martes, 6 de octubre de 2015

6 de octubre de 2015. Martes.
MI ANTIGUO LENGUAJE

Ballet flamenco, en el Mar Menor. Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Se ha cansado el otoño de serlo y ha vuelto a echar mano de unos días con sol y verano, y playa. El sol vuelve a tostarse en la playa, donde a veces ballenas y delfines -y otras especies- echan ancla y fenecen. No me gusta el verano porque en verano se oyen lamentos en el mar; llora por tanta agresión de playa con cuerpos echados, tomando el sol, dicen, pero en realidad matando el mar. El mar se abre a ríos, a tormentas, a la luna, que lo riela, iluminando su movediza costra de animal grande, dinosaurio que brama y duerme, y amamanta a lo creado. El mar es gracia y es pavor, y es risa, y amor, y palabra infernal y gloriosa, y, a causa del ser humano, degradación. En este momento, y a esta hora de progreso de la humanidad, el mar es muerte, anunciada. Si le regalas tu oído, y tienes la humildad de oírlo, sentirás sus latidos enfermos. Cada vez hay menos voces como la de Jacques Cousteau que puedan decir: «Muchas personas atacan al mar, yo le hago el amor», enamorándolo. Mas bien podamos decir, como lamentación llorosa, lo que Jorge Luis Borges: «El mar es mi antiguo lenguaje, que ya no alcanzo a descifrar». O aquello otro de quien deseó ser poeta, y cantó: «¿Si digo una palabra, si la creo / alta y azul, anuncio el mar?  Si digo / “la mar”, ¿pronuncio todas las palabras…?». El mar, mi maestro del lenguaje, y de la vida. Ah, otoño, que vuelves a traer un verano alitúrgico, de otro tiempo, lluévete ya a raudales y que el mar quede libre y sea purificado así de tanto «toma-sol con barriga», y sombrilla sin sombra. Como decía el papa Francisco: «cuidemos lo que es débil», la tierra, que nos ha sido dada, y nos precede. Dejemos vivir, Diario, lo que otros deben gozar y celebrar, enamorándolo (20:34:05).

lunes, 5 de octubre de 2015

5 de octubre de 2015. Lunes.
MAGISTER, O EL QUE MÁS

Tulipán, entre alumnos. Al Magisterio. Estambul. Turquía. Año 2013. F: FotVi

-Hay palabras que, en su significado, engloban varias unidades léxicas; es decir, son un conjunto o racimo de palabras. La verdad de toda palabra está como un aleluya de vida en su raíz, en la fuerza de donde surge. La raíz es el sueño volador, por ejemplo, del cosmos de la flora. En la raíz se hace la vidriera de la flor, además de los oros de sus frutos. Carmen -bella palabra en sí misma- lo es más en sus raíces y en su significado. Sus orígenes son árabe y hebreo; karm -árabe- significa «viña», «jardín», «huerto»; y con el sufijo «el» -karm-el-, en hebreo, significa «viñedo del Señor», y que, aplicado a María (la Madre de Dios), habla de «jardín», «jardín de Dios». En su interior, pues, carmen encierra todo este haz o gavilla de palabras y significaciones tan de paleta de pintor sublime; palabras y significaciones de indudable belleza y textura sonoras, casi pianísticas. Dices carmen y es como si sucediese un poema en tu boca, o un grano de uva revolando entre lengua y paladar: «viñedo». Digo esto por ser hoy día del maestro, esta vez del latín magister, que a su vez deriva de magis -más-, o el que da el nivel más alto de habilidades y conocimientos. Maestro, pues, Diario, es el que sabe y enseña, el que mastica la sabiduría y la da como la cigüeña la comida a sus crías, regurgitando el saber y poniéndolo en la mente del alumno, con sudor y lágrimas, a veces, y sin apenas reconociendo, en la picota casi siempre. Yo hago un himno a su labor, a su humilde crucifixión diaria. Magister, o el que más... da (20:01:12).

