jueves, 21 de enero de 2021

21 de enero de 2021. Jueves.
SED DE DONACIÓN

Tengo sed, dijo Jesús. Catedral. Murcia. F: FotVi

-Hoy, con el sol irradiando, subrayo un gesto de Jesús en la cruz. Jesús, a punto de expirar, todo él hecho un coágulo de sangre, siente sed, y lo dice: «¡Tengo sed!» Él, que se ha encarnado, que se ha hecho carne, siente la ansiedad humana de la sed. Y, al decirlo, presiente el alivio del agua en sus labios, casi saborea su frescor. Un soldado lo oye, y acerca una esponja a sus labios. Jesús se esfuerza por llegar a la esponja. Forcejea con su impotencia por llegar. Alarga toda su sed y sus labios a la esponja. Pero siente que la esponja, al gustarla, está empapada en vinagre. En los días del hombre también hay días de sed. Es decir, hay días de ansias, de ilusión, de afanes, un insistente anhelo de justicia, de amor: una sed de donación. El mundo, la vida, son duros, casi terribles: nos duelen la muerte y la esclavitud, nos angustian el hambre y la mentira, nos perturba todo lo que es egoísmo e hipocresía. Estos sentimientos rebeldes revelan un modo de generosidad, de humanidad. Y es entonces cuando nos damos cuenta de que el amor, más que una ocasión de júbilo, es, además, un tiempo de dolor; en el que no hay redención posible sin el vinagre acerbo, desabrido, del sacrificio, incluso cruento, brutal, de quien se erige en redentor. Como diría el poeta, Diario: «Redimir es un modo hermoso de sucumbir, / una manera, aún no entendida, / de resurrección, de liberación»; pero siempre precedida por un suplicio personal y generoso de inmolación, de ofrenda, de cruz. La cruz: una nueva encarnación de Jesús en el dolor, donde sigue habitando la pobreza, y toda su sed (10:48:05).

miércoles, 20 de enero de 2021

20 de enero de 2021. Miércoles.
COMO LAS ÁGUILAS

Águila sosteniendo el cielo, en vuelo. F. Googel 

-Turbio el día, oscuro, como un despojo de pantano umbrío. Mis ojos, hechos al sol, se visten de monje y se calan en la cabeza la capucha parda de la tristeza. El día, así nuboso, se disfraza de pandemia. La ciudad parece un carromato cargado de despojos. Mientras, los políticos entran en lid, se pelean. Menos mal que leo a Isaías y despierta mi esperanza, que la siento agonizar en la punta de mi lengua, a punto de gritar con el salmista: «¡Señor, no me escondas tu rostro!» Isaías me anima: «Los que confían en el Señor, renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas». El águila abre sus alas y parece llenar el cielo con su vuelo, lo llena todo de su presencia poderosa. Un águila volando es un cielo abierto, sosteniendo el otro cielo de arriba. Ahora que me fallan los pies, en la ancianidad del júbilo, volar con las alas de la fe y el amor, es un milagro de la esperanza. «El optimismo defrauda, la esperanza, no», decía el Papa Francisco, en su visita a Fátima. Yo añadiría: «Súbete al caballo del optimismo; pero vuela con las alas de la esperanza». Imaginad un libro. Como todo libro, Diario, el libro de la esperanza consta de una portada y de la contraportada: en la portada se lee: «Esperanza», y en la contraportada: «Estás vivo, has podido volver la hoja, y leerla». Concluyo: felicítate, y da gracias (11:46:35).

martes, 19 de enero de 2021

19 de enero de 2021. Martes.
LA NOCHE DEL ALMA

Con luz dentro de sí, iluminando su noche. T. de la Horadada. F: FotVi

-Todo es tristeza: el covid desbordado, sin tregua para la piedad, hiriendo acá y allá, matando amores; la economía –dicen los expertos–, por los suelos, donde hocican los cerdos y donde se complace la miseria; el gobierno, con Sánchez –ese parásito del poder, legal– perdido: no dice, no contesta, se ha esfumado, no está, es un fantasma; la borrasca Filomena, con la cólera de un meteoro irritado, tirando nieve a espuertas, borrando así la idea idílica y deleitosa de la nevada, su blanco manto apacible; y, ahora, la lluvia torrencial, con vientos fuertes, inundando nuestra esperanza de desesperanza, llenando nuestro llanto de preguntas. «Y todo esto ¿por qué, por qué?», nos preguntamos. Nada parece racional, todo anda herido, enfermo. Creíamos que 2021 iba a ser un año distinto, más amigable que 2020, más habitable, y estamos viendo que no, que poco a poco está descoyuntando al mundo, que lo está poniendo bajo el zarpazo de su garra, más irritado que el 2020. Sin embargo, una leve luz aparece en el horizonte: la vacuna, ese don que nos hecho la ciencia, como un hallazgo profético. Yo, que creo en Dios, me aferro a la esperanza, porque como oí decir a un personaje de la película Star Wars VIII: «La esperanza es como el sol, si sólo crees en él cuando lo ves, nunca superarás la noche». Y se trata, Diario, de salir de la noche, aunque sea con la luz que uno lleva dentro; pues Dios, a su paso por tu vida, siempre va dejando algún rastro de su luz, como una brasa entre cenizas, que, al soplarle, brilla, y enciende la noche del alma, le indica salidas, atajos, la libera (12:14:20).

