15 de abril de 2014. Martes.
COCTEL,
AMOROSO
Blancura y fragilidad, o cóctel de amor, en el jardín. F: FotVi |
-Hoy, Martes Santo, lavo y tiendo la ropa; al momento, el sol y un pelín
de aire inquieto empiezan a hacer su trabajo: orear lo tendido, secarlo; mañana
será la plancha y, de este modo, concluirá el proceso. Aunque tendría que estar
con el Obispo en la Misa Crismal, en Murcia; pero el ermitaño debe hacer en
cada momento, no lo que le gustaría hacer quizá y sí lo que conviene hacer; pues,
como diría Santa Teresa, «también entre los pucheros anda el Señor»; es decir,
también entre el detergente, el suavizante, la lavadora y la ropa tendida anda
el Señor. (Tal vez la ropa tendida se estremezca, se agite, no por el aire,
sino porque él -el Señor- la toca; quién sabe). Encontrar «al buen Dios en lo
ordinario», que también decía la Santa, es casi tan excitante como hallarlo en
la oración. Aunque menos, desde luego, que descubrirlo en el otro, en ese «tú»
del que tantas veces pasamos, sin considerarlo prójimo. Amar al próximo, nada
menos. Lavar y tender la ropa para que se oree, fantástico; aunque, en este
tiempo de santidad y cruces y vírgenes dolorosas por las calles, no estaría de
más (opino) lavar el alma y tenderla al sol de la fe y de la piedad, para que,
ya que es primavera, hacer crecer así en ella el amor. Un poco de fe, lo suficiente de
piedad, se agita, Diario, y, ¡hala!, más amor. Entonces: ¡Qué coctel, amoroso! (18:48:41).