sábado, 20 de febrero de 2021

 20 de febrero de 2021. Sábado.
LOS VIOLENTOS

Arde la tarde, la Luna contempla el incendio. Murcia. F: FotVi

-Miro al crucificado y digo: «¡Me alegro de haberte conocido!», y me santiguo: intento grabar su cruz en mi carne. Abro la ventana, su luz enfoscada me da en los ojos y respiro su bondad, como el que comulga la alegría de vivir. Una paloma planea ante mis ojos y lo celebro, también al árbol en que se posa. Entonces, como en una reverencia, bajo los ojos y digo: «¡Qué mañana de bendiciones!». Sin embargo, pienso que, al levantarse por la mañana y ver que el mundo no arde con ellos, deben sufrir mucho los violentos. Y más su corazón, que en vez de sangre, bombea odio. Debe ser deplorable mirar y ver todo con ojos de odio: todo rojo de fuego y sangre, de destrucción, de caos: la sangre no es azul. Estos días en varias ciudades de España, está ardiendo la convivencia, la libertad, la democracia, la pulcritud, la dignidad. Qué modo más rapero e indecente de incendiar las noches, a base de gritos y carreras, de calcinar la juventud y de ser viejo en las ideas y en las formas. Los que hacen esto, no son los indigentes de la calle, los que al pedir bajan los ojos y alargan la mano, sino los hijos del casoplón, los de manos lisas y enjabonadas, los de buenas comidas y cómodo vivir: los hijos de papá. La peor pobreza y orfandad es la que causa el odio, que hace crujir los dientes y mirar todo con ojos como sables. Pero no todo es estreñimiento social y belicoso, también hay piedad y gozo maternal. Leo lo que una madre dice al hijo de pocos meses, que se le fue: «Hasta que nos volvamos a encontrar, Dios te guarde suavemente en la palma de la mano», antigua bendición irlandesa. El amor, Diario, también es combativo, pero en hacer el bien, como la mano que se santigua y enriquece la oración, y el silencio que la cubre (11:37:28).

viernes, 19 de febrero de 2021

 19 de febrero de 2021. Viernes.
OXÍGENO SUFICIENTE

El sol rompiendo la niebla, hoy. Murcia. F: FotVi

-Rezo y la paz viene a mis labios: los alivia de cualquier palabra que pueda herir o desafiar, de cualquier atrocidad lingüística beligerante u obscena. Rezar limpia, oxigena el corazón y la boca; el corazón, donde nacen los deseos que han de hacerse lenguaje y expresión, voz, en los labios. Si el corazón es un basurero, en la boca se oirán los chillidos de las ratas. Si el corazón es un trigal, en la boca se escuchará el canto de las aves y el rumor de la brisa sobre las espigas, que se inclinan de bondad, y de cosecha. Rezando se me van todos los humos y los rencores del corazón, y llegan a la boca con oxígeno suficiente para respirar, durante el día, limpieza y verdad, y piedad. Y entre tanto, la política sigue con su danza macabra de verborrea, y sus señales de tráfico demasiadas veces equivocadas, y las palabras mordiendo miseria en boca de tantos –la mayoría sin oficio y con beneficio– que dicen dirigir, no se sabe hacia dónde, nuestros destinos. Y andamos perdidos. He leído: «La clave del liderazgo en política es encontrar una muchedumbre que vaya a alguna parte y ponerse delante». Y yo me pregunto: «¿Es así, Señor?». Y dudo. Tras ver a Jesús morir por defender el evangelio, el de las bienaventuranzas, el del amor crucificado, el del perdón, no creo que haya líderes que solo se dejan llevar, sin arrastrar ellos. ¿O, si? Y sigo rezando, y doy gracias por haber dado con el líder perfecto, el que va delante como guía, sin desfallecer, el que salva, el que dice al paralítico: «¡Anda!», y camina, y a Lázaro: «¡Vive!», y renace. A Éste creo y rezo, Diario, para poder vivir oyendo: «¡Ama!», a quien ha amado tanto, hasta la muerte; y así seguir sus pasos hacia el Amor decisivo y torrencial, definitivo (18:11:16).