lunes, 18 de enero de 2021

18 de enero de 2021. Lunes.
CARIDAD Y PUBLICIDAD

Humildad del brote, que será fruto. T. de la Horadada. F: FotVi

-En este tiempo de pandemia, hay muchas personas que viven de la caridad: de poner la mano de la humildad para que otra mano –llena también de humildad, anónima–, le proporcione el pan que quita el hambre. La caridad esconde la mano que da y la mano que recibe, como un ejercicio de respeto a la dignidad de la persona que socorre y socorrida. Nunca la mano que da es más digna que la que recibe. Decía Jesús: «Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha». La caridad y la publicidad se dan la espalda. Como el fuego y el agua. «Qué verdad, / qué limpia escena la del amor, / que nunca ve en las cosas / la triste realidad de su apariencia», cantaba Claudio Rodríguez. La publicidad es el germen, la génesis de un nuevo e incontrolado pecado original: el de la vanidad. El amor se construye y se habita en el silencio, como el llanto verdadero. Detesto las listas de los que hacen caridad. No pretendo quebrar una ilusión, abogo sólo por una liberación. Liberar el trigo de la paja o el metal precioso de la ganga, de la escoria, es oficio de los que tienen la responsabilidad de defender lo puro, lo honesto, lo que es aleteo y no vulgaridad. Hay más verdad en el oro de un anillo de boda, a pesar de su limitación y pequeñez, pero dado con amor, que en toda una vena de mineral aurífero que no haya pasado por el crisol del cariño. El evangelio es explícito en esto: ni el pregón, ni el himno, ni el aplauso valen. Lo que se valora es el gesto de la mujer que entró en el templo y, escondiéndose casi de sí misma, dejó caer su moneda en el lugar de la recaudación, sin alardes: o la mujer sola y aislada con su obra de amor. Y es que la caridad, Diario, ha de hacerse a hurtadillas, con la grandeza de lo íntimo y coloquial, sin grandes aspavientos de espejo, fuera de todo espectáculo de vanidad (11:14:43).

domingo, 17 de enero de 2021

 17 de enero de 2021. Domingo.
CORCHEAS VOLADORAS

Amaneciendo por el azul, el mar y el sol. T. Horadada. F: FotVi

-Domingo y un día azul, con el sol entrando por los cristales, sin romperlos ni mancharlos. El sol es un bisturí de suavidad, que no desgaja. Estos días tan tristes y caóticos, tan de pandemia, tan enredados, los alegra, sin embargo, el sol, que vuela con el pájaro en la rama. El virus nos acecha y nos acosa, pero el sol viene y nos alivia de sus desgarros, nos infunde la esperanza de la luz. Rezo Laudes y celebro Misa, las otras luces del alma, y vislumbro a Dios rezando y celebrando misa conmigo y mis amigos, y observando las precauciones sanitarias al ritmo que las observamos los demás. Dice Alejandra Pizarnik, poeta argentina: «Afuera hay sol…, / pero lo miran los hombres / y después cantan». El sol nos hace cantar y nos libra de nuestras afonías: nos ofrece una partitura llena de corcheas voladoras, con las que salimos de nosotros mismos, y nos extendemos. Volar es explayar la luz, como el canto amplía la plegaria, haciendo que las palabras lleguen más allá de sí mismas, hasta hacerse cercanas a Dios. Esta mañana, imaginaba yo mis palabras caminando por el canto hasta dar con Dios. Y, una vez ante él, le peguntaba dónde vivía, y me ha contestado: «Ven y lo verás». Y he ido, Diario, y he visto, y me he quedado con él, en su palabra, en el sí que le di hace tantos años, en la Luz de su evangelio, en el Amor de su cruz, con los que comulgo, y me libero (13:04:18).

