26 de septiembre de 2019. Jueves.
DIEZ
KILÓMETROS
Peligros de la selva, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Hay señoras que al
levantarse por la mañana se dicen: «Tengo que andar diez kilómetros para estar
en forma». E ilusionadas, se lanzan a correr y así se conservan líricas y
bellas, formidables. Se trata de señoras del primer mundo: en el que, a veces, aunque
sea con dificultades, se come, se corre y se suda, por deporte. Pero ocurre
que, en otros lugares de nuestro planeta, una señora se levanta por la mañana y
se dice: «He de andar diez kilómetros para poder traer un poco de agua a casa»,
y se lanza a andar por caminos de tierra y maleza, con peligros ciertos a ambos
lados del camino, y la duda de si habrá o no agua. Pero llega y hay agua, y,
con sus manos rugosas, lanza el recipiente y abajo suena el agua, y en su corazón
se desata un nudo de alegría: el agua le alegra el cuerpo y le da fuerza para
volver, tal vez cantando, a su hogar, donde la esperan toda clase de proezas
para salir adelante en la vida, con los hijos, con el marido, con su pobreza,
con su dignidad, de tanta belleza, Diario, como la otra belleza, escultórica y
delicada, de las señoras del primer mundo, tan ególatra y despótico, a veces, y
tan endiosado (18:58:29).