20 de enero de 2021. Miércoles.
COMO LAS ÁGUILAS
COMO LAS ÁGUILAS
-Turbio el día, oscuro, como un despojo de pantano umbrío. Mis ojos,
hechos al sol, se visten de monje y se calan en la cabeza la capucha parda de
la tristeza. El día, así nuboso, se disfraza de pandemia. La ciudad parece un carromato
cargado de despojos. Mientras, los políticos entran en lid, se pelean. Menos
mal que leo a Isaías y despierta mi esperanza, que la siento agonizar en la
punta de mi lengua, a punto de gritar con el salmista: «¡Señor, no me escondas
tu rostro!» Isaías me anima: «Los que confían en el Señor, renovarán sus
fuerzas; volarán como las águilas». El águila abre sus alas y parece llenar el
cielo con su vuelo, lo llena todo de su presencia poderosa. Un águila volando
es un cielo abierto, sosteniendo el otro cielo de arriba. Ahora que me fallan
los pies, en la ancianidad del júbilo, volar con las alas de la fe y el amor,
es un milagro de la esperanza. «El optimismo defrauda, la esperanza, no», decía
el Papa Francisco, en su visita a Fátima. Yo añadiría: «Súbete al caballo del
optimismo; pero vuela con las alas de la esperanza». Imaginad un libro. Como
todo libro, Diario, el libro de la esperanza consta de una portada y de la contraportada:
en la portada se lee: «Esperanza», y en la contraportada: «Estás vivo, has
podido volver la hoja, y leerla». Concluyo: felicítate, y da gracias
(11:46:35).
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