sábado, 16 de enero de 2021

 16 de enero de 2021. Sábado.
LOS POBRES

Mesa de pobre, en Łowicz. Polonia. F:FotVi

-Lo siento por los ricos. Esto que escribo no es cosa mía, lo dijo Jesús y con signos terribles de admiración: «¡Ay de los ricos!» Imaginen el grito. ¿Pero quién es rico? Rico es el que tiene conciencia de que lo es. Es aquél que, por no humillar la vista, no mira ni la hora en su reloj, que cae un poco más abajo de su vanidad. Es el que se complace y paladea, golosamente, la riqueza. Como el rico de poder. Que se sacia de poder y de espejo a cada instante, como el que gusta miel de abeja. Jesús insinuó un chiste de gran finura, cuando dijo: «Felices los pobres»: o el que comparte la alegría y el amor y las miradas, y, por quedarse con algo suyo, se queda solo con el llanto, que llora en su intimidad. Llanto que, una vez revelado, conocido por otros pobres, le ayudan a sufrirlo, o quizá a gozarlo. El rico Epulón era rico porque comía en su propia mesa y no dejaba acercarse a ella al pobre Lázaro. Si lo hubiera dejado sentarse junto a él, no habría perdido ni su mesa, ni su pan, ni el placer de comer y beber, y se hubiera sabido pobre: por sentir la necesidad de compañía. Rico es todo aquél que dice bastarse a sí mismo, sin admitir la mano amiga que le ayude. Pobre, por el contrario, es el que comparte, el que necesita de un hombro en que apoyarse y el que ofrece su hombro para que otros se apoyen, el que tiene una moneda de diez céntimos y se la juega a cara o cruz, para, luego, más tarde, llegado el momento de perder, irse con el que ha ganado a celebrarlo. Estos son los ricos de la maldición y los pobres de la bienaventuranza. Como se ve, Diario, el evangelio de la pobreza es más atrayente, desde el punto de vista humano, que el de la riqueza. La pobreza abraza, comparte dolor y alegría, pan y companaje, amor y debilidad, como ha ocurrido en esta pandemia; el rico, por el contrario, es hosco, se aleja, celebra la vanidad, y mastica bocados excelentes, sin compartir la alegría del bocado o la pena de no tenerlo, mastica el egoísmo, que, a la larga, hastía y envilece. Como dijo Jesús: «Bienaventurados los pobres», y miró al cielo, donde unos pájaros volaban, alimentados y libres (12:27:34).

viernes, 15 de enero de 2021

15 de enero de 2021. Viernes.
EL PEOR CALIFICATIVO

    Siempre brotando, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Hablemos de calificativos. El peor calificativo que le podemos indilgar a alguien es llamarle anticuado. Sólo el vino se lo permite. El anticuado es retrógrado, un ser que se quedó parado en el tiempo, alguien que envejeció antes de abrir los ojos por primera vez a luz del día. Al anticuado se le pararon los relojes. Y es triste, pudiendo llevar el corazón como un aleteo en la boca, soltando palomas como saludos, andar de antiguo por la vida. Sin embargo, hay cosas que son viejas y no han perdido el lustre de la juventud, por la sencilla razón de que tienen un sueño y una iluminación e ilusión nuevas cada minuto del día. Llevan el pensamiento lleno de proyectos, de ideas atrevidas, y meten las manos en cualquier obra como si aún fueran niños haciendo castillos en la arena de la playa, solo que son castillos de realidades humanas, lúcidas, evidentes. Castillos que perduran. El cristianismo es eso: una verdad muy antigua, pero que sabe, si la catas, a juventud, a manzana recién cogida del árbol. No obstante los siglos que lleva sobre su espalda. El cristianismo es una fuente que siempre mana. Mana novedad en el amor, que, desde la cruz, siempre es resurrección en el pobre, en el desvalido, en el que cae y pide una mano que le ayude a levantarse, el que se siente leproso de sí mismo. Cristo dividió así el evangelio: para el prójimo, el amor, el respeto, la delicadeza; para uno mismo: la cruz, el vencimiento propio, el servicio, el testimonio. El Espíritu Santo dice por boca de San Pablo: «No os acomodéis a este siglo, sino transformaros por la renovación de vuestra mente, para que podáis conocer la voluntad de Dios, buena, grata, perfecta». Es la mente, Diario, la que renueva el corazón y lo hace juventud, libertad, vuelo nuevo, realidad siempre naciente. Y así es el cristianismo, aunque a veces no lo parezca (17:54:00).

