6 de agosto de 2014


6 de agosto de 2014. Miércoles.
SOPLO DE BRISA
 
Soplo de brisa, en el jardín. F: FotVi
 
-En verano, un soplo de brisa es caricia y es alivio, un pequeño milagro de la naturaleza, decimos; en invierno, por el contrario, un tenue rayo de sol, su exigua lumbre, nos conforta y vigoriza: otro milagro. El soplo de brisa de este verano, sin embargo, no es climático, sino humano; un soplo de brisa como el que abrió los ojos a Elías en su cueva del destierro a una presencia misteriosa, ha servido de alivio a tanto horror político y económico, y más, corrupto. Hiede todo, como una cloaca: es el hedor de la miseria espiritual que nos rodea, más pestilente que cualquier otra miseria orgánoca. Pero, sin embargo, no todo es mal en el mundo; ocurre que el mal tiene mayor difusión, y, en un ambiente de materialismo insensato, asnal, sólo cuenta llenar la caja, ponerle ceros a la derecha al capital, hacer negocio. Pero, de pronto, un ángel aletea sobre nuestras cabezas y hace que el aire se mueva y sea posible la caricia de un leve soplo de brisa que alivie de tanta desventura y dislate. El ángel se llama Miguel, de apellido Perales, y viene de Liberia y del ébola; es decir, viene de la pobreza, donde no hay más dividendos que el de dar y recibir amor. En la pobreza, se da amor y se recibe gratitud, que es el amor elevado al infinito, donde el creyente cree que habita Dios. En este verano tórrido y sin asideros morales ni éticos, no está mal, Diario, recibir un soplo de aire fresco que alivie este ambiente insano y las otras miserias del espíritu. ¿No te parece? (20:37:29).

martes, 5 de agosto de 2014


5 de agosto de 2014. Martes.
LA SERPIENTE QUE TIENTA
 
¿Tentación, en el jardín? F: FotVi
 
-Mis sentimientos son de pureza; pero mis acciones, quizá no tanto, dijo el sabio. Antes, san Pablo, el apóstol de la Letra, como lo definiría Unamuno, lo había escrito en su carta a los romanos: «En efecto, el deseo de hacer el bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero». El mal, o la metáfora de la serpiente que tienta y desconecta inteligencia y voluntad. La inteligencia sabe y dicta: «Haz esto; haz aquello», se trata de hacer lo recto, lo que concuerda con la ley y el bien; pero la voluntad se queja: «Hago el mal que no quiero». Quizá lo que le ocurre a los corruptos: ya sean jueces, políticos, gerifaltes financieros, tontos, listos, clérigos sin clerecía, señores de la paz que hacen la guerra, deportistas…Pero en algunos de éstos, sin embargo, inteligencia y voluntad parecen coincidir para hacer el mal. Tal vez ocurra esto, que sentimientos y acciones, en éstos, son una misma cosa: instinto de corrupción. ¡Y que a éstos, Diario, les toque gobernarnos! ¡Malaya la suerte!, que diría el clásico (20:22:42).

lunes, 4 de agosto de 2014


4 de agosto de 2014. Lunes.
GOTA DE AGUA
 
Gotas de agua (o Don de la ebriedad), en el jardín. F: FotVi
 
-Una gota de agua, alivia; una pequeña porción de verano, agobia. La gota de agua es liviana, apenas pesa; la pequeña porción de verano, sin embargo, es densa y suele derribar voluntades. En verano se suelen leer (el que lee) tórridas novelas, también denominadas best-sellers; historias convulsas estas que captan la atención y aligeran la modorra. Sin decir nada, dicen todo; y, en muchos de los casos, hasta mal dicho, no son libros para el goce literario. Al modo de Alejandro Magno el célebre nudo gordiano, se trata de ver cómo desenmaraña lo enmarañado el autor. En los best-sellers, la trama lo es todo, con el supremo autor (o bestsellero), poderoso artífice del devanar de los hilos, que decide en qué momento y lugar acaba lo que él solo sabe por qué y en razón de qué lo empezó. Un best-seller nunca llega a viejo, pasada la floración, muere; podría decirse que es flor de un día, luce mientras dura el acoso editorial y publicitario. O sea: muerto el perro, se acabó la rabia. Yo prefiero estos versos (gota de agua que alivia) de Claudio Rodríguez, quizá los más puros y alegres, y luminosos, que jamás haya leído. Éstos sí que son un best-seller de la belleza y la humildad; para mí, la meditación de esta tarde; y dicen así: «Como si nunca hubiera sido mía, / dad al aire mi voz y que en el aire / sea de todos y la sepan todos / igual que una mañana o una tarde» (Don de la ebriedad). Ebriedad de emoción, Diario, como la de tocar el agua del mar y dejar que se lleve todos los hermosos sentimientos de uno para que otros los toquen y los sepan, y los celebren (20:08:46).