sábado, 3 de octubre de 2015

3 de octubre de 2015. Sábado.
ABUELA

Abuela, dice el ángel, absorto. F: FotVi

-De pronto, todo se vuelve dulce, lírico, amable, con melodía. Es apenas, ¿qué decir?, es algo así como un vuelo de mariposa, que no mueve el mundo, pero alivia su quietud, y la alegra. ¿Por qué las cosas, para que se vean importantes, siempre han de ser solemnes y grandes, tumultuosas? No todo es guerra, ni pateras asesinas que zozobran y se liberan de náufragos para que los mate el mar (la mar inocente, la del vientre vital), ni política arbitraria y cínica (a veces), ni corrupción maldita, ni maldita indiferencia, la del mirar para otra parte de la hipocresía. Veo una foto en un diario, no sé cuál, o lo sé pero me lo callo, los diarios son la enfermedad del papel y del idioma, salvo cuando no hablan ellos, sino el que, saliéndose de la línea editorial, crea ideas y palabras con sol (interior), con luz propia, y hace que, en la palabra y en su alma de papel, suene la verdad y no lo conveniente y establecido ¡Qué ciento de pájaros volando, entonces, sin ninguno en la mano! Decía de una foto en la que un bebé (3 meses) contempla a la abuela (93 años) con mirada de cerilla encendida, es decir, con mirada viva y ruidosa de hablar, de expresar sabiduría. Con los ojos, el bebé quizá dice «abuela», o (menos probable, aunque por qué no) «te quiero». ¿Quién ha descifrado el decir de la mirada de un bebé, quién su vocabulario de ave que pasa sin oírse, pero está? ¿Quién? De pronto, Diario, todo se vuelve dulce, lírico, amable, y hasta ejemplar: ejemplo de bebé que habla con la mirada y quizá dice «abuela», o  (¿por qué no?) «¡cómo me gustas con gafas, abuela!». O cosas así (13:12:25).

jueves, 1 de octubre de 2015

1 de octubre de 2015. Jueves.
PRIMER MARTILLEO

Martilleando el día, en Trapería. Murcia. F: FotVi

-Empiezo un nuevo mes, y hoy, día inicial, doy el primer golpe de cincel en la piedra de su escultura. Su día 31 será una escultura de luz y sombras, de lobos y palomas, de espadas y palabras (menos palabras que espadas, menos palomas que lobos: la política es así), y de luciérnagas, destellos de brasa para las noches con pesadillas negras o dinosaurios bajo la cama. (Augusto Monterroso, el insigne cuentista de los cuentos de un instante: la vida es un menesteroso cuento de un instante, aunque a veces chispee y reluzca, y cante y sepa a menta o eternidad). Hoy he practicado mi primer martilleo en la escultura del mes, como casi cada día: he rezado (acudo a Dios y él a mí), he escrito, he contemplado todo con sorpresa; diciéndome: existo, con sorpresa; diciéndome: leo y las historias que encierran las palabras son hermosas y terribles, con sorpresa; diciéndome: ando y la tierra me sostiene y no me deja hundirme más allá de ella, con sorpresa; y me digo así muchas cosas con sorpresa y con preguntas, y con dudas y certezas, y con pájaros (palabras) en la boca, como que tengo amigos, y una familia con Candela como ángel (como pececillo celeste), y silencios para, desde su interior, oír el cielo y la luz, y los colores, y el enigma, y oírme yo a mí mismo y saberme yo, y libre, y amigo de lo débil, y fraterno con causa, Diario; es decir, fraterno con amor (20:41:17).