jueves, 14 de enero de 2021

14 de enero de 2021. Jueves.
EL SOL DESINFECTA

El sol alegra el palmeral, en el jardín. C. Sacerdotal. F: FotVi

-Ahora, cuando amanece, en vez de usar gel hidroalcohólico, me froto las manos con rayos de sol. El sol desinfecta y alienta; y, sobre todo, si te encuentra con un himno de alabanza en la boca: «Rezamos, te alabamos, / porque existes, avisas; […] / Y ahora toda la luz / se posó en nuestra orilla». Laudes. ¿Recordáis? «La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros», dice San Juan. Que es lo mismo que decir: «Puso su tienda junto a la nuestra», e iluminó el campamento. Y ahí vive, y saluda, y habla como cualquier vecino; ah, y nunca miente. Es un vecino ejemplar, que no discute, que escucha, que ríe con el que ríe y llora con el que llora, que da la mano, y que nunca se ha presentado en lista alguna electoral a concejal o diputado, es demasiado decente (como algunos) para caer en tamaño cenagal. Aunque podría dar «brillo y esplendor» al oficio –de vivos– de la política; pero él quiere ser arriero antes que señor que arrea. Ni siquiera desea ser cura de pueblo: él solo quiere ser un vecino que da y estrecha la mano, y, con desparpajo de guitarra bien afinada, cantar himnos, y decir Padre y Amor en el idioma que le pidan, e inspirar a profetas y poetas para que canten con belleza estremecida el valor de la bondad y la ternura, virtudes que él practica sin incienso y desde su humilde intimidad. Yo creo, Diario, en este vecino de mi casa, que me saluda por las mañanas y luego, sin pedirme nada a cambio, me da la libertad, me sonríe, y me enseña a decir hermano, y, en la adversidad, me consuela. Buen vecino (13:31:39).

miércoles, 13 de enero de 2021

13 de enero de 2021. Miércoles.
NOS ESQUIVAMOS



Escuchando la belleza, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Necesito salir, y el hecho me produce escalofríos. Leves, pero escalofríos. Salir hoy a la calle es como nadar en un mar donde andan escualos dispuestos a atacar. La pandemia y los políticos nos han metido un miedo de astilla, de aguja, en el cuerpo. A la hora de saludar, de sostener la mirada, recelamos de todo: sorteamos el más pequeño roce con personas amigas o conocidas. Y más, si no las conocemos. Nos esquivamos. Evitamos los besos, los abrazos, y nos han tapado las sonrisas, en las que se expresaba nuestro corazón, donde latía, tal es el susto que nos frena. Andamos tan lejanos unos de otros, nos puede tanto la sospecha, hay tanto ruido de pandemia, que nos estamos olvidando del amor más íntimo, el que nos da consuelo, el que nos abriga, el que nos hace ser humanos. Dice Eric Fromm, psicólogo: «El amor es la única respuesta sana y satisfactoria al problema de la existencia humana». En estas, como una llamada a alertar los sentidos, ponerlos en guardia, se nos dice que hemos escuchado por vez primera «el zumbido de fondo» del universo. En alas de la ciencia, oír lo exterior, lo que se hunde en el más allá de las galaxias, es maravilloso; escuchar es acercar las cosas, y, si se prestan, amarlas. Es como orar en silencio, sin voces que te distraigan, contemplar y hablar (sin palabras) a lo invisible, donde se oye, muy suave, Diario, el sonido místico y entrañable del Amor, de Dios (17:25:12).

martes, 12 de enero de 2021

12 de enero de 2021. Martes.
DOS “SIN TECHO”

Cibeles nevada, Madrid. F: ABC

-Como sucede cuando en un recinto cerrado se enciende una cerilla, que la oscuridad se repliega, sin ruidos, cautelosa, así ha ocurrido esta mañana con el sol. Ha salido lleno de himnos, solemne, como una sinfonía de Wagner, y el frío se ha recogido, ladino, en las sombras: bajo un árbol, o bajo un banco del jardín, o bajo el puente del río. También bajo los pies del que camina. Hasta la noche. No ha sucedido igual en otros lugares de España; ejemplos: Molina de Aragón, -25,2 grados; Madrid, -8 grados; Teruel -24 grados, Caravaca de la Cruz -11 grados. En Murcia somos bendecidos: el sol nos llena el corazón de palomas de júbilo, de música de vals y de tangos de mi “Buenos Aires querido”. Y nos permite caminar, incluso en la vejez, aunque sea sin bastón. En Barcelona, sin embargo, dos “Sin Techo” –así los llaman, son sus nombres y apellidos, su carnet de identidad, su nada–, desparramados en la ciudad, o bajo una manta o al resguardo de unos cartones, quizá con sueños hermosos –¿o no se les permite?–, estos dos desposeídos de todo, han sido encontrado muertos en la calle. Y ni la ciudad, ni el mundo, se han conmovido; sólo son un número más en la estadística anónima de la muerte. Sin embargo hay otras luces, heroicas, en la ciudad: como el medio maratón que tuvieron que hacer sobre la nieve Mónica y Paco –22 kilómetros– para llegar a su turno en el Hospital. Cuatro horas duró el recorrido, hasta que llegaron a Belén –Hospital 12 de Octubre– y allí dejaron el regalo de su generosidad a los pies del Niño Jesús; es decir, a los pies de la UCI, donde se hallan los que se debaten, en terrible soledad, entre la vida y la muerte. Ellos son su compañía. Dios, pienso, vive en los “Sin Techo”, los acompaña, los alivia, y también en los pies de los enfermeros que corren para hacer su turno en un hospital. Dios habita, sin que a veces lo sepamos, en la fibra más sensible del corazón humano, Diario, como luz y guía, como acontecimiento de gracia, como epifanía de bondad (12:05:43).

