8 de junio de 2019. Sábado.
UN DOS TRES
Luna escondiéndose, con miedo. Torre de la Horadada. F: Fotvi |
-Sin quererlo se me están difuminando las fantasías,
los bellos espejismos de la juventud. Aquellas noches de ensueño y risas, unos
sentados, otros de pie, y los niños tirados por el suelo. Ante la mágica y didáctica
televisión en blanco y negro, llena, sin embargo, de colorido y sugestión. Eran
tiempos en los que apenas había unas pocas televisiones en el pueblo. No
agolpábamos todos donde nos dejaban, benévolamente, y allí nos llenábamos de
espectáculo. El artífice de todo ese juego, el inventor de la tele del
entretenimiento y del bello aquelarre para niños y mayores, era Chicho Ibáñez
Serrador, que ha muerto. A los 83 años, deteriorado el cuerpo pero fluida y
despejada de cabeza. Con su Un Dos Tres,
en el que la calabaza Ruperta incordiaba y Don Cicuta, con su barba a lo Valle
Inclán y su campana, trataban de ahorrar, y las azafatas, con sus gafas enormes
y sus minifaldas exiguas, casi decorativas, divertía y enganchaba a la tele a
chicos y mayores, y daba felicidad en tiempos de dificultades y escaseces. Hizo
otras cosas, como aquellas Historias para
no dormir, que, tras su visión, nos íbamos a la cama con los miedos metidos
en el cuerpo y sospechando, con recelo, de cualquier sombra o ruido que nos saliera al encuentro. Ha muerto un gran
inventor de quimeras e ilusiones, descanse en paz. Si me lo permites, Diario, un
servidor, agradecido, rezará por él, porque me hizo llorar y reír, y soñar, y sobre todo, volar (18:58:11).