miércoles, 30 de septiembre de 2015

30 de septiembre de 2015. Miércoles.
ÚLTIMA ISLA DE VIDA

Acorde en la tierra, del jardín. Año 2015. F: FotVi

-Me doy por vencido: andaré hasta parecer que fenezco, hasta, rendido de tanto respirar, de tanto anhelar vivir, caerme todo yo en mí mismo. Como los ojos en un abismo, asustados sin remedio por el vértigo, sin remisión cayendo antes de retirar la mirada y huir. Respirar es tomarle vida al universo, alargarte en el tiempo, poblar el espacio en el que a diario pisas y creces, y en el que, a pesar de las zancadas, mueres; se muere de tanto respirar, de tanto anhelar vivir. Se muere siempre, la vida se rompe siempre. Ayer vi morir un pájaro. Posado en la rama de un árbol, dobló la cabeza y, como una hoja en otoño, se cayó vencido. Entró en el abismo. Sin latidos que alentaran las plumas, fue éste su último vuelo, su última y feroz aventura infeliz. Se oyó, oí un golpe, fue como un pequeño acorde entre su cuerpo y la tierra, y pereció, con la cabeza girada a un lado. Ante la muerte se voltea la cabeza a un lado, como para escucharla o pasar de ella, o reverenciarla; una vez hallada la muerte, su catedral oscura, se estará por siempre en ella. Aunque se la revista de pisadas largas, la vida es una caída, un irse, o para alentar en la Trascendencia o para desvanecerse en la nada. La muerte, Diario, es un dejarse ir sin conocer adónde. O, en todo caso, la muerte es cruzar las aguas del recuerdo y, si alguien te perpetúa en él, quedar ahí, tu última isla de vida (19:47:17).

martes, 29 de septiembre de 2015

29 de septiembre de 2015. Martes.
TRES DE POESÍA (con Luis Alberto de Cuenca al fondo)

Otoño, en ABC. Año 1970.

-Una de poesía: oigo cantar a un pájaro (11 horas del día), un gorrión; de metal y agua su canto, terco, aunque ensoñador. El otoño llega con pájaros y lluvia, bondadosamente sonoro, con bondad otoñal. Otra de poesía: ayer, el Hada de los Premios dio en tocar con la varita mágica de un premio a un español, Luis Alberto de Cuenca, que, por serlo..., se sentirá español. «Embrujado jardín. / En un estanque, / desnuda, / te recojo. / Me parece que tengo entre los brazos / otro jardín». El poeta es así: sueña que sueña sueños y los dice. Hasta emocionar el alma, hasta herirla. Luis Alberto de Cuenca, o el maestro de la magia verbal, con destellos de ironía, también mágica; poética por tanto. Leer a Luis Alberto de Cuenca es tener entre los labios, masticado y hecho carne propia, «otro jardín». Y otra (de poesía), ésta del poeta de Dios Isaías: «Tú cuidas de la tierra, la riegas / y la enriqueces sin medida; / la acequia de Dios va llena de agua, / preparas los trigales; riegas los surcos, igualas los terrones / (…), rezuman los pastos del páramo / y las colinas se orlan de alegría; / las praderas se cubren de rebaños, / y los valles se visten de mieses, / que aclaman y cantan». Esta mañana, mientras me dejaba asaltar por la lluvia, calándome, he rezado este poema, juntando en la boca lluvia y palabra, como un milagro; es decir, he reunido en los labios agua y plegaria; como ves, Diario, los dos elementos de toda bendición (19:42:50).

lunes, 28 de septiembre de 2015

28 de septiembre de 2015. Lunes.
TELE-MONSERGA

Bosque atormentado, ante la tormenta. Año 2014. F: FotVi

-Un trueno horrendo, y el tabletear de la lluvia, en una noche de fantasmas separatistas. Cerré la tele y metí la cabeza bajo el almohadón, de mis miedos. Todavía me asustan las tormentas, si son eléctricas; pero más si son ideológicas, sentimentales, ilógicas. Las ideologías son la chispa de toda guerra (también la religión cuando se hace solo doctrina sin obras de fe, dogma sin alma). Vinieron bien, pues, el trueno y la lluvia, y lograron apartarme de la tele-monserga sobre el resultado de las elecciones catalanas, tan viscosas y convulsas, tan temblorosas por crispadas. Crispación, me dije. Y pensé en un cangrejo avisando de mordisco con sus enormes pinzas demoníacas. Pinzas que, cocidas, y con un rociado de limón, saben, sin embargo, a mar sabroso y comestible, a mar de chuparse los dedos; aunque también, Diario, a mar temible e inmisericorde, volteador de cosas, como el mar de la política sin freno, casi siempre caos encolerizado (19:52:20).

