ALEGRÍA DE LO POSTRERO
Hablando con el misterio. Santa Teresa. |
Hablando con el misterio. Santa Teresa. |
Los pájaros dan suerte, si pican en tu mano. F: FotVi |
El niño y la nieve, o la luz y la vida. Pärnu. Estonia. F: FotVi |
Pensándose ir al cole. Murcia. F: FotVi |
16 de agosto de 2020. Domingo.
UN SÍ ENORME
Amén excavado en roca. Görene. Capadocia. Turquía. F: FotVi |
-Hoy, día del Señor, pienso en el «amén». Esa palabra «aleluyática» y de afirmación en la que se dice un sí clamoroso y lúcido, humano, a la voluntad del Otro. El amén es un sí enorme, sin aristas moldeables, rotundo. Y, de ordinario, se suele decir a Dios. El amén es el resumen de todas las cosas bellas y cercanas que le decimos a Dios, y a las que él responde con otro amén. Amén decimos en una oración de alabanza, o en una plegaria de súplica, o en un rezo de ruego de perdón. Y Dios, desde su silencio, nos contesta también con su amén, «lo sé, estoy de acuerdo», nos dice, «te estoy atendiendo». «Así es», dice. Rezamos a Dios Padre, y encaminamos la oración confiándosela a Jesucristo, alentada por el Espíritu. En la oración, sopla el Espíritu, Jesús coge este soplo lleno de palabras –el vocabulario de lo humano, su silabeo– y lo traslada al sitial donde está el Padre, y el Padre, que siempre escucha, dice también «amén», colmando así la esperanza del que reza. Cuando rezamos, ponemos en agitación, Diario, a toda la Santa Trinidad de Dios, que escucha y siempre concede –dice «amén»– a aquello que pide el que reza, llenando así sus manos del trigo de su respuesta, que siempre es amorosa y dadivosa (12:14:03).
15 de agosto de 2020. Sábado.
PINCELADA DE
ESPUMA AZUL
Asunción de la Virgen. Molina de Segura. F. Javi |
-La Virgen asciende entre aclamaciones, en asunción azul, hacia el Padre, que, con el Hijo y el Espíritu, forman la Trinidad de Dios. Trinidad familiar y festiva de afectos, de comunión, en la que alientan la vida y la eternidad renovadora, y el amor infinito. (La eternidad renovadora, porque el amor nunca está quieto, siempre está destellando, en contante incendio, en incesante acontecimiento). La Virgen asciende aspirada, absorbida por Dios. Jesús subió al cielo por su propio poder, impulsado por su divinidad. María es asunta, ascendida, atraída por Dios, que no puede dejar que se corrompa lo que, durante nueve meses, el tiempo de su gestación, había sido casa, rincón sagrado de Jesús, su hogar maternal. En María se gesta lo que había de ser Hijo: del Padre y Suyo; en María Jesús se hace Belén, Nacimiento, lo que hasta entonces había sido profecía, adviento, espera. Ansiedad. Dios la aspira, la inhala, por dar a Luz al que es «Obra de María, pero del Cielo también». «Se nos va, se nos pierde, pincelada / de espuma azul, en el azul sorpresa», cantaba Gerardo Diego, poeta y escultor de bellas imágenes. Se nos va, Diario, pero se queda, como regazo donde reclinar el mundo, y darle consuelo (12:20:20).
14 de agosto de 2020. Viernes.
TIERRA NUEVA
Tocando el cielo. Catedral. Murcia. F: FotVi |
-Me ilusiona subirme a la esperanza y cabalgar sobre ella. Cabalgar sobre la esperanza es hacerte ver, desde el momento mismo en que te fías de sus alas, los cielos nuevos y la tierra nueva de los que habla la profecía del Apocalipsis. Es decir, se abajan los cielos y asciende la tierra, y vuelas, con la esperanza como aleteo liberador. Volar es dejar la tierra y subir, casi tocándolo, al cielo. Tocar el cielo, como se toca el agua, o el silencio, o la cercanía de Dios, con mano temblorosa y ávida. El cielo te da su luz y sus horizontes, su paz y su fertilidad, y su lejanía utópica. Me aventuro por la esperanza, como si anduviera por un bosque donde abundan la risa y los recuerdos, y la paz, y la soledad acompañada. Como dice San Pablo: «La esperanza nunca defrauda»: persigue siempre el optimismo, la claridad del Dios que ama, la otra vida, a la que vas andando en ésta, Diario, como la acequia de agua a la ciudad, para calmar la sed y hacer florecer la vida (18:01:12).
13 de agosto de 2020. Jueves.
