20 de julio de 2021. Martes.
LA GRAN SINFONÍA
LA GRAN SINFONÍA
-Esta mañana (7:30 h.), rezaba yo en Laudes: «Para ti es mi música,
Señor»; y seguía: «Voy a cantar la bondad y la justicia». El camino perfecto. O
la música de Dios. La bondad –clemencia, ternura, humanidad, misericordia,
sensibilidad, prójimo…– es la nota que mejor cabe en el pentagrama afectivo de
Dios. Despertarme con este cantar en mi boca, es llenarme la boca de Dios, decir
todos los nombres –melodía divina– de Dios. Dios acumula en sí todos los
nombres surgidos de la palabra amor. Dios, desde el amor, encarnado en su palabra
(su sabiduría), hizo la luz y, con la luz, le dio color y belleza a las cosas,
y creando el agua, acabó su gran sinfonía. Decía Eurípides, dramaturgo griego:
«En la bondad hay toda clase de sabiduría». También la de la justicia. La
justicia es la sabiduría de quien construye la equidad. En la sociedad. Lo que
se hace desde el amor, siempre es equilibrado y justo, allana la montaña y
eleva el hoyo, lo hundido: pone paz y armonía entre las cosas. Empezar el día
con esta música –la de la bondad y la justicia– en tus rezos, es colocar a Dios
como director de esa orquesta, en la que el amor es la tonalidad dominante, el
solo de violín que logra el momento más íntimo y apacible del concierto, el titilar
y temblor de la pieza, su aliento. En el rezo de la mañana, Diario, sereno mi
alma y la preparo para la aventura del día: así me alumbro el camino. Dios,
batuta del concierto, me guía (12:10:25).