jueves, 18 de febrero de 2021

18 de febrero de 2021. Jueves.
AVES MIGRATORIAS

Como flechas, volando hacia la utopía. Murcia. F: FotVi

-Esta mañana amanecía como el que abre un libro, con la sorpresa de su luz interior a punto de ser leída. Había niebla, pero el sol –dedo celeste– ha abierto el libro y he empezado a leer. Me santiguaba e iniciaba Laudes –«Dios mío, ven en mi ayuda», decía–, cuando han aparecido en el cielo unas inmensas cuñas de aves migratorias, decenas, unas tras otras, que volaban de este a oeste, como páginas dilatadas de paz escritas, garabateadas, en el cielo. Un cuarto de hora he estado contemplado esta obra de Dios en las alturas. Y, observándolas, he notado cómo mi espíritu se elevaba, liberando mi mente y alzándola sobre los postulados de este mundo, donde habitan el dolor, la mentira, la muerte, la arrogancia. He soñado un mundo de paz y humildad, un mundo de amor, donde convivan la justicia y la piedad, la verdad y la utopía; también la utopía, para que entren en ella los sueños y la habiten, y la hagan lugar de peregrinación adonde camine la esperanza. En la utopía se silabean imposibles, lejanías, pero imposibles tan hermosos, que nadar y envolverte en ellos, debe ser un altísimo placer. Como bañarse en un mar de plegarias. Entonces la alegría me ha dado en los ojos, y se ha convertido en una lágrima de añoranza: «¡Que la paz de ahí arriba – he pedido– llegue y se instale aquí en la tierra en cada persona que anhele volar». Y he mirado al cielo, Diario, y una gota de azul, de esperanza, me ha caído en los ojos, y ha sido como si Dios me viniera a bendecir; y he dicho: «Amén», y me he sentido calado de misericordia (11:39:33).

miércoles, 17 de febrero de 2021

17 de febrero de 2021. Miércoles.
PIEDRAS ILUMINADAS

Ascendiendo escalones de la vida, en Cuaresma. Mileto. Turquía. F: FotVi

-Ha llegado ese camino de piedras iluminadas, de renuncias, que es la cuaresma. Tiempo de ayuno, de penitencia, de limosna, pero, ante todo, de amor. El amor es la realidad en la que Dios se hace presente en la tertulia evangélica de la pobreza y de la humildad de cada día. El amor es la puerta de toda revelación, que dice: «Ama al pobre, y te verás rico». En la pobreza, empieza el viaje de regreso del hijo Pródigo a la casa del Padre. «Me levantaré», dice el Hijo, y de la pobreza en la que vive, vuelve al abrazo del Padre. A la hermosa riqueza que perdió. En el abrazo se juntan el rostro del Padre con el rostro del hijo, y con sus lágrimas, y se ilumina todo. Cuando el pecador se encuentra consigo mismo, con su escoria, con su caída, es cuando siente la necesidad de volver al Padre, que abrazará su ruina, y entonces se sentirá «ruina y perdón enamorados». Y, en Cristo, ceniza crucificada, y redimida. El Papa Francisco ha preguntado: «¿Me siento a gusto con mis hipocresías, o lucho por liberar el corazón de la doblez y la falsedad que me encadenan?» Celebrar la ceniza, ha dicho el Papa, «es un abajamiento humilde en mi interior y hacia los demás». La Cuaresma, Diario, es tiempo de humildad, por la que se llega al amor al prójimo; prójimo en el que se hace luz y tacto, «y beso sin Judas», el amor de Dios (12:55:42).

martes, 16 de febrero de 2021

 16 de febrero de 2021. Martes.
ROSA DE LOS VIENTOS

La Cruz, faro guardando la ciudad. Varsovia. F: FotVi

-Me santiguo, y en la señal de la cruz –de norte a sur, de este a oeste, ¿no os habéis fijado: un inmenso abrazo?– van todos mis deseos y esperanzas, mis sombras y mis luces, y el racimo de cosas que cada día pido a Dios, como que nos proporcione el pan de cada día para el pobre, y la paz para los que andan siempre en guerra, contra sí y contra la humanidad: los de corazón fogoso y atribulado, los perseguidos por la injusticia de sí mismos. La cruz me libra de prejuicios, de malas inclinaciones, y disuelve el odio en mí; es el gel hidroalcohólico de la vida del espíritu, el que limpia, purificándolo de cualquier mota o vaho, el cristal del alma. Es el dedo que señala, durante el día, la dirección a seguir. Lo aprendí de mi madre; ella decía: «Me santiguo por la mañana para hacer huir al demonio, y por la noche, para atraer a Dios a mis sueños. Así vivo sin demonios durante el día y con Dios por la noche». ¡Maravilloso! Santiguarse es bendecir en ti, en tu frente y en tu pecho, el día que empieza, día que llegará a la tarde y que descansará en la noche. Siempre con Dios, como rosa, Diario, de todos los vientos por donde va y viene el amor (17:15:49).