lunes, 11 de enero de 2021

11 de enero de 2021. Lunes.
LA HOGUERA DEL LENGUAJE

Rosa que arde, en la lluvia. Murcia. F: FotVi

-Escribo, como el que se calienta las manos en una hoguera. En la hoguera del lenguaje. Y noto una sensación extraña, como si una parte de mí se exiliara. Como si las manos vivieran fuera de mí; pero sirviéndome. Siento, mientras escribo, helárseme las manos y subir la temperatura del corazón: se entristecen mis manos, pero se regocija mi alma. Mi interior es una hoguera, mientras hay carámbanos en el exterior, afilados. Mis manos, las obreras, las incansables, las recalcitrantes, donde van a parar todos los sueños de la mente, no dejan de escribir palabras, las que le caen de la cabeza: «poderosa matriz de frescos lagos, / herramienta portátil del concepto», que diría el poeta y que yo suscribo. Los grandes libros de la literatura, salvo raras excepciones, nacieron del frío y del candil, y de manos llagadas por el frío y la escasez. Esta es la razón por la que en los días crudos de la vida, en los momentos de niebla y oscuridad, en la adversidad, coges un libro y te hace ver la luz y cauterizar heridas. Y es que, como dijera Jean-Paul Sartre: «La lengua es un sexto dedo, una tercera pierna. El lenguaje nos protege de los demás y prolonga nuestros sentidos». El libro nace de la humildad del trabajo y del pensamiento, de la paz interior y de los ruidos exteriores. Pero yo tengo una salida, que regalo a quien la desee experimentar: cuando se me hielan las manos, y, con las manos, algo del corazón, y me duele el alma, entonces me amparo en el calor de Dios, que es, Diario, una fuego continuo, vivificador, exultante. Digamos: un Amor en llamas, capaz de quemar la nieve (12:30:51).

domingo, 10 de enero de 2021

10 de enero de 2021. Domingo.
EN EL JORDÁN

En el Jordán, preparando el bautismo. Israel. F: FotVi

-Hoy la liturgia de la misa clama desde el Jordán, donde Jesús es bautizado, santificando así el agua; agua que después será materia del bautismo sacramental: u ocasión en que los hijos de los hombres son hechos Hijos de Dios, liberados. En esta ocasión se dan cita las Tres Personas de la Trinidad: Jesús, el encarnado, el hombre, el que se mezcla entre los hombres para ser bautizado, el que enciende la humildad y la eleva a categoría evangélica, a bienaventuranza; el Espíritu Santo, el que hecho paloma de paz, baja y se sitúa sobre la cabeza de Jesús, como el escribano que enciende y da testimonio de lo está sucediendo; y el Padre que habla: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto»; es decir, el Espíritu Santo, Jesús y el Padre, son el mismo Dios, unidos por el abrazo íntimo y familiar del Amor; como dice San juan de la Cruz: «Tres personas y un Amado / entre todos Tres había». ¿Y qué viene a hacer Jesús? Lo anuncia Isaías: viene a traer «el derecho a las naciones». Pero sin gritar, sin vocear por las calles: «La caña cascada –sigue Isaías– no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará». Jesús predicará, amará, perdonará, curará enfermedades, se abajará ante el más necesitado para «introducir a las gentes en la genuina atmósfera de Dios». La atmósfera de Dios: en la que Dios ama, y da la mano, y redime, y enciende lo que está a punto de apagarse, y eleva, y salva, y te hace poder decir a Dios: «“¡Abba!” ¡Padre!» Aturdida la emoción. Hasta que te sientes, Diario, hijo redimido, libre, con vuelos en tu mente y en tu corazón, un volar que te lleva hasta una vida más plena, más dentro de la paternidad de Dios, más hijo (12:16:30)

sábado, 9 de enero de 2021

9 de enero de 2021. Sábado.
¡BRRR, QUÉ FRÍO!