LA VIDA A TROZOS
Pisadas en el cielo. Murcia. F: FotVi |
-Otra vez empieza a preocupar el covid-19, este bicho que nos acosa y parece querer derribarnos. Inmolarnos. Es como si nos fueran quitando la vida a trozos, un pedazo hoy, día 14 de marzo, y otro pedazo mañana, 13 de agosto. Y, entretanto, o el llanto, o la risa, o la oración; pero siempre vivir, no queda otra. Pero eso, sí: vivir con la zozobra y el medio a flor de piel, de lamento. Vivir con miedo es como vivir emparedado: te sabes perdido. Comido y tapiado tras una pared, te ves sin voz, sin visión, solo con el alma a la que sientes irse, dejarte inerte, alejarse de tus sentidos. Ya no hay grito, ni mirada, ni mano amiga que te pueda salvar. Y, sin embargo, rezas. Es lo que le queda al creyente: poner en su palabra una súplica, que salga de ese embalaje y la oiga Dios. Es el clamor expresivo y pavoroso del sufrimiento, donde siempre, Diario, se halla «la huella de Dios». El peso de la cruz anda en esa huella, que la hace honda y, sin embargo, luminosa, hermosa, rejuvenecedora (18:11:03).
12 de agosto de 2020. Miércoles.
SE HA ROTO LA
MAGIA
-Esta mañana no veo ningún vencejo cortar el cielo azul con su vuelo de cuchillo de alas negras; esta mañana se han roto los sueños que hacían cabriolas en el espacio: se ha roto la magia. ¿Dónde están? Leo que los primeros días de agosto suelen irse a África, volando y volando, sin detenerse, como unos obsesivos y maravillosos habitantes del cielo. Nunca bajan a la tierra, siempre en el cielo. Seguramente volarán a Uganda o Tanzania, cerca del lago Victoria, o a Kenia, a invernar, pero sin dejar de volar. Siempre con la utopía del vuelo sobre sus alas prodigiosas. Llegaron a principios de marzo y se han ido a principios de agosto, llenando los cielos, entre tanto, de hermosos garabatos voladores. Dice Carlos de Prada, ornitólogo, que «el vencejo es una especie de milagro con alas, un milagro viviente, que anida en nuestra mediocre cotidianidad urbana. Una especie de inyección de fuerza, de optimismo… y, por lo tanto, de fe». Ellos viven su fe del vuelo; yo, mi fe en la vida, en la búsqueda de la verdad, en el Dios amante y comunicativo (Joseph Ratzinger), que nos espera al otro lado del vuelo y del cielo azul. Pero también nos aguarda en la tierra, en la que, como dice Emmanuel Lévinas, filósofo judío, se halla, Diario, la «huella de Dios», en la que vive y sufre, y sueña, el ser humano, el Otro, el desvalido, el que carece de apoyo, y al que yo puedo ayudar y trascender, y venerar (11:19:35).
11 de agosto de 2020. Martes.
GRACIAS, CÉSPED
Virgen y árboles con césped. Desde 5º piso. Murcia. F: FotVi |
-Desde mi ventana, todo lo veo lejano, en el más allá de mis dedos. Veo el cielo, las nubes, el otro lado del horizonte, todo azul o blanco, pero inalcanzable. Como si mis ojos desearan fundirse con el infinito y descubrir su intimidad: la Trascendencia que habita en él. O el Dios de mi fe. Para cegarme con su luz, abrazarme a su amor, respirar el aliento de su Espíritu. Pero es que desde mi ventana miro también hacia abajo, a lo próximo, y lo veo igual de lejano, inaccesible. Todo está a un vuelo de mí, pero no soy pájaro, ni araña que se cuelgue de su hilo y vaya de lado a lado sin problema, instalándose donde quiere. Ahí abajo están el olivo, la rosa, la frágil florecilla amarilla diente de león, la imponente casuarina – árbol de la música–, o el humilde césped que pisamos sin pensar que alivia el peso de nuestro pie; y al que jamás damos las gracias. El covid-19 nos tiene enmascarados y sin podernos acercar a las cosas, dejando pasar la ocasión de amarlas, de agradecerle, Diario, su presencia, de poderle decir, por ejemplo, al césped: «Gracias, césped, por dejar que te pise, por aliviar el peso de mi pie», algo así. Dar gracias, como el niño, que, antes de dormirse, deja una sonrisa en la nana o palabras que su madre le dice, y niño y madre se sienten así acompañados, amados, en paz (12:24:49).
10 de agosto de 2020. Lunes.
LLOVIERON
ESTRELLAS
Lluvia de estrellas en Pamukkale. Turquía. F: FotVi |
-«Lluvia de estrellas por San Lorenzo», he oído decir desde siempre. O «lágrimas de San Lorenzo». Lágrimas y estrellas concuerdan si es el llanto de un joven mártir. San Lorenzo fue martirizado en Roma, ardiendo en una parrilla, en tiempos de Valeriano. El cielo, entonces, lloró con las lágrimas de San Lorenzo, o las lágrimas de San Lorenzo se hicieron estrellas que caían como meteoritos desde el cielo. Es lo que pensó alguien y lo dijo, y, con el tiempo, otros, que lo oyeron, lo hicieron leyenda. Qué hermosas leyendas se forjan en los pueblos: nacen del modo sencillo y cercano, y humilde, de contemplar las cosas y los acontecimientos que les fascinan. Las leyendas no nacen de mentes fatuas ni orgullosas, sino de la arcilla de la sencillez, del barro que hace posible la poesía, como las figuras de terracota de nuestros antepasados. Aquellas que incluso adoraban. Esta es la razón de que haya tanto tristeza y desesperanza en el mundo, Diario: no se crean leyendas que purifiquen las mentes y eleven el corazón, hasta ver caer estrellas como si fueran una lluvia torrencial de lágrimas de San Lorenzo, cerca del día de su martirio (19:08:59).