lunes, 15 de febrero de 2021

15 de febrero de 2021. Lunes.
ALTAR HUMANO

Sol y nubes en el cielo. Murcia. F: FotVi

-Sale el sol y una paloma vuela, y me digo: «Todavía alienta la esperanza». Aunque haya nubes, y un rumor de tragedia al fondo. Sale el sol, pero al poco se esconde, como el médico tras su mascarilla. Hay nubes en el cielo y en la tierra: las de arriba, formadas por cristales de hielo, y las de abajo, envenenadas por acontecimientos humanos, como las muertes que provoca el virus. Más de 500 muertes y miles de contagiados. Es el volumen de la desgracia, de la fatalidad. Es el revés que oscurece la vida. Pero todavía quedan cielo y palomas, y resquicios de sol en el azul. La esperanza aún golpea en el interior de nuestro deseo, de la oración. Ayer hubo elecciones en Cataluña. Según los entendidos, un nuevo roto, un desgarro más en la frágil partitura de la convivencia. Aunque veo sonrisas en el rostro –de pedernal–, de los sanchistas: han ganado y perdido a la vez. No podrán formar gobierno en Cataluña, si no es de la mano de los independentistas. El socialismo auténtico, el mítico, el del 78, ha pasado a ser una hermosa aventura, que, por el egoísmo de unos, y el taparse los ojos de otros, se ha frustrado. El sueldo empobrece conductas y embarra ideas. Dice Pablo D´Ors, sacerdote y escritor, que «ante la pandemia, la primera respuesta ha de ser la asistencial: visitar a los enfermos, enterrar a los muertos, acompañar a los familiares». Es el buen proceder del creyente en el contexto actual. «La segunda respuesta ha de ser la científica y política: encontrar una vacuna y atender sanitariamente a la ciudadanía». Y la tercera: «la contemplativa: mirar hacia adentro», donde te encuentras contigo y vislumbras a Dios. Y «descubres –dice–, sobrecogido, que uno de esos dos millones de muertos eres tú». La contemplación, Diario, en el altar humano de la fragilidad, iluminando, como un candelabro encendido, nuevas expectativas: la del silencio que redime, la de bellos lances inesperados, la de amar y ser amado, en Dios (13:19:03).

domingo, 14 de febrero de 2021

14 de febrero de 2021. Domingo.
PARÁSITOS DE LA RELIGIÓN

Olvida su condición divina, Santuario Czestochowa. Cracovia. Polonia. F. FotVi

-El puritano, leo, es un parásito de la religión. Se llama parásito a aquello que vive a expensas de otro, sea persona o leopardo, o simple roca con liquen en la corriente de un río. El Diccionario aclara que parásito viene del griego: parásitos, y significa: “comensal”, “gorrón”. Ser comensal invitado, cabe; pero gorrón es ser piojo intruso en el bosque del cabello, en su enmarañada frondosidad, martirizando a su anfitrión. El puritano, en religión, es el que busca la pureza original. Una pureza original que solo perciben los ojos del fariseo. Para su interés, excluyente. El que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo. Y como dice San Pablo, no contempla a Jesucristo, que olvida su condición divina, no hace alarde de su categoría de Dios, tomando la condición de esclavo, para conducirnos «de la esclavitud al servicio». El puritano se enfrasca en filosofías humanas y olvida la filosofía de Dios: la que habla sólo de amor. San Juan lo vio claro: «Dios es Amor», escribió, y su pluma se hizo teología excelsa, mística contemplación. Amor que más tarde San Pablo definiría caudalosamente; definición que leo con pausa, intentando que dé en mis huesos, que toque mis entrañas: «El amor es paciente –dice–, es servicial; no es envidioso, no se jacta; no se engríe; no busca su interés; no se irrita; no lleva cuenta del mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta». Un amor así nunca se acaba, siempre brilla, siempre es evangelio que salva y que pasa de puritanismos, para hacerse vida en la vida de lo humano, religión cercana, letra de protección; es decir, Reino de Dios en el mundo (12:46:23).

sábado, 13 de febrero de 2021

13 de febrero de 2021. Sábado.
CONTAGIAR

Contagiar solidaridad, Manos Unidas. F: M. U.

-Lo primero que huye y se esconde de la luz es la sombra, que, sin embargo, nace de la luz. Tanto le horroriza la luz a la sombra, que, ante el modesto destello de la luciérnaga, se repliega despavorida. El candil encendido se ríe de la sombra, que en su presencia, marcha a los rincones más apartados a ocultarse. Si parpadea el candil, parpadea la sombra, y se hace pequeño oleaje inquieto en su escondrijo. La oscuridad es la otra parte manchada, emborronada, de la claridad. Donde hay luz, tea, halo, algo encendido, en el lado opuesto siempre hay opacidad, tiniebla, tenebrosidad. Ocurre en nuestras vidas. Aunque hay veces que de lo oscuro nace el arte, la pincelada hermosa: en Velázquez, en Caravaggio. Se avienen la luz y las sombras y la sombra salva a la luz, y ésta, a la oscuridad, hasta hacerla belleza y emoción estéticas en un Cristo crucificado o en un Muchacho que pela frutas. Es la sublimación del barroco: la manzana perfecta en el árbol. Hay una palabra que nos aterra: contagio. Contagiar, en tiempo de pandemia, es palabra maldita, navaja clavada en la espalda. No obstante, leo: «Contagia solidaridad», es la sombra y la luz, el lápiz que hace de las palabras un bello y atractivo romance de amor. Y más, si añade: «Para acabar con el hambre». Es la iglesia, que bendice a los pobres, pero que no quiere que se ahoguen en la pobreza, en la desventura. Es un clamor universal contra la injusticia. Manos Unidas este año nos pide, Diario, que «contagiemos solidaridad», para erradicar, extirpar, suprimir «la pobreza, la exclusión, la violencia, la explotación». Que abramos el corazón al evangelio, y sea en el mundo el evangelio, palabra de liberación, de amor, de ternura, de fraternidad. De nueva claridad (13:00:34).

viernes, 12 de febrero de 2021

 12 de febrero de 2021. Viernes.
¡GRACIAS!

