19 de noviembre de
2018. Lunes.
LA
INUNDACIÓN
Flor agradecida, mojada por la lluvia. Murcia. F: FotVi |
-Y llovió en Murcia, ahogándonos
de reservas. Porque cuando llueve, no lo hace solo para hoy, sino que da un
respiro también al mañana. Es como el dinero de la hucha, que lo guardas hoy
para que remedie una falta en el futuro. O el agua de la tinaja de entonces. En
mi casa, en Molina –las tinajas, tres, o pequeños pantanos domésticos– estaban
a la entrada, con su tapadera de madera, su cetra de cobre, y la cubierta de
punto –punto historiado a veces– vistiendo el tesoro. Solo que una tinaja podía
romperse y entonces sobrevenía el drama: la inundación. Que es lo que ha pasado estos días en algunos lugares, oscureciendo así el precioso acontecimiento, la bendición
de la lluvia. Hago una oración por lo perjudicados por este clamor lluvioso y
abundante, por este temporal de mala suerte, que se ha cobrado alguna vida y que
ha causado pérdidas copiosas, pero que, con el tiempo, celebraremos. La sequía
nos aturde y la lluvia nos asusta, y el quejarnos de todo nos encanta, como si mordiéramos
una manzana podrida. Yo digo: «¡Ha llovido en Murcia!», y doy gracias Diario, por
tan hermoso e infrecuente espectáculo, que da espigas, flores en los campos, y,
además, calma la sed, alegrando así la vida, alargada así, con un poco de agua entre los labios (18:59:08).