sábado, 26 de septiembre de 2015

26 de septiembre de 2015. Sábado.
JUEGO DE GOLES

Guerra de espinas, en el jardín. Año 2014. F: FotVi

-Si el Barça y el Real siguen así, voy a desear que Cataluña no se vaya (del resto) de España. (4-1 y 1-2, tercamente). Una hecatombe para unos y un elixir (o ambrosía) para otros. La hecatombe y el elixir de los goles. Y, en el ínterin (no es pedantería), el simbólico episodio de la guerra de las banderas en el balcón del Ayuntamiento Colau de la capital catalana. Juego de goles (fútbol) y guerra de banderas (politiquismo). Pero, al final (y si Dios no lo remedia), fuego de tronos. Fuego que siempre incendia a los más débiles y que, ante la hoguera, hace tañer el arpa la insensibilidad del poderoso. Nerón. Poder y guerra (aunque sea guerra de banderas) se alían, se confabulan, se reparten el botín, al amparo de las ideologías. Las ideologías -así como la mala religión- son el arte de despistar a crédulos o confiados, e instruirlos en la ignorancia. Cuando alguien me habla en nombre de Dios, cojo a Dios y lo coloco en el lugar del parlante a ver si me suena a palabra de Dios (en sus actos) lo que el hablador dice, y si no me suena, aparto el oído y dejo de oír, sacudiéndome las manos, gesto de la inocencia. Igual me sucede con las ideologías: oigo y comparo lo que dice (el ideólogo) con el cómo vive (el ideólogo), y, si no coinciden palabra y obra, abandono, me voy con la música de mi libertad a otra parte. Mi libertad, tan valiosa como la luz o el aire que respiro; don que se me ha dado (Dios, soy creyente) y que yo vivo y defiendo, latiéndolo; a cada instante. 4-1 y 1-2, tercamente, Diario, pero sin guerra, sólo juego de goles (10:50:46).

jueves, 24 de septiembre de 2015

23 de septiembre de 2015. Miércoles.
TELARAÑAS

Hormiguero palacete, en el jardín. Año 2014. F: FotVi

-Se me ha aparecido una hormiga intelectual y habladora y me ha dicho: «¡Hola!». No me ha sorprendido, porque yo sé que las hormigas, como el pez, o la hoja que ahora, en otoño, se hace objeto de caída o de vuelo, hablan; las estrellas y los libros también hablan; aunque más las estrellas. Todo habla, si, como ocurre con la caracola, pones el oído y dejas que a través de ella te hable el mar. Yo, antes de ver el mar de mano de mi padre (el Mar Menor más hermoso de todos los mares), lo oí alentar, alancear olas, besar la playa, rugir, gorjear, hundirse y levantarse ebrio: en la caracola lo oí. Como el mar estaba en ella, en la caracola, y yo deseaba oírlo, ella me lo dejó oír, y el mar se hizo lebrel en mi oído, can sonoro, paz y trueno. Tras el saludo, «¡hola!», siguió la hormiga: «¿Te apetece ver mi mansión?» Yo, por seguir el protocolo, dije que sí, y me enseñó el hormiguero. Me enseñó su templo, su ciudad, su laberíntico hogar, y me maravillé por tal portento de ingeniería. Por tal sabiduría. Y, percibiendo mi asombro, me dijo: «¿Fascinado? Es el resultado de la unión; para construir, o defendernos, o atestar la despensa, todas las hormigas somos una sola hormiga, una sola avalancha de fuerza, un espolón que irrumpe formidable y vence; en la unión, somos y subsistimos». Luego de este encuentro, Diario, he ojeado la prensa y, con ruido y helor de tripas, he pensado en España, y he visto una mansión de ruidos y fantasmas, rota, a punto de ser invadida por telarañas de desencanto y frustración. Melancolía (12:07:26).