sábado, 2 de agosto de 2014


2 de agosto de 2014. Sábado.
PARTICIÓN
 
Compartiendo espacio, en Las Canteras. Las Palmas
 
-Multiplicar cinco panes y dos peces, ya se hizo una vez, y, si se hizo una, se pueden hacer mil. Sólo basta con que el que posee los cinco panes y los dos peces, tenga voluntad primero de partirlos y luego de repartirlos, que es otra partición, pero más hermosa. El partir se hace con las manos, el repartir, con el corazón. Sin manos ni corazón, es muy difícil (imposible, diría yo) hacer llegar cinco panes a una multitud hambrienta. En aquella ocasión, y como dicen las Crónicas Evangélicas, «comieron todos hasta quedar satisfechos», como en la mesa del pobre, donde lo poco o lo apenas suficiente siempre llega y satisface. El exceso, harta; lo justo, deleita. El empacho lleva a la resaca, y al vómito; lo parco, compartido, al gozo. Comprobarlo, Diario, es entrar en el reino de la sabiduría y de la solidaridad (19:18:46)

viernes, 1 de agosto de 2014


1 de agosto de 2014. Viernes.
FELICIDAD, O  EL «CASI NADA»
 
Paisaje celeste, desde el jardín. F: FotVi
 
-Se es feliz si no deseas nada más allá de lo que posees o puedes abarcar. Un paisaje te hace feliz, porque lo puedes abarcar con la vista y quedártelo como un regalo de la naturaleza; un paisaje queda en los ojos y en el alma, y allí se repite y se goza, como un bello recuerdo, siempre en acecho para ser evocado. Poseer lo justo, sin angustias, sin el sobresalto de la carencia, te hace feliz; poseer más allá de lo justo, de lo necesario, crea inquietud y cuidado, tanto tal vez como el carecer de todo. Ser feliz en lo pequeño, en lo mínimo, o en el «casi nada», Diario, es augurio de una vida en paz y dichosa, hasta saludable (19:36:55).

jueves, 31 de julio de 2014


31 de julio de 2014. Jueves.
SIN CARETA
 
Dorian Gray, en el jardín. F: FotVi
 
-Si me encontráis por la calle, desviad la vista, no me vayáis a confundir o con la bruja malvada, que diría Candela, desdentada ella, la bruja, o con el lobo feroz ya ancianito y con bastón y con sólo un diente lanzando destellos como aviso de su fiereza, antigua. Ando de dentista y, por avatares del guion, he tenido que dejar mi dentadura en la consulta del médico para que sea remodelada, reciclada, y posibilitar así que sea eficaz en el decir y en el yantar, que diría el clásico. Si hablo, no digo, sólo arrojo palabras bufas y mojadas, y si me miro en el espejo, no me reconozco, tan otro soy; el espejo, esa especie de pequeña charca donde vas cayendo cada día al mirarte hasta que, al final, no te ves tú, sino a otro que nunca hubieras pensado llegar a ser. El espejo, engullidor de años y de vida, y de vanidades. En el espejo mueren rosas y nacen decepciones. Que lo diga si no la madrasta de Blancanieves, o el mismo Borges, que habla del «horror» que sentía a los espejos: los miras y te miran, y en ellos, dice, te ves definido. Porque, al fin, te ves como el espejo quiere, y no como tú desearías. Aunque, en realidad, cuando la madrasta de Blancanieves pregunta al espejo quién es la más bella, le está revelando su subconsciente, que es el que, a través del espejo, le da la respuesta. No eres tú la más bella, le dice o se dice a sí misma la madrasta, que disimula de este modo su conocimiento doloroso de la verdad. La verdad y los espejos, Diario, o la imposibilidad de vivir en la hipocresía, o de engañarse uno a sí mismo, siempre. Puyol se ha mirado en el espejo, quizá, y se ha visto como es, no como había aparentado o simulado ser; el espejo, sin duda, le ha quitado la careta y se ha reconocido el Dorian Gray que ha sido y sigue siendo (21:14:09).