Liado a las nubes, sale el sol. Murcia. F: FotVi

-Liado a las nubes, sale el sol, como el león del matorral de la selva. Desmelenado y espléndido, lírico. Bucólico. Parece un poema naciendo de la mente del Creador. Belleza innumerable, cálida. Hasta que han vuelto las nubes, para tapar y enfriar de nuevo el día. Que sigue con la borrasca Filomena, repartidora de grandes nevadas y de fríos de 35 bajo cero en algún lugar del mapa hispano. Un espasmo, como si vibrara el cuerpo. «¡Brrr, qué frío!» Leo en la prensa: «El Gobierno, ante la tercera ola de la pandemia, se lava las manos»; y yo me digo, si con jabón o con gel hidroalcohólico. ¿O acaso será con ética y humildad, y un poco de centelleo humanitario en su gestión? A quien solo le importa el poder, y, como a cualquier rey absolutista, el que le aplaudan sus voceros oficiales –ciertos periodistas, casi todas las televisiones (con castañuelas), intelectuales sin intelectualidad, afiliados, y demás rebaño pancista o práctico–, apenas le importan la ética y la moral, sólo el ir tirando, sin otras consideraciones deontológicas y cívicas que el placer de gobernar, casi delinquiendo. Y sin ética y sin moral, no hay patria, ni honestidad, ni gobiernos justos; sólo decepción y cansancio. Desfallecimiento de boqueada, sin esperanza. En todo caso, digo con Platón: «El estado, en el que menos anhelan gobernar aquellos que han de hacerlo, es forzosamente el mejor». En mi país, por el contrario, los que llegaron al poder, lo hicieron mirándose en el espejo y diciendo: «El poder es mi pasión», y lo hollaron, sin importarles llevar los zapatos sucios y rotos por la punta del dedo gordo, como felones. Llegaron al poder y lo mancillaron. Pero, después de llorar y lamentarme, toco en el lado de mí donde guardo la esperanza, y la justicia, y el amor a los otros, y a Dios, y rezo, Diario, para que el gobierno cambie y entre en razón democrática, y que se afane en implantar la justicia y la verdad, y, si es posible y llegado el caso, el deseo de marcharse, sin dudas ni braceos como Trump, con dignidad y estilo, elegantemente (13:21:33).

viernes, 8 de enero de 2021

8 de enero de 2021. Viernes.
EL ABRAZO BLANCO

Lluvia en el Mar Menor, Lopagán. F: FotVi

-Sigue la lluvia, como una navidad de Dios para la tierra. Aunque la lluvia se vista de gris, de colores imprecisos, desfallecidos, la lluvia, mientras la oyes caer, es el goteo de luz y de vida, que, a veces, Dios envía al mundo para aliviarlo de sus torpezas y desventuras. Y la nieve, o el abrazo blanco que todo lo une: une el aullido del lobo y el balar de la oveja, es decir, la guerra y la paz, en la que gana la paz y pierde la guerra. Me gusta ver llover, ver nevar: me limpia la vista de telarañas con la araña siniestra, que aguarda para dar el salto y cazar incautos. La polilla y la mosca son su menú preferido, porque no ven y tropiezan con la red camuflada –la mentira– que, una vez en ella, las envuelve e inmoviliza, hasta morir. La tela de araña es la metáfora de la mentira, el delirio del disfraz y la apariencia. El mundo vive momentos de alucinación y enfrentamientos: asalto al Capitolio en Washington, o la pandemia desbordada como una  mancha de aceite que se extiende sin piedad, mordiendo aquí y allá. Haciéndose boca de dragón con fuego, que mata. Yo, Diario, me refugio en Dios, que no tiene bandos, ni políticas raras, ni coronas con las que engañar al pensamiento. O en todo caso, su corona es una maraña de ramas de espino, que causan sangre y redención, y armonía, llama de amor herida. Con todo respeto, y alabando la lluvia y la nieve, que limpian el ambiente y hacen florecer la primavera, pongo la corona de espinas a disposición de quien desee vivir en paz y en armonía con Dios, y con sus semejantes, y con el medio natural que le rodea, como el pájaro o la hoja, o el aire que respira, todo bendición (17:53:22).

jueves, 7 de enero de 2021

7 de enero de 2021. Jueves.
ADIÓS

Volando en mi Ford Focus, camino de San Blas. F: FotVi

-Llueve y la siembra se alegra, y el almendro, y el corazón de la tierra, y los ojos del campesino, a los que vuelve la fe en la recolección. El campesino siempre vive de paciencia y de fe: que es un modo de alargar el trabajo del día a día. Y de mirar al cielo, como el que reza, o rezando: que si llueve, que si no, que si el pedrisco, que si la helada, hasta que coge la cosecha y la hace pan, que, con un buen vino, alegra la mesa y el bocado, hasta que vuelva otra vez la labranza y vea de nuevo el grano en al surco, como una bendición de sus manos. El grano, que cae en la tierra para morir y ser de nuevo trigal colmado. Cuando el campesino mira al cielo, sus ojos son oración donde habita la esperanza, una hermosa expectación. Día, pues, lluvioso, que, sin embargo, no me ha impedido ir a San Javier, con precaución y pasos quedos. Razón: dejar mi coche, venderlo, a causa de mi vejez y la del coche. La vejez, ese acontecimiento de la vida, al que, cuando se es joven, siempre se ve tan lejano. Dejo mi coche con pena, como el que pierde su mascota, a la que llora y recuerda. Tantos años juntos: 16 años de misas y enfermos, de fiestas y amigos, y sin un accidente grave. Allí se ha quedado mi Ford Focus, Diario, frío de mí, ausente de mí, sin la foto de Candela y sin la Crucecita que, como guías en mi caminar, en mi soñar con él, en mi convivir con él, en mi triste despedida, hoy, de él, colgaban del espejo retrovisor. Adiós, que te vaya bien (18:20:57).