martes, 22 de septiembre de 2015

22 de septiembre de 2015. Martes.
CINISMO

Agradecida a la luz, en el jardín. Año 2014. F: FotVi

-En España -esta dolorida belleza-, hay muchos intelectuales, gracias a Dios. Los hay que son sabios y los hay hinchados; es decir, intelectuales batracio. Los hay que crean y los hay que croan, aunque alguna vez creen. Advertencia: no juzgo, solo describo (con temblor) la realidad de un país en quiebra. Y cuando algo se quiebra, un jarrón chino, un amor, un sueño, solo pueden recogerse a lo sumo los restos; recogerlos y pasearlos por la historia como trofeos de una frustración de amor y de odio, irredenta. La frustración es la esperanza rota, que se desangra en desesperanza. Un manantial de desesperanza que, con afluentes de recelos y vileza, irradia enfrentamiento, y, al final, una huida hacia adelante sin salidas, a la que llaman muerte. Ha resultado ser un intelectual batracio, intumescente, reventón, fatuo (pido perdón a los batracios), un tal Fernando Trueba, aprendiz de brujo de la cinematografía, un John Ford u Orson Welles en ciernes, y caricatura de la educación y la cátedra: el magisterio. Estos intelectuales huecos y apoteósicos, pompa de jabón, no más, no enseñan nada, salvo sus complejos y carencias, sus títulos de necedad apasionada. Si no quieres, no beses la mano que te da; pero no la cortes, al tiempo te quedas con su pan. Cinismo. «Ni cinco minutos de mi vida me he sentido español», ha dicho el Ford Coppola del cine español, Fernando Trueba, sin advertir que mentía. Algo más de cinco minutos se sucedieron (tic, tac, tic, tac, más) en recoger y sentir el latido en sus manos de los 30.000 € del ala voladora de mis impuestos y los tuyos, Diario; bastante más. No sentirte hijo y beber, sin embargo, de la teta materna, extenuada, de sus ubres casi abatidas, es una obscenidad, una pequeñez del tamaño del País de Lilliput, una miniatura de dignidad, un delirio fachendoso, una monserga. Escribe Vargas Llosa: Larsen empujó la puerta de La casa verde. La oscuridad estaba caliente y le dio en la cara. Pues eso; o algo así  (12:37:17).

domingo, 20 de septiembre de 2015

20 de septiembre de 2015. Domingo.
PRIMER ESCALOFRÍO OTOÑAL

Armonía, sobre el agua. Mar Menor. Lopagán. S. P. del Pinatar. F: FotVi

-Hoy, próximo el otoño ya (mi ensueño de todo el año), he buscado un breve rayo de sol y me he abrigado en él. Rezaba y he buscado el sol, en mi primer escalofrío otoñal. El otoño, pues, con más música de invierno ya que de verano, aunque sin herir con fríos punzantes. Y he pensado: otoño, o el equilibrio. Aquí los extremos no se tocan, solo se observan desde lejos, y con un mirar amistoso. El calor extremo pasó; ahora se acerca el bondadoso frío razonable, cuerdo, de estas tierras. En mi vida, solo he visto nevar tres veces, y una en Zakopane, Polonia. Y, mientras nevaba, pasó un tren, llevándose tras su furia de hierro la nieve. Al perderse a lo lejos, dejó un remolino a su espalda. Cuando visité Auschwitz, recordé esta nieve y este tren, y me heló el recuerdo. Hoy, domingo, he rezado por los desplazados de ahora que vienen de la guerra, y que se arraciman en trenes, y, con sus hijos en brazos, sueñan llegar. Es la diferencia entre el ayer y el hoy. Entonces, salvo a la muerte, muy pocas veces se llegaba. Con el viaje en el tren, se moría toda esperanza. Ahora, aunque también hay muerte, prevalece la esperanza. Y una frase bella oída este domingo: «Quien no vive para servir; no sirve para vivir». Como la palabra, que si no dice, y comunica, y crea lazos, y armoniza, no sirve para nada, y acaba por morirse. Servir, para vivir, en dignidad, Diario (19:57:45).

