21 de enero de 2021. Jueves.
SED DE DONACIÓN
SED DE DONACIÓN
-Hoy, con el sol irradiando, subrayo un gesto de Jesús en la cruz. Jesús,
a punto de expirar, todo él hecho un coágulo de sangre, siente sed, y lo dice: «¡Tengo
sed!» Él, que se ha encarnado, que se ha hecho carne, siente la ansiedad humana
de la sed. Y, al decirlo, presiente el alivio del agua en sus labios, casi saborea
su frescor. Un soldado lo oye, y acerca una esponja a sus labios. Jesús se
esfuerza por llegar a la esponja. Forcejea con su impotencia por llegar. Alarga
toda su sed y sus labios a la esponja. Pero siente que la esponja, al gustarla,
está empapada en vinagre. En los días del hombre también hay días de sed. Es
decir, hay días de ansias, de ilusión, de afanes, un insistente anhelo de
justicia, de amor: una sed de donación. El mundo, la vida, son duros, casi
terribles: nos duelen la muerte y la esclavitud, nos angustian el hambre y la
mentira, nos perturba todo lo que es egoísmo e hipocresía. Estos sentimientos
rebeldes revelan un modo de generosidad, de humanidad. Y es entonces cuando nos
damos cuenta de que el amor, más que una ocasión de júbilo, es, además, un tiempo
de dolor; en el que no hay redención posible sin el vinagre acerbo, desabrido,
del sacrificio, incluso cruento, brutal, de quien se erige en redentor. Como
diría el poeta, Diario: «Redimir es un modo hermoso de sucumbir, / una manera,
aún no entendida, / de resurrección, de liberación»; pero siempre precedida por
un suplicio personal y generoso de inmolación, de ofrenda, de cruz. La cruz:
una nueva encarnación de Jesús en el dolor, donde sigue habitando la pobreza, y
toda su sed (10:48:05).
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