miércoles, 6 de enero de 2021

6 de enero de 2021. Miércoles.
DÍA DE LA LUZ

Estrella de los Magos, camino de Belén. C. Sacerdotal. F: FotVi

-Hoy es el día de la Epifanía, de la Luz; día en el que los Magos de Oriente visitan al que es la Palabra –irradiación de la Verdad–, nacido en Belén. Llegan de oriente, como el sol, y, guiados por la luz de una estrella, vienen a agasajar a la Luz, que deslumbra y oscurece a aquella otra estrella que los conducía. Cuando los Magos llegan a Jerusalén, la estrella que los guiaba se apaga, y, cuando abandonan la ciudad, vuelve a lucir. Hasta que les señala dónde nace el Niño Dios. Y es que, como dijo Lope de Vega en sencillos y hermosos versos: «Reyes que venís por ellas, / no busquéis estrellas ya, / porque donde el Sol está / no tienen luz las estrellas». No hay nada más luminoso, de más claridad, que la Palabra que, diciéndose a sí misma, crea la luz. E inventa el universo y, con el universo, la Vida. La Palabra dijo: «¡Haya luz!», y la luz se dio a las cosas, y, en las cosas, en su estructura, se inventaron los colores, y las formas, y el movimiento, y el infinito, y el barro, del que, con el soplo de Dios, hizo la inteligencia, y a la inteligencia la llamó «Hombre y Mujer», y, tras conocerlos e intimar con ellos, extendió la vista y vio que todo lo hecho estaba bien. Y, para que el hombre y su compañera conocieran la libertad, los dejó libres; y hasta ahora, Diario, que celebramos a Jesús, siendo la Luz que salva, desde lo pobre a lo más encumbrado, librándonos así de nosotros mismos, de nuestra suficiencia, tan destructora a veces (18:10:24).

martes, 5 de enero de 2021

5 de enero de 2021. Martes.
UNA RISA NUEVA

Hojas heladas, en el árbol. F. Googel

-Me santiguo y se me hiela la mano en el trayecto que va del Padre al Hijo, y del Hijo, al Espíritu Santo, tan intenso y hacendoso es el frío. Cuando beso la cruz, beso el frío. Tan a destajo trabaja. No es el frío de otros lares, pero es frío que muerde y mastica, y, en un descuido, te hace carámbano. Sin embargo, rezo, canto, leo, escribo, vivo. Es una vida helada, pero vida que, como diría nuestro Antonio Machado, anda caminos y «hace camino al andar». Con «optimismo tranquilo», que diría Leila Guerreiro, empiezo el día, para vivirlo en plenitud, sin quejas, con júbilo. Porque los Reyes Magos llegan, y no se les puede recibir con la amargura del vencido, del revolcado, sino con el brillo en los ojos del que vive cada día eclipsando los obstáculos más embarazosos. Os digo lo que yo he pedido a los Reyes: una risa nueva, a estrenar, y un olivo de esperanza, plantado en el corazón del mundo. Les he pedido, además, que pase la pandemia, que no sufran más los que sufren por primera vez y, más que a nadie, los que viven vestidos de sufrimiento, de dolor, con sólo el consuelo de una mano amiga o de un paliativo. Que encuentre compañía la soledad. Que el dolor es más llevadero si tiene a su lado quien lo calme. Mi vejez la dejo a un lado y me visto con el asombro del niño, que balbucea y dice: «Gracias». Gracias, Reyes, por la luz que vais dejando a vuestro paso en los ojos de la inocencia y en el corazón de los sencillos, que, según Jesús de Nazaret, verán a Dios. Yo diría, Diario, que ya lo están viendo; y lo ven en la ilusión y la esperanza depositadas en nuestro corazón, como una plantación de yerbabuena, y de lirios en el campo (12:03:35).

