20 de mayo de 2019. Lunes.
UN ENGORRO MÁS
Vigilando, desde arriba. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Fichar para pasar al trabajo, un engorro más. Y va
de engorros. Y de negocios. El negocio de Hacienda y el engorro del que tiene
que fichar, que lo hace con el sueño aún pegado a los ojos y el dedo como punta
de lanza de la desgana. Bosteza y ficha. Y se hace menos libre. Un servidor,
cada vez que abre el móvil o el ordenador cree que lo están vigilando. Me
siguen los pasos y las intenciones: si entro a un supermercado o a un restaurante,
inmediatamente me preguntan qué me han parecido el servicio y la calidad de lo
comprado. Se trata de ayudar al que pueda elegir el mismo local después de ti,
dicen. Un acto de caridad; pero caridad malsana. Y me encojo, y siento miedo; y,
como hacía de niño, cada vez que me cogían en alguna travesura, estoy por
decir: «¡Yo no he sido!». Levantando los brazos y poniendo cara de circunstancias.
Cada día estamos más cercados, siempre hay un ojo que nos vigila. Como los días,
tenemos los pasos contados, y los sueños. Un ojo grande y perverso (que, además,
no es amigo), nos controla; pues, en cuanto pueda, te va a sacar los colores. Como
en la novela de Orwell, el Gran Hermano, el gran jefe, el guardián de la
sociedad, el dios y juez supremo, acecha. Repito, tengo miedo; como el niño
que, en la noche, cree ver fantasmas y grita, hasta romperse la garganta, pero
sin encontrar a la madre que lo cobije, huérfano de seguridad, de ternura, sin regazo (18:49:10).