miércoles, 30 de julio de 2014


30 de julio de 2014. Miércoles.
RATITA PIADOSA
 
Paz blanca, en San Pedro del Pinatar. Murcia. F: FotVi
 
-En los periódicos y revistas de entonces (hablo de pocos años atrás) las viñetas en la prensa de papel solían ser ventanas abiertas a la lírica, al humor, la ironía, la política, la ternura…; eran remedio para el mal sabor de boca, quizá, que nos podía dejar la adversidad del cada día hostil o azaroso en el que vivíamos. (Yo vi a Dios reír con alguna de aquellas viñetas: lo vi reír en mí, que soy, dicen, lugar en el que él habita. Y si habita en mí y yo río, supongo que, por mínima corrección y contagio, me seguiría él; bueno). Estas viñetas, digo, solían ser poemillas o textos de filosofía grácil, que trataban de asuntos sociales, políticos, religiosos, y aun divinos, pero con la ligereza de un verso de Alberti o el peso sin peso de una hoja que cae. Un 15 de diciembre de 2001, Mingote dibujaba en ABC, con la gracia de sus formas barrocas y limpias, fáciles, un ángel con una pancarta en la que, bajo una estrella navideña con su cola de luz, se leía: PAZ; ángel al que seguía un grupo de gentes con estacas y furia, que gritaba: ¡AL PROVOCADOR! Sonreías, cavilabas y hasta te estremecías, pensando que, según estaban los tiempos, aquello pudiera ser reflejo de la realidad. Viñetas, en todo caso, que, con el regalo de una sonrisa, te hacían pensar y hasta sentir un pequeño golpe de ternura en los adentros, donde ejerce el espíritu. Ayer, también en ABC, una viñeta de JM Nieto, y en su rincón Fe de ratas, pintaba un díptico en el que se veía una rata recogida y piadosa rezando en el banco de una iglesia. Rezaba a un Cristo que se adivinaba en una esquina del dibujo; en la Primera ventana del díptico, la rata decía: «Señor, ayúdanos a evitar la extinción de los linces…;… de los elefantes, de las ballenas…;… y de los cristianos en los países con mayoría musulmana». En la segunda ventana, y en su tertulia con el Cristo, añadía: «Esto último no te lo esperabas, ¿eh?. Es decir, una rata juiciosa y teresiana. El dibujante nos advierte, pues, con ternura y gentileza, de la hipocresía de nuestra sociedad, que, ante la persecución y muerte de cristianos en medio mundo, los hay que miran a otro lado, o sencillamente ni miran; es bueno salvar linces, ballenas, rosas de Jericó, Diario, pero más, personas, en Nigeria, en Sudán, en Siria, también en Gaza, que son palestinos… ¡Eso es, ratita, salvar personas! (19:39:33).

lunes, 28 de julio de 2014


28 de julio de 2014. Lunes.
NUEVA YORK, ABISMO AL REVÉS
 
Vértigos, en Nueva York. F: Isra
 
-Tan haz de monolitos hasta los cielos que es, Nueva York se les acaba, sin embargo, a Isra y Paqui, mis sobrinos. Del martes 23 al martes 29: una semana haciendo de los ojos vértigo de la ascensión. En Nueva Yorrrk (como dice Candela, rayando la erre de York en la pronunciación: -¿Dónde están tus padres?; -En Nueva Yorrrk -dice); en Nueva York digo, se mira, asombrándose, la altura; pero sin apenas cielos que ver. Los cielos, en Nueva York, son el fondo de un abismo al revés. Por allá pasa una nube, quizá la nube de la niña que vendía nubes en el cuento de Elena Poniatowska, y apenas se ve, tan allá abajo corre, en el más allá de las moles de hierro y cemento, en ese irse sin fin de la ciudad hacia el arriba, pero sin llegar jamás al cielo. Nueva York es un ¡oh! de asombro en los ojos y en la boca, teniendo que subir muy alto para ver un poco de su altura, justificando así el ¡oh!, que acaba por aullar. Y, conforme se sube, se agranda el ¡oh! y se acrece el vértigo, y huye el cielo. Ya lo dijo García Lorca en Poeta en Nueva York: «Pero yo no he venido a ver el cielo»; Nueva York es subida, subida que baja al abismo de la altura, prescindiendo del cielo. Nueva York es una levitación, una atalaya sin vistas al alma, con un ¡OH! enorme que se come la boca del que lo dice; primero los labios, luego la lengua, y, al quedar sin palabras, queda sólo el ¡OH!, en el vértigo o aturdimiento de la altura, pero sin alma. ¿O el alma queda abajo, en el cielo de abajo, en la calle de abajo, donde un negro con trompeta pide una moneda por un poco de jazz o un niño corre detrás de una mariposa, felizmente sin alcanzarla, en Brooklyn Bridge Park? Con todo, Diario, me gustaría volver algún día con el poeta a Nueva York, para, al igual que Paqui e Isra, hacerme un ¡oh! grande donde pudieran caber quizá un cielo y una tierra, nuevos, y, si posible fuera, un alma de poeta, libre (19:59:15).