viernes, 18 de septiembre de 2015

18 de septiembre de 2015. Viernes.
YO, NIÑO

El espanto, en la Muralla Púnica. Cartagena. Año 2015. F: FotVi

-Yo, niño, oí: «Levanta el puño y di: ¡Viva la República!», y yo, niño, levanté el puño y dije: «¡Viva la República!», y, como cada mañana, rieron y me dieron palmadas en la espalda, casi hasta abalanzarme al suelo. Reían con dientes negros, aquellos hombres, enormes. En el rostro y en las manos, y en la vestimenta, eran cosas de grasa; salvo en los ojos y en la boca, abiertos como rajas, era como si excretaran grasa. Yo, niño, me dije: «Hombres de grasa», y parecía manchar su aspecto. Habían convertido la iglesia de la Asunción, en Molina, en un informe e inmenso taller mecánico; bajo las bóvedas y macizas columnas, todo era un bosque de motores, y confusión de gente de ida y vuelta, y suciedad. Y había un olor fuerte, picante, como cuando en casa mi madre lanzaba el insecticida aquel con el vaporizador Flit. Salí de la iglesia y fui a casa, donde mi madre hacía pan con cebada y, luego de secadas al sol, con mondas de naranja. Este pan nos iba salvando del hambre. Mi hermana, en la cuna, jugaba con las manos, a nada, ni siquiera jugaba a mirárselas, pues no sabía que eran sus manos. Miraba, sin ver; o quizá viera sombras, quién sabe. Mi padre hacía la guerra de ellos, eso fue lo que me dijo, cuando, con barba y parásitos, volvió de allá. Triste y festivo a la vez, al verme. Casi tres años anduvo fuera, guerreando. Llegué a casa, digo, y, puño en alto, grité: «¡Viva la República!» Mi madre, paralizada, me miró y lloró. Mi hermana Consuelo siguió gorjeando, y jugando a no verse las manos; o quizá, sí; enferma, nunca dijo nada. Y, sin decir nada, murió a los dieciocho años. Ahora la veo ángel. Las guerras, Diario; al fin, todos las lloran, salvo aquéllos que las promueven y crean el espanto (19:55:05).

jueves, 17 de septiembre de 2015

17 de septiembre de 2015. Jueves.
CURA

Dormitando en la fragilidad. Salinas de San Pedro. Año 2013. F: FotVi

-Se me aparece la palabra «cura» en la punta de la lengua y, luego de removerla como una gota de miel en la boca, la digo. (Toda palabra es miel, aunque a veces mal suene: las hay, palabras, malsonantes, que mal suenan, pero se dicen, porque son palabras y están para ser dichas y significar algo, aunque rechinen al oído). Cura. «¡Eres cura!», me advierte el espejo, ante mi asombro; nunca me lo había dicho yo a mí mismo así, a la cara, y mirándome al espejo (del alma). Accedo al significado de la palabra cura, y me sorprende que algo de tan poca apariencia ortográfica como este vocablo de dos sílabas (cura) pueda abarcar tanto. Cura es locución llegada del latín, y puede expresar: asistencia, acogida, solicitud… Y no sólo del alma. El cura medica el alma; pero también el cuerpo. El cura, cura, cultiva, cuida, no culpa (disculpa), cumple…; y, ante todo, «es hombre perdonado», o debilidad ungida, consagrada; y, en todo caso, Diario, siempre será fragilidad amorosamente elegida, y perseguida. Fragilidad (19:39:57).

martes, 15 de septiembre de 2015

15 de septiembre de 2015. Martes.
MI ALMA

Idea desprendida, en el jardín. Año 2015. F: FotVi

-Se me ha aparecido el alma, mi alma, y me ha dicho: «Contigo voy», y la he percibido a mi lado, llevándome del brazo, como la madre a su niño, excitando mi marcha, protegiendo mis cansancios, poniendo ideas ahí donde nacen las palabras para que éstas las digan, para ser envueltas en su luz y ser dichas, para darles paso en su música fonética desde su concepción entrañable a la eclosión expresiva, donde se hacen nombre en las cosas, y diccionario luego, y asombro en el libro, y supremo acontecimiento en la biblioteca. Mi alma, Diario, a mi lado, como el lazarillo que me alienta, y me inspira, y me inmortaliza (19:40:06).