Florecer del árbol, con abeja, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Abro los ojos a la luz del nuevo día y me viene a los labios una palabra: «¡Gracias!» Ocurre cada mañana, como si un río de claridad se deslizara por el vocablo, y, tras dar en los dientes, se hiciera realidad fuera de mí. ¡Eclosión! «Gracias», digo, no solo por el hecho de vivir, sino por vivir con conciencia de que vivo. No solo estoy, sino que soy, y lo sé. La paloma vuela, el sol alumbra, la ola brama, están, pero les falta el comprender, el sentir que son. Ah, si el árbol pudiera apreciar que es árbol, y la rosa, maravilla, y el silencio, lugar de contemplación. El acorde lo hace el ser humano, lo demás son los distintos instrumentos de la orquesta, el dibujo abigarrado de las notas –enjambre de manchas– en la partitura. Cada mañana doy gracias, me siento agradecido y lo digo, y, al decirlo, soy consciente de que estoy poniendo mi corazón, sus recuerdos, el clamor de sus venas, en la palabra. Pero enseguida caigo que hay sufrimiento en el mundo. Y con la palabra «gracias» aún en la boca, añado otras: «Señor, alivia tanto dolor». Y digo, en Laudes, con Alfonso Junto, poeta mexicano: «Así: te necesito / de carne y hueso […] Así, sufriente, corporal, amigo, / ¡cómo te entiendo!» Y veo que dar gracias es un don, lo mismo que extender la vista y ver el sufrimiento del mundo. El mundo y su dolor también están dentro de mí. Como una abeja y el zumbido de sus alas. Leo: «Alguien se queja de que las rosas tengan espinas, yo estoy agradecido de que las espinas tengan rosas». Y doy gracias, Diario, por entender esto y poder continuar bendiciendo, como una página en blanco abierta a un buen relato, el de la vida, que se me dice, al despertar, cada día (11:46:02).

jueves, 11 de febrero de 2021

11 de febrero de 2021. Jueves.
VIRGEN DE LOURDES Y EL ENFERMO

Virgen de Lourdes de sal, en Wieliczka. Polonia. F: FotVi

-Un día más dedicado a celebrar a María, la Madre de Jesús. Es el día de la aparición de una rosa blanca –Virgen de Lourdes – a orillas del río Gave. Suroeste de Francia. En una gruta de la montaña, templo inédito de Dios. El agua del Gave es agua que baja de los Pirineos, agua de nieve, y la pureza la conduce. El agua es signo de vida y de pulcritud, y de oración, pues es corriente que desciende de la montaña y, en el valle, se hace río, río que da de beber a la tierra y al hombre, y, en su caminar, va reflejando el cielo. Si te detienes y metes la mano en el agua del Gave y la bebes, estás bebiendo bendición, dicen los que la han bebido. También hoy es Jornada Mundial del Enfermo. El enfermo es el caído en el camino de la vida que necesita de una mano amiga, samaritana, gozosa, que lo toque y lo cuide, y le ofrezca dignidad. La dignidad le llega al enfermero por el enfermo del que cuida; si el enfermo ríe, es risa de Dios, que recibe el cuidador, y que luego éste vuelve a dejar en el enfermo y su dolor, aliviándolo así de sus males. Quien cuida con amor a un enfermo, y lo escucha, está calmando también a la familia que sufre, y que necesita ser consolada y oída, y curada. El buen enfermero refleja en sus actos, como hace el río, el cielo bajo el que va pasando, llenándolo de paisajes estremecedores de Dios. María es dichosa, dice San Agustín: «porque llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más que nada porque guardó en su mente la verdad de Cristo». La verdad de Cristo, que se resume en el amor. El que ama, Diario, vive la intimidad familiar de Dios, con María, que envuelve ese Amor en hermosos destellos de piedad maternal (17:51:50).