domingo, 27 de julio de 2014


27 de julio de 2014. Domingo.
DÉBORA O LA AVISPA
 
Aleteos ¿de avispa?, en el jardín. F: FotVi
 
-Juez es quien, en asuntos de ley, y con la sabiduría y la autoridad que dan el estudio y el pueblo, y el sentido común, a veces, puede juzgar y sentenciar. Dios es Juez, que juzgará (es decir: someterá a ley, a su ley, a la del amor) a vivos y muertos. O eso creemos. El pueblo de Israel, en tiempos (desde la muerte de Josué hasta la monarquía, y por considerar que sólo Dios era su rey), eligió jueces para su gobierno en vez de reyes. Y juzgaban según la ley de Dios. Antes de los reyes, en Israel los jueces ordenaban y esclarecían la convivencia, propiciaban la paz, resolvían, restañándolos, pleitos. Desde Otoniel, o león de Dios, el primero, hasta Jaír, o el que alaba, el último, en Israel hubo 17 jueces, y una jueza: Débora, que significa abeja o avispa. Vino a ser algo así como la juez Ayala de entonces. Débora se sentaba bajo una palmera y allí escuchaba y, tras sopesar los pros y los contras, dictaba sentencia. Ella, profetisa además, liberó a su pueblo del tirano Sísara, que oprimía a Israel. Y yo me pregunto: ¿Nos librará la Débora o avispa Ayala de la tiranía de la corrupción que nos oprime? Al menos de una parte, parece que sí. Y una última noticia (que ya no lo es): Puyol (Jordi, el padre de la saga de los Puyol), se ha confesado corrupto; es decir, ha robado. Primera parte de la confesión, pero falta la segunda: devolver lo robado. Y como se suele decir bella y líricamente, por el pueblo: ¿caerá esa breva, Diario? En este caso se trata de una breva secesionista y catalana, y que sabe a Mas y a paraísos fiscales, dicen (21:30:55).

viernes, 25 de julio de 2014


25 de julio de 2014. Viernes.
GOTERÓN DE FUEGO
 
Fuego, en un jardín de Estambul. F: FotVi
 
-Es ardoroso este verano, como un buen y añejo vino de Jumilla. Ardoroso; es decir, con fuego dentro. El vino de Jumilla lleva dentro (o llevaba, quizá) el fuego de la tierra que llamea en sus vides. Tierra ésta de arrebatos solares, que se reflejan en el termómetro y en las noches tórridas, que aparcan el sueño como si éste fuera una mala pesadilla. Un poeta, Julio Mariscal, llama al verano «goterón de fuego» y, recordando quizá el trigal (espiga y caña o columna izada con capitel), también lo llama: «mies de sol». Estamos, pues, gustando las mieses del sol; es el tiempo. Con Santiago Apóstol, que hoy celebra su onomástica. Él, también caluroso en el ánimo, pidió a Jesús de Nazaret que hiciera bajar fuego del cielo sobre los samaritanos porque no los habían recibido bien. Jesús, luego de llamarlo «hijo del trueno» (al igual que a su hermano Juan), y pedirle calma, lo haría del grupo de sus íntimos. Hoy celebramos, pues, la calentura del verano y el trueno de Santiago, que, al fin, dio la vida por predicar el evangelio, donde se dice que el amor, incluso al enemigo, Diario, es la única moneda de cambio en el mundo y cielo nuevos del Reino de Dios; sin amor, todo es vejez, y declive, hasta de la misma Historia, aunque parezca que a ésta sólo la mueva el odio (20:12:20).

miércoles, 23 de julio de 2014


23 de julio de 2014. Miércoles.
¡DÍA!
 