lunes, 14 de septiembre de 2015

14 de septiembre de 2015. Lunes.
EXPANDIRSE

Himno de creación, en el infinito. Año 2015. F: FotVi

-Amo la luz y amo la oscuridad. Amo lo microscópico profundo y lo galáctico inabarcable. Amo el sí y amo el no, si no guerrean. Amo la iluminación incesante que es la razón y el clamor fugaz e insistente de vida que es el latido. Amo el oír, pero más el escuchar. Amo ir, buscar horizontes, y amo estar en el horizonte hallado, encarnarme. Amo al pájaro que hace musical la copa del árbol y amo a la lombriz que oxigena su raíz, otra música. Amo a las madres y amo al manantial que las semeja; madres y manantial fluyen, dan, enriquecen, alumbran. Amo la lectura y amo el silencio, su complemento. Amo el llanto y amo la risa, pero más el llanto, por más interior y humano, y liberador, por esforzado. (El dolor es ascesis, y la ascesis es vencedora de inercias). Amo. ¡Amar! Expandirse. Amo la creación toda, Diario, y a Quien la dijo (20:22:38).

domingo, 13 de septiembre de 2015

13 de septiembre de 2015. Domingo.
ÚLTIMA MIRADA

Grito blanco, en el jardín. Año 2013. F: FotVi

-Cristo y su última mirada, desde la cruz. Mirada entre hilos de sangre, como tras de un cañaveral. Siempre me ha inquietado esa última mirada de Jesús, mirada terriblemente humana y doliente, aunque hermosa. En su mirada, el alma, y el pavor, y la agonía, y la traición, y el «el hágase tu voluntad”, y el desprecio, y la burla; era Dios, pero revestido de humanidad, de miedos. Después de dar su madre a Juan, después de las plegarias, después del perdón y del ahogo, «dio un fuerte grito -dice Marcos- y expiró». Un fuerte grito. ¿Qué es lo que vio? ¿Qué es lo que le aterrorizó más que el frío de la soledad y de la muerte? ¿Qué abyección le entró en el grito y lo dio? Interrogante que a menudo me hago, Diario, y, aunque intento entrar en aquella mirada y ver en ella, desde ella, con ella, no logro hallar respuesta, vislumbrar lo que ella vio: ¿algún otro horror, quizá, que le hizo gritar el grito? (19:09:22).

viernes, 11 de septiembre de 2015

11 de septiembre de 2015. Viernes.
GRAFITIS

Grafiti siniestro, en el jardín. Año 2015. F; FotVi

-Escribo porque me lo pide la página en blanco; da igual que sea página de papel o de nieve, o planicie de sal. Escribo. Sin embargo, nunca me atraería en una pared recién enjalbegada de cal o yeso. El grafiti me mete los dedos en el ojo y huyo de él como la luciérnaga del día. Cuando contemplo un grafiti, pienso -ejemplo- en Velázquez, en da Vinci, en Picasso, y se me cruzan las galaxias estéticas (es un decir) y me nublan la visión, hasta cegarme de murciélagos-grafitis, tenebrosos, locos, seres nocturnos de forma siniestramente angulada y de aristas demoníacas. Murciélagos en las paredes, grafitis en La Meridiana (Diada en Barcelona, gentío, ya nos vamos. No habrá corazón; ni adiós, sólo irse). Grafitis en Venezuela, murciélagos en las paredes, los jueces del gobierno de Maduro condenan al opositor Leopoldo López, o justicia para ser ajusticiada. Grafitis en la paredes, murciélagos por doquier, el papa Francisco pide paz y los hay que le devuelven guerra. Guerra contra la palabra, morirá la guerra y quedará la palabra. Promesa: Nunca, Diario, escribiré (emborronaré) un grafiti (así lo creo) en la pared de mi conciencia, me duelen los murciélagos (19:55:39).

miércoles, 9 de septiembre de 2015

9 de septiembre de 2015. Miércoles.
AZULES

Madre e hijo. Año 1905. Picasso. F: Google

-Pasada la lluvia, vuelven los azules al cielo. O la época azul de Picasso en el ambiente, en la meteorología, y en la melancolía. Ida la lluvia, queda el azul. Desde 1901 a 1904 del siglo pasado, Picasso vio azul el mundo y sus cosas. Ante el suicidio de su amigo -amigo del alma- Carlos Casagemas, así como el sudario que tapa o abriga la muerte se viste de blanco, Picasso vistió de azul su dolor. Si es blanca la muerte, se diría; sea azul el dolor que ella excita, que ella alumbra. Tapar con color de cielo el dolor del alma, no está mal. En la época azul de Picasso, todo es dolor aliviado por el azul. Lección: en tiempos de dolor -nuestros tiempos de ahora-, elevar los ojos y contemplar el cielo, su bóveda azul, su lírica azul, su temblor azul, y, como de lluvia, mojarme de su azul, de su coloración de paz, de su profundidad, de su tono de fe, de su faz de eternidad. Mojarme, Diario; mojarnos de su verdad azul, quizá (20:37:26).