9 de agosto de 2020. Domingo.
SUEÑOS QUE
ALCANZAR
La belleza del ruido de la savia del árbol. Torre. F : FotVi |
-Me gusta el domingo, porque al abrir su abanico de luz, nos habla de vida, de resurrección, de renacimiento. A pesar del dolor. Del cielo cae los domingos, como el rocío, un aleluya, que me da en el corazón y me sube hasta la boca, donde, como un vuelo de palomas, habla, se repite, dice: «¡Aleluya!» Y Dios se pone a la escucha; y, en el aleluya, oye la alegría del mundo, en los seres que alientan y en los de roca y montaña, y en el mar y sus iras. Leí ayer que el escritor cristiano maronita, Kahlil Gibrán, libanés, en su libro El Profeta, escribía: «La belleza es la eternidad contemplándose en un espejo». Sigue la incógnita y el padecimiento por el coronavirus, pero la belleza ahí está, invitándonos a contemplarla, a vivir en ella, a respirarla, a morderla, a hacerla el pan nuestro de cada día. Ejemplos: la mirada de un niño, el cuidado del pájaro por sus crías, el crecimiento sin ruido del árbol (dice Claudio Rodríguez en su poema Música callada: «Madera de temblor, sonando en cada veta / fresca»). Todo nos invita al llanto, al derrotismo, a dejarnos vencer, Diario; pero yo os digo que todavía hay aleluyas que decir, alegrías que contar, con esperanza, con amor, y sueños que alcanzar (12:28:02).
8 de agosto de 2020. Sábado.
EPIFANÍA DEL
LENGUAJE
Alegre la mañana, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Muy de mañana rezo Laudes, en el que se alaba y celebra a Dios y a la vida. Como si cantara el himno a la alegría de Friedrich Schiller, poeta alemán. «Abrazaos, criaturas innumerables […], ¿no vislumbras, oh mundo, a tu Creador?», dice el poeta; y, en Laudes: «Gracias, Señor, por la aurora; / gracias por el nuevo día…» Es alabanza y celebración, o la epifanía del lenguaje por la gracia y la fiesta de vivir. Se están produciendo demasiados rebrotes de la pandemia: el covid-19 anda suelto y nos mira, con su lengua golosa, a cada uno de nosotros. El bicho se relame, y en cualquier momento nos puede agredir. ¿Tan insensatos somos que no tomamos medidas para que no nos ataque? La vida es el don más preciado que tenemos; ni el dinero, ni el esparcimiento, ni el amor, nada hay más nuestro y admirable que la vida; sin ella, todo lo demás sobra, es humareda. Una nube en el cielo de lo posible. A no ser que no te quieras y desprecies a la humanidad; en este caso, eres digno de ser deportado a un lugar solitario, donde no puedas dañar a los demás. Muérete tú solo, amigo, y que te vaya bien; pero olvídate de mí. Es hermosa la vida, Diario, y con Schiller canto: «¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?» (11:41:56).
7 de agosto de 2020. Viernes.
LA POBREZA GOLPEADA
De la telaraña, se puede escapar. Torre de la Horadada, F. FotVi |
-Beirut, o la pobreza golpeada. El Líbano era un país floreciente –la Suiza del Medio Oriente, lo llamaban- hasta que en 1975 dio comienzo la última guerra civil libanesa entre cristianos y las guerrillas musulmanas. Las guerras civiles lo destruyen todo, hasta el alma de los contendientes. Hubo matanzas por ambas partes y se debilitó el poder político, social y económico. Y sobre todo, se resintió la convivencia. La convivencia entre bombas es imposible. Desde entonces, ya no ha habido paz ni armonía entre las diferentes etnias del país. Todo es guerra, desde las miradas hasta las represalias por los ataques que sufren unos y otros: es lo que ocurre cuando en una colectividad se rompe la paz. Es muy difícil, luego, recoger los pedazos y volverlos a recomponer. Y ahora, por la codicia y la corrupción de unos pocos, se ha producido la gran explosión en el puerto de Beirut, la mayor tragedia humana y material, desde la guerra civil libanesa. Todo son escombros, muerte y llanto. El papa Francisco ha pedido rezar por Beirut y por el Líbano; rezar es poner a Dios a la altura de la tragedia, para que consuele y dé fuerza, y, con la paz del que reza, se pueda reconstruir el país. Dios, pues, Diario, a la altura, otra vez más, de la pobreza (11:41:11).
6 de agosto de 2020. Jueves.
Mirad los muros de la patria mía