Saludando el día, en el jardín. F: FotVi
 
-Se me aparece el día y, simplemente diciéndolo, lo canto. ¡Día!, digo, y, aun sin pronunciarlo, oigo su música en las manos, en los ojos, en el alma. Todo vuela, dentro y fuera de mí. El alma tiene oídos que escuchan hacia el interior, que es donde más se vive la vida. Gozar el instante, qué milagro. Sin embargo, me entristece el ser humano en el que sólo vive la destrucción y la insidia. Los destructores (metamos aquí a los revolucionarios, los inquisidores, los tiranos, los que, en un diálogo, jamás ceden la palabra, los tontos que se creen genios…) nunca construirán -es un decir- ni la pirámide de Keops ni El entierro del Conde de Orgaz; ni Keops ni el Greco pertenecían a la jungla de los destructores. Eran artistas; o sea: artífices de algo novedoso, porción o trozo ellos mismos de la maravilla que creaban. Ambos (Keops y el Greco, soñadores) dejaron su obra, que luego destruyen -es un decir- o los hombres de Hamás, o Netanyahu, o un tal Putin, o los esbirros de Boko Haram, como antes lo hicieran o un Hitler o un Stalin, y una lista interminable de funestos servidores del mal, que, de vez en vez, incendian el mundo. Al despertar, suelo decir ¡día! con fuerza, en mi interior, para, al decirlo, oír su música, la de la palabra que lo dice, y sentir así que vivo y que, como diría el de Asís, en aquello que digo, Diario, hago loa del Creador. ¡Ah, el día!, y el día me oye y, conmigo, oye su música y es más día; día hasta que el sol hace su ocaso y cierra los ojos al milagro (21:00:57).

martes, 22 de julio de 2014


22 de julio de 2014. Martes.
LA VERGÜENZA DEBIÓ SER PINTORA
 
Escondiendo sus vergüenzas, desde el jardín. F: FotVi
-La vergüenza debió ser pintora, pues, cuando se tiene, saca los colores. Cuando se es vergonzoso; es decir, cuando se tiene vergüenza, ésta, si hay quien la hostiga, suele manifestarse coloreando los pómulos. La vergüenza, como el lienzo del pintor, se transforma coloreándose con el pincel hábil y portador de tonos sutiles de color, que el mismo pintor arrima a la tela y la hace arte manchado. Velázquez y Picasso mancharon de arte telas excelsas, con realismo o echando mano de lo irreal o subversivo, del surrealismo más sugeridor y lúdico. La vergüenza, que puede ser mucha, poca o nula, o de escasa calidad, se manifiesta cuando es tocada en su dignidad; cuando se la agravia. Ayer, a mí, por actitudes ajenas de otros, me saltó la vergüenza a la cara. O sea: sentí vergüenza ajena. Al ir a pasar el ITV del coche, sentí la vergüenza de la desconsideración y el vejamen. Primero te esquilman: 53,10 euros por un papelito que te permite engrosar, hinchar una cola, en la que, bajo un sol de justicia, permanecerás casi dos horas, a la espera de que te toque el turno para que miren el coche y detecten si parpadea un intermitente o cierra bien una puerta. Hay tres colas a la espera y 4 ó 5 operarios que van de un sitio a otro, secos, hostiles, y como perdonando vidas: marcha atrás, freno de mano, acelera, luces, la larga, y así hasta que se mete el hidalgo en un foso y, como apenas oigo, te grita para que des bandazos con el volante y no sé qué más, hasta que, con cara  de pocos amigos y un papel que cimbrea en sus manos, te manda que salgas del hangar y esperes. Y, luego de un tiempo, aparece el huevo de Colón: todo bien, un año, y sientes la espalda del perdonavidas como un reproche por haber nacido. ¡Desgraciao!, parece que te dice su espalda. Y en el Banco; el jueves estuve en el Banco y, con un escalofrío, comprobé cómo me robaban mis pocos ahorros entre no darme apenas intereses y cargarme las más variopintas clases de comisiones. No hables más, me dije, no te vayan a cobrar por hablar y hacerle perder el tiempo a la empleada de turno. Adiós, adiós, y sales del lugar disimulando tu sombra, no te la vayan a afanar. La vergüenza debió ser pintora, pues, a veces, Diario, te saca los colores, y te pinta la cara de incauto (19:53:55).