martes, 8 de septiembre de 2015

7 de septiembre de 2015. Lunes.
AMOR ENDIABLADO

Siempre el más allá. Mar Menor. San Pedro del Pinatar. Año 2013. F: FotVi

-Ahora, cuando me viene la palabra nacionalista a la boca, con perdón, la escupo como hueso de aceituna. Tras voltearla mil veces, la escupo por insípida y aburrida, por estéril ya. Consumida su masa aceitosa, apetece echarla fuera de la boca, cansa e impide la buena dicción, y hasta puede causar ahogo. Y ocupa además la lengua, que es la que hace posible tallar palabras, hacer que aleteen las alondras (las palabras) del diccionario y se hagan vocabulario, sintaxis, lectura, comunicación, comunión de ideas. El  mito de Narciso, que es hermoso por el amor de Eco hacia el joven nacionalista (o el joven que se miraba el ombligo), es también cruel, porque acaba en muertes. Muere Eco, la ninfa (o el ideal que se evapora), consumida de vejez y añoranzas en una cueva, y también muere Narciso, ahogado en las aguas de la fuente de su vanidad, a la que, seducido por el encanto de su propia imagen, se lanza, sin calibrar las consecuencias. El amor se endiabla cuando es amor que se da uno a sí mismo; el egoísmo es, pues, amor endiablado, con diablos menores, sin embargo, que a lo sumo pueden llevar al infierno del ridículo, esa cosa que te hace aparecer como tonto y apaleado. El egoísmo cierra vuelos e ilumina ombligos, donde andan la estrechez y los ahogos. (Ombligo, o esa rara y perturbadora abertura sin salida. Umbral). Los nacionalismos (ombligos sin salida), por estancamiento de sus aguas y el pudrimiento que les sobreviene, suelen envilecerse a sí mismos; sin un hilo de montaña que le llegue hecho agua, caudal, emoción, himno, advenimiento, el nacionalismo (charco cerrado) se infecta y muere, apestando. Dios es Dios, Diario, porque es extenso, cruz abierta, profundidad, altura, vuelo y pisada, y cercano amor a toda hora; razón por la que pongo en él mi fe y mi patria, y le doy la mano, y lo llamo amigo, y me gusta pisar donde él pisa, para poder así ir más allá de cualquier horizonte, y sentir lo lejano, el allí de lo infinito, donde la diafanidad (19:01:27).

domingo, 6 de septiembre de 2015

6 de septiembre de 2015. Domingo.
HORA DE ESPERAR

Música de arpas, en el jardín. F: FotVi

-Ayer, día gris, en el cielo y en los colores, y en las veletas de las iglesias. (¿También en las conciencias? ¡Tanto drama!) Los vientos de levante traían grises y frías sus crines, hasta aliviar el calor del verano. Daban en los árboles, en las esquinas, en las nubes, vistiéndolo todo con un inquietante y bello atavío de cenizas, cenizas que, en ocasiones, anuncian la lluvia. Las nubes andaban revueltas, enlutadas, y se perseguían. Hasta que ha sido, ha habido lluvia, y en abundancia, anoche. Noche, pues, de música de arpas. Concierto de agua para la tierra reseca, quemada, postrada por el verano. Este domingo, en mi vida -y quizá también en la de otros-, ha habido lluvia, y Dios. Dios en descensión con la lluvia. Y, ante tanta tragedia -me he dicho-, la esperanza. Mi esperanza; con la tuya, acaso. Porque como soñó el poeta, y a pesar de todo, Diario: «Es la hora de esperar en la esperanza». Aún (19:49:47).