lunes, 4 de enero de 2021

4 de enero de 2021. Lunes.
CERO GRADOS

Cristo de la pandemia, abril. Roma. F: FotVi

-Con cero grados de temperatura, el frío entra por cualquier rendija del alma y hace tiritar a la risa, que se hiela en la boca. Y en las manos, que tienen que cobijarse en los bolsillos. No pueden aplaudir. Ni trabajar. La manos, allí donde habita el tacto los otros ojos del invidente, sólo aciertan a resguardase. Y a enmudecer. Pero, si fallan las manos por el frío, quedan el corazón y la mente, que siguen emanando ideas y vida. El corazón y la mente son como los ríos, que el mucho frío suele hacerlos hielo por fuera, pero actividad, viveza, por dentro, como alazanes veloces. Estos días de frío, pienso en el frío de los sin techo, los que se cobijan en su miseria, que suele ser una manta remendada echada en el suelo. A veces, para darse calor el uno al otro, llevan consigo un perro, que, juntos, se dan calidez y compañía, y aliento. Los perros, en ocasiones, son la compañía de Dios para el pobre, que con él se recuestan. Al tiempo que, como el buen samaritano de la bondad, también son denuncia, sin ira, pero terrible. Decía San Teresa de Calcuta que «la pobreza no la hizo Dios, la hacemos tú y yo cuando no compartimos –como en una eucaristía– lo que tenemos». Hay ocasiones en las que ni siquiera damos lo que nos sobra, preferimos hacerlo basura, despojo, expoliación. El libro de los Proverbios, Diario, nos grita, como un viento huracanado: «¡Levanta la voz y hazles justicia! ¡Defiende al pobre y necesitado!» (12:58:41).

domingo, 3 de enero de 2021

3 de enero de 2021. Domingo.
CELEBRO LA VIDA

La paloma de la esperanza, espera. Murcia. F: FotVi

-Se me alegra el alma y mi lengua aplaude aleluyas, y los dice: «¡Aleluya!». Cuando el dolor vuelve a cerrarnos las puertas de la libertad y a enmascarar el regocijo, y a llenar de gel hidroalcohólico nuestras vidas, yo me ato a la esperanza, y digo: «¡Aleluya!”. Dejó escrito Víctor Hugo, poeta romántico francés: «El sufrir merece respeto, pero el someterse es despreciable». Pongo mi corazón a sufrir con el sufrimiento, pero no me rebajo ante él, no doblo la rodilla: celebro la vida; celebro el acontecer de los brotes de luz: de aquello que nace, aunque tenga que hacerlo como la planta: agrietando la nieve o resquebrajando la tierra. Para que, al fin, germine la vida, como florecilla temblorosa o como nido con crías que pían, y así surja, en cualquier paraíso de la tierra, el dedo de Dios alentando el barro de Adán y la exuberancia –feliz parpadeo– de las cosas. Aparecerán los profetizados cielos nuevos y la tierra nueva. Decía San Pablo que había pecado, pero sobreabundaba la gracia. En un tiempo relativamente corto, han venido, como maná del cielo, las vacunas. Dios nos da, en la inteligencia de los hombres, la paloma de la esperanza. Ahí está mi luz, ahí está el aleluya dominical que aplaudía, y que decía, mi lengua; ahí están, Diario, los silencios de Dios, hablando, diciendo que es posible la alegría, con mi ¡aleluya! (17:54:26).

sábado, 2 de enero de 2021

 2 de enero de 2021. Sábado.
MATERIA DE ASOMBRO

Materia de asombro, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-El frío me aturde, el calor me enerva; me quedo, pues, con los intermedios: primavera y otoño. Es decir, con lo que nace y con lo declina, o la síntesis de la vida, el brote y la conclusión, el desenlace. En El Principito, ese libro de niños para mayores, se dice: «Fue el tiempo que pasaste con tu rosa, lo que te hizo tan importante». Saint-Exupéry. Todo ser, por el simple hecho de serlo, de estar, es importante. La luz, la oscuridad; la rosa, el espino; el cuerpo, el espíritu; el mar, la sal; la salud, la enfermedad. El amor. Todo es materia de asombro, de fascinación, de ver luces chispeantes detrás de los ojos, si se cierran. El escritor mexicano Alejo Carpentier, en su libro Los pasos perdidos, lo expresa así: «Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias (una piedra), en los pardos terciopelos de la falena (una mariposa), y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado (un molusco) era, desde siempre, un poema». Se trata, dice el mismo autor, de llegar «a un supremo entendimiento de todo lo creado». O llegar al poema de Dios. Haciendo de lo creado germen de meditación, de contemplación íntima, espiritual, como brillo deslumbrante de la sensibilidad y la creatividad de Dios. En la sabiduría de Dios, Diario, caben estas maravillas a veces contradictorias, que enriquecen la mística y la ciencia, y que visten nuestro alrededor de gotas de agua, tan cercanas, y de utopías, tan lejanas, tan imposibles; utopías que, no obstante, se dejan soñar y saborear, y casi acariciar, como posibles (11:21:50).