miércoles, 10 de febrero de 2021

10 de febrero de 2021. Miércoles.
TEATRO DE TÍTERES

Niña Piluca, muñeco de títere. Tallín. Estonia. F: FotVi

-De niño, y en las fiestas de Molina, me gustaba ver el teatro de títeres: guiñol, cristobitas. (En murciano, «cristobicas»). Nos sentábamos sobre las piernas cruzadas, en el suelo, y, absortos, contemplábamos el ir y venir de aquellos muñecos que hablaban y reían, y se daban de palos, enfadados. El viejo daba a la bruja, la bruja al guardia, y éste salía corriendo, dejándose la gorra, como el que pierde el alma en el camino. Recuerdo los ojos redondos y grandes de los niños que se sentaban junto a mí. Y las risas, nerviosas, y las manos en la boca. Hasta el siguiente cuadro. Y, rememorando este vivir hermoso de niño en fiesta, he pensado en lo que ahora mismo, siglo 21, sucede en el gobierno (desgobierno Frankenstein) de España. Son como el viejo y la bruja, y el guardia que sale corriendo, llevando el miedo colgándole del faldón. Oigo a comentaristas y tertulianos decir que Sánchez e Iglesias (Pedro y Pablo, Picapiedras), cualquier día rompen. Como no sea huevos en la sartén. Yo, como en el teatro de títeres, me río. Si rompen, se descose Frankenstein, se fragmenta, y, cada trozo de carne del monstruo, concebido para exhibir poder y fantasmagoría, quedaría a la intemperie, y, con el tiempo, habría olor. ¿Dónde quedarían el Falcon 900B, y el casoplón de Galapagar, y los pingües sueldos, y la “costumbre” –señora ministra– de Pablo, y los bien pagados botafumeiros que aplauden, echándoles humo las manos? Es una telaraña inmensa, grande, de intereses creados, que haya vendaval, nieve, o diluvie, ahí seguirán, impávidos, solemnes, mientras duren los votos que los han subido al pódium de tamaña legalidad obscena. Yo, Diario, rezo, no para que caiga el gobierno, que no me escucharía Dios, sino para que sean confundidos los falsarios. Decía Shakespeare: «¡Ah, qué hermosa apariencia tiene la falsedad»; y, viéndome yo niño, en Molina, río, como si aún estuviera en el circo feliz y alegre de los muñecos, solo que siempre hay alguien que viene y tapándome la risa, me dice: «Nada de lo que ves es verdad», y me vuelvo a casa cabizbajo y triste, como un gato mojado, y con una ilusión –la democracia–, calada (12:39:14).

martes, 9 de febrero de 2021

9 de febrero de 2021. Martes.
UNA LÁGRIMA EN EL CAFÉ

Chopin, música y poemas, paz. Parque Łazienki. Varsovia. Polonia. F: FotVi 

-Todas las mañanas, al levantarme, lo primero que hago es mirar y ver cómo amanece. Si amanece lírico, nostálgico, me pongo lírico y entro en melancolía; si nublado, me entristezco: pongo una lágrima en el café, y escribo; si con sol, desato la alegría y el poema: suelto la palomas del corazón y vuelan hasta el árbol, en el que, como el que muerde los gajos de una naranja, zurea la belleza. Por las comisuras me brotan sus deleites, y escribo. En el mundo todo es belleza, salvo la acciones del hombre malvado, que rompe la armonía. Sánchez, Iglesias, Abascal, Casado, los políticos: todo en manos de estos grillos que grillan, que raspan palabras: cantares vacuos e irritantes que dicen sandeces y que ellos no creen; pero las dicen y otros, muchos, las creen. Yo no soy los otros. Soy el que escribe palabras; palabras que a veces van derechas contra la mentira y dan en sus huesos, y, al dar en la dureza, son rechazadas. Como la bala en la roca. Pero ahí quedan las señales, como luciérnagas, iluminando, dando un poco de calor a la oscuridad de esta sociedad tan fría, tan tísica, tan aterida, tan maltratada. Escribo. Hoy ha amanecido nublado, y la tristeza se ha me ha escondido tras de los ojos, para decirme que solo mire a la pureza, que afiance mi dignidad, que logre mi libertad. «Pero hay tan poca pureza», le he dicho; y me ha respondido: «Insiste; sigue mirando: llegará el día de la liberación». Y en eso estoy, Diario. Con el poeta Adonis, aludiendo a la guerra siria, digo: «Las ciudades se deshacen / y la tierra es una locomotora de polvo. / Sólo el poeta sabe casar este espacio». Y redimirlo, sueño yo (11:45:35).

