13 de septiembre de 2022. Martes.
VESTIRSE DE LLUVIA
VESTIRSE DE LLUVIA
-Septiembre ya empieza a parecerse, por fin, a septiembre; es decir, se despoja de sol para vestirse de lluvia. En algún momento, sin embargo, aún soltará al sol para que arda, pero ya será sólo el ladrido de un perro faldero, meloso, casi tierno, sin mordisco. Emociona notar que, cuando el cielo llora –llovizna– la tierra inaugura un nuevo aroma: huele más a ella misma –a tierra– que a sol; y, sin desdeñar al sol, el olor a tierra es más penetrante y afanoso, y alegre, que el del sol. Y es que, aunque el sol caliente y vigorice, la tierra acoge y amamanta, es más maternal; tal que, concediéndole al sol ser el que despierta y mete en sueños, es la tierra, no obstante, la que canta laudes al alba y nanas al anochecer. La tierra es la melodía de una gran sinfonía: la vida. ¡Olor a tierra mojada! Olor a armonía y a vida, y a temblor de hoja y a gorjeo de paloma, y en todo caso, Diario, olor a don de Dios (12:51:57).
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