19 de septiembre de 2019. Jueves.
HARTAZGO
Nubarrones en la noche, desde el jardín. Torre de la Horadada. F. FotVi |
-Y fue tanta la carne de
dinosaurio –dígase políticos, tertulianos, televisiones, twitters, monsergas– que
comimos que llegamos al hartazgo. Empacho de verborrea y ficciones, de «y tú
más» y «yo soy el perfecto». Es decir, una saturación de soberbia y vanidad, de
retraso mental y falta de sentido del Estado. Son la caterva de políticos que
nos piden que les demos el voto dentro de nada; el voto, sí, pero también la bota,
o el sueldo por el pavoneo de hablar y de mentir en las Cortes y en los medios, y en
el estrado de sus conciencias, si es que tienen. Mienten y se mienten, a
sabiendas. Mienten, pues, pecaminosamente, sin escrúpulos. Y, sin ser vela ni bujía,
se pavonean de estar en el candelero, para extender tinieblas, como si fueran
luminarias oscuras. Hartazgo es la palabra de moda, en las altas esferas de la sociedad
y en los débiles arrabales, también dignos de ser respetados. Todos nos
sentimos robados, pues nos han hurtado nuestra credibilidad en la democracia y
en las instituciones. (Perdón, la Democracia no tiene la culpa, ni las Instituciones).
Los políticos son un parvulario tratando de dar clases a gentes de más categoría
y dimensión intelectual que ellos. O al menos más humilde. Son hormigas
queriendo pisar y destruir a elefantes, o subirse a sus grupas y conducirlos, llevándolos
al precipicio. Nada nos dan y nos lo quitan casi todo, hasta la dignidad de ser
buenos ciudadanos que quieren dejar, para su descendencia, Diario, un mundo un
poco mejor; un mundo sin heridas, libre, soñador, abierto a la sabiduría y a la
prosperidad, y caminando hacia la felicidad (18:55:47)