lunes, 8 de febrero de 2021

 8 de febrero de 2021. Lunes.
LA MONEDA DEL TIEMPO

La arena se hace Belén, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Ayer sol y hoy nublado, o el haz y el envés de la moneda del tiempo. El tiempo, caprichoso, según vengan o vayan las isobaras, nos trae, con violencia a veces, más sosegado otras, estos cambios. Pero todo es necesario en el acontecimiento, feliz y excelso, irrepetible, de la vida. Se trata de vivir, de ir redimiendo el pasado, y preparando, con luces de auroras nuevas, el futuro. El viernes, el viento nos trajo el desierto a la ciudad, se instaló en plazas y jardines, en los tejados; sin lluvia, nos invadió su fina y dorada arena. Esta vez no llovió barro; pero sí nos cayeron pequeñas partículas de erial: arenilla por donde habrán caminado el alacrán y el lagarto, y alguna vez, el agua. El desierto, con lluvia escasa, toma vida y la convierte en tenue florecilla, para que pueda decir el salmo: «Los collados se orlan de alegría». Israel nació en el desierto, y, de ahí, brota toda su historia posterior, como recuerdo y como aliciente, como resorte salvador. Dios  acompaña. Tal vez, como Israel, estemos viviendo nuestro tiempo de desierto. Es posible –¿Por qué no?– que de este desierto en el que vivimos ahora (pandemia, políticas oscuras –destructoras algunas–, agonías, turbaciones, pérdida de seres queridos, soledad, manos humedecidas de gel hidroalcohólico, grandes colas del hambre, desolación), es posible que ese desierto sea «el signo de la salvación final», pues como dicen Isaías y Mateo: «El Mesías siempre aparece en el desierto». Corrigiendo con humildad de aprendiz a Adonis, poeta sirio, yo diría: «Si la noche hablara, / anunciaría el día». Estamos viviendo una noche larga, en una oscuridad que grita, pero el Espíritu nos alienta, y nos dice, Diario, que: «Con fe, saldremos de esta». Fe que espera y manos que se afanan: el «ora et labora» del monje benedictino (18:15:39).

domingo, 7 de febrero de 2021

 

7 de febrero de 2021. Domingo.
APRENDER A AMENECER

El Buen Pastor, niño. Catedral. Las Palmas. F: FotVi

-Domingo y luz: nos llega la consolación. Dijo Jesús: «No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros». (San Juan). Y en otra ocasión Isaías pone estas palabras en boca de Yahvé, (el que es): «Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo del hombre, que es como el heno?». Y Antonio Gamoneda, Premio Cervantes: “Despiértame, Señor, cada mañana, / hasta que aprenda a amanecer, Dios mío, / en la gran luz de la misericordia». El domingo es el día en que el Señor abandonó la muerte, desertó de su humillación, y asumió, renovándola, poniéndole nuevos latidos, la vida; y nos la ofreció para que la vivamos con él. Sin muerte, con solo resurrección. Qué hermoso y purificador el pedir aprender a amanecer, y hacerlo «en la gran luz», en el gran destello, exhalación, «de la misericordia». Vivir rodeados de Dios, cercados por la irradiación de su misericordia. Nadando, como el pez, en aguas de Dios. Aguas estas, no turbulentas, agitadas, brutales, sino apacibles, oxigenadas de piedad e indulto, movidas solo por el dedo indulgente de Dios. Hoy, en la misa, Diario, he pedido por los enfermos de covid, para que aprendan a despertar «en la gran luz de la misericordia», en el Dios que es, y vive, y permanece siempre Dios, dándose, en el Amor (12:37:08).

sábado, 6 de febrero de 2021

6 de febrero de 2021. Sábado.
PRELUDIO AZUL

Entre el cielo y la tierra, el azul, o la armonía. T. Horadada. F: FotVi.

-Cada sábado es el preludio azul del domingo. Aunque esté nublado, el sábado siempre ha sido el día del azul, del color de la pureza, de la sabiduría; el resumen del lado suave y digno, de lo recatado de la vida. En el azul, estrechan sus mundos el cielo y la tierra; y en medio, la paz y la beligerancia, la ventura y la desventura; es decir, la vida del hombre, que respira y ama en el azul, pero que se hace trágica y airada en la realidad contraria, lo negro. El azul amortigua la acidez de la vida, sus lados oscuros. Mientras con la boca clara y viva dices azul, se suceden los conflictos en la tierra: el coronavirus arrasa, la mascarilla tapa la desfachatez de los políticos y poderosos, el frío viste la desnudez de los pobres. Sin embargo, el azul de la misericordia arropa con sus gasas de piedad la pobreza. Miras al cielo y ves el azul; miras a la tierra y se te presentan la muerte, el dolor. La angustia. Te estremece la visión. Recuerdo un poema de Juan Ramón Jiménez que dice: «¡Qué lejos, azul, el cielo, / de la tierra pobre! Pero / los dos son el día bueno». Si en el dolor, Diario, piensas en azul, el dolor se te hará sábado, preludio de un domingo más apacible, más claro; preludio de un día bueno, de un día mejor que el anterior. Solo se trata de dar esperanza al que vive en el sufrimiento, de darle un poco de amor de Dios; el Dios que unge con aceite de alegría los cuerpos doloridos, golpeados; los cuerpos desterrados, aquí en la tierra, de la felicidad (12:19:46).

