30 de mayo de 2019. Jueves.
LA JAURÍA MÁS
ZAFIA
Entre el caos, la vida, en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi |
-Hay veces, que, al despertar, me santiguo,
empezando por el amén y terminando por el principio. Es decir, digo: «Amén», y,
con la señal de la cruz, sigue todo lo demás. «En el nombre del Padre, del Hijo…»,
etcétera. Dar comienzo el día con el amén, es como firmar un cheque en blanco a
Dios. Amén a la risa, amen al llanto; amén al silencio, amén a la claridad; amén
al renglón torcido, amén al renglón rectilíneo; amén a todo, menos a la idiotez
y a los que meten sus garras en la intimidad –preciosa y sagrada– de otra
persona. Arrecia la tormenta y la impostura en las llamadas redes sociales. En
ellas se alardea de todo, hasta de la miseria más indigente; más miserable.
Tras el suicidio de Verónica, esa chica que se vio acorralada por la jauría más
zafia y rencorosa, estoy pensando dejar toda esta farsa de vanidad y de
apariencias, toda esta herrumbre que son muchas veces las redes, mal llamadas
sociales. Deberían llamarse redes salvajes. Pues más que comunicar, dar noticias,
ensanchar el conocimiento, en demasiadas ocasiones, degradan, envilecen, pervierten.
Esas trampas. Ese circo de las risas y los llantos, con las vidas ajenas como excusa
de representación, Diario, que mata y sin responsabilidad alguna posterior, que remedie la
muerte, que corrija el descrédito, esas vidas destrozadas (17:57:20).