viernes, 5 de febrero de 2021

5 de febrero de 2021. Viernes.
FRATERNIDAD

Río creando anillos, en Murcia. F: FotVi

-Ayer, Día Mundial de la Fraternidad. El Papa Francisco celebraba el día con estas palabras incisivas y certeras, como flechas que van directas al blanco, y acierta: «Un mundo sin hermanos es un mundo de enemigos». En esta frase no caben ni la frivolidad ni la tibieza: o se es frío o se es caliente, de lo contrario llega la náusea, el vómito. ¡Aj! Y el Papa ha seguido: «Hoy la fraternidad es la nueva frontera de la humanidad. O somos hermanos o nos destruimos mutuamente». Me gusta escuchar al Papa Francisco, porque nunca usa la acuarela, las medias tintas, los difuminos dialécticos. Dice lo que quiere decir, y lo dice levantado la vista y la voz de aquello que lleva escrito en el papel. Y sin alterarse. O alterando el gesto de sus ojos, solo. «Nueva frontera», dice. Se trata de mirar y llegar al horizonte, y pensar que, más allá, hay otro horizonte, y otro, y otro; nunca acaban las fronteras, siempre hay una nueva que conquistar y modelar, y rehacer. «No hay tiempo para la indiferencia», ha dicho. Estamos a tiempo de que nuestro mundo no se nos venga a abajo, como un castillo de naipes, como una muralla hecha con fichas de dominó. La distancia, el menosprecio, la exclusión, nos van llevando lentamente a la desolación, a una babel demolida, de bellas piedras caídas, sí, pero inmoladas. Ser hermanos, o mirar al otro, al prójimo, con ojos limpios, serenos, como mira la madre al hijo al que, tras una trastada, riñe, pero con amabilidad. En la hermandad se ensancha la calidad de la amistad, y de abrazo en abrazo, de sonrisa en sonrisa, se llega a la hermandad universal. Dice Octavio paz: «La amistad es un río y un anillo […] Es un río que, al fluir, inventa sus anillos». El anillo es, Diario, el puente que une, que crea la familiaridad, y deja que, con el tiempo, invente nuevos anillos de amistad, o un amor de eternidad (17:50:59).

jueves, 4 de febrero de 2021

4 de febrero de 2021. Jueves.
SILENCIOS CALLADOS

Así amanecía hoy, el cielo de Murcia. F: FotVi

-Contemplar salir el sol cada mañana es como leer un poema hermoso, único, irrepetible. «En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia», pedía yo en Laudes, con expectación de aprendiz que deseara tocar el espíritu, el más allá íntimo de las cosas, su arsenal más entrañable y subterráneo de belleza. Escuchar la gracia debe ser como oír la entraña del silencio, entrar en sus estancias más esenciales e indescifrables. No es la forma, sino la esencia lo que busca el que pide oír el tañido de la gracia. Donde, sin duda, se halla Dios. El fabulista francés Fontaine decía: «La gracia es más bella aún que la belleza». Cada día, al amanecer, el dedo de Dios pinta el cielo, de un modo distinto, sin nada que se asemeje al del día anterior. La inventiva de Dios es infinita, y su ingenio inconmensurable. Pero el poder valorarlas y hacerlas vida en nosotros, es de una generosidad superior. Dios, así, nos regala el poder del éxtasis, el don sutil, hecho de soplo, de la sorpresa. Doy gracias por este don o acontecimiento fértil en mi vida. Aún me sorprenden la fe, el amor, la esperanza, el gusto de un poema, la sacudida interior de un amanecer, el grito divino de la misericordia. Yo, Diario, diría con Unamuno: Señor, «tus íntimos sentires florecen en mi boca, / tu vista está en mis ojos». Ahí, Señor, oigo tu gracia, escucho sus silencios callados, como el estruendo de un mar místico, que, por tu gracia, se estremece dentro de mí, y me habla, de belleza (11:26:21).

miércoles, 3 de febrero de 2021

3 de febrero de 2021. Miércoles.
SAN BLAS, MÉDICO Y OBISPO

San Blas en procesión. Santiago de la Ribera. F: Charo

-Busco en el baúl de los recuerdos y hoy, día 3 de febrero, me viene a la mente la fiesta de San Blas. San Blas fue el santo, cuya fama llegó, desde la ciudad de Sebaste, Armenia, a los confines del mundo, entonces conocido. Fue médico y eremita, y obispo, sin palacio episcopal. Y quizá también sin mitra. Solo se vestía de santidad y daba consejos prácticos y bíblicos, que encendían y hacían fuerte la fe de los que le oían. Su sede episcopal fue una cueva en el monte Argeus, Turquía, donde acudían sus fieles a verle y consultarle. Curaba enfermedades del alma y del cuerpo, como Jesús. Fue testigo –mártir– de Jesucristo; es decir, tras predicar y ser evangelio hecho obra de misericordia, amor, fue torturado y ejecutado. Es patrono y protector de las enfermedades de garganta, y de los otorrinolaringólogos; o sea, de los titulares de esta palabra sin fin. En el Barrio de San Blas, en Santiago de La Ribera, se celebra todos los años, con fe y espíritu bullicioso, la fiesta del obispo médico, que curaba a humanos y a animales; era –este, sí– médico de medicina general y universal, con Dios diagnosticando y curando a su lado. Yo viví, durante 9 años, esta fiesta entrañable y lúdica. Tiempos aquellos en los que vivía la fe, el evangelio, y la fiesta: tiempos de felicidad humana y celeste. Después de la misa, siempre cantada y con predicador distinto, solemne, salíamos a dar un paseo –sacerdotes, amigos, monaguillos y monaguillas– por el recinto del jolgorio y la humareda, del vaso de vino y la panceta a la brasa. Después de lo divino, Diario, vivíamos el evangelio del acercamiento a la gente, y, como Jesús en las bodas de Caná, compartíamos el pan y bebíamos el vino de sus alegrías, y así el santo iba saludando, con nuestro saludo, a los que acudían, en tiempos, a su cueva en los bosques del monte Argeus, y, en este día, a la ermita de San Blas, en Santiago de La Ribera, al lado oeste del Mar Menor, con el deseo de ver prodigios; entre otros, el de compartir en el amor (13:06:20).

martes, 2 de febrero de 2021

2 de febrero de 2021. Martes.
CANDELA

Habla la luz, en la oscuridad. Tallin. F: FotVi

-Candela, que seas muy feliz, es tu onomástica, tu santo. A ti, que eres fiesta, se te une la fiesta de la presentación del Señor en el templo, donde habla la luz, y donde la claridad se hace profecía en Simeón. Simeón mira al niño que ha tomado en sus brazos, y lo ve como «promesa cumplida», como «salvación de las naciones», como «luz que alumbrará a los gentiles». Hoy, las velas encendidas hablan, cantan himnos. Simeón y Ana, en su vejez, son nuevamente fecundos: llenos del Espíritu Santo, profetizan: «No desesperéis, la vida merece la pena vivirla, el Señor mantiene su promesa». Dios, en la luz que es Jesús, se hace encuentro con su pueblo, que anda perdido en la oscuridad. La oscuridad de tanta vileza. Y les habla de esperanza, de que no desfallezcan. Ni los enfermos –tantos, en esta hora–, ni los perseguidos, ni los que soportan la cruel sacudida de la soledad, ni los ancianos, ni el pobre de pan y de expectativas, ni el que da su vida por la justica, todos somos invitados a cantar el mismo himno inesperado y vivo de la fe, de la esperanza, del amor, para, así, poder decir con Simeón: «Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Mis ojos han visto al Salvador». Candela es la humilde vela que, encendida, quiebra la oscuridad y da luz a la tiniebla, y atemoriza al horror y lo hace huir, y, entrando y viviendo en la profecía, apoya y libra, y entonces puede decirse con Simeón: «Todavía hay salvación»; todavía, porque allí donde Dios habita, late la luz de la profecía, y, a ella, Diario, siempre sigue la esperanza. Candela, en el día de la luz, sé muy feliz, y que la Luz te bendiga y te haga, sin aspavientos vanos, serena claridad (10:58:11).

lunes, 1 de febrero de 2021

1 de febrero de 2021. Lunes.
CON SOL Y PALOMAS

Luna roja, en el cielo de enero. Murcia. F: FotVi

-Día primero de mes, con sol y palomas, y miedos, y la angustia atravesada en la garganta como una espina fatal de pescado. Se nos va un mes con llantos y llega otro con lágrimas; lágrimas, que también son llanto, pero más íntimo, menos de los ojos y más del espíritu; el que se dice sin palabras: el del verso que expresas con la mirada o el de la caricia que haces sin las manos, con solo el suspiro del deseo. Ahora, en la vida, casi todo es dolor; es la pandemia del dolor y la duda que acompaña a la otra pandemia del virus. Son las pandemias que preceden a la desesperación, al pesimismo más cruel, más agonizante; y, como diría Albert Camus, al «absurdo» más irracional y trágico. El ser humano sabe que ha nacido para morir, para irse, pero, antes, hay anchuras y esperanzas, y extensiones de luz, sobre las que volar. La nieve cubre el camino, lo hace peligroso, pero no lo destruye. La nieve se va y el camino queda, como el sol o el esplendor de la floración en primavera. Y el nido del pájaro en la rama. Y el correr del arroyuelo en la montaña. Yo estoy con Dostoievski, que escribió: «Hay que amar la vida antes de razonar sobre ella, sin lógica; solo así se puede comprender su sentido». Amar la vida, aun con sus heridas e infortunios; pues vives la vida que llevas en tu interior. Jesús dijo: «El reino de los cielos está dentro de vosotros». Si quieres paz, hazte tu paz, lo mismo que si buscas justicia, o piedad, o amor, o vida. Hazte tú ejemplo de ti mismo, y encontrarás, Diario, el reino perfecto para vivir, y soñar, y redimir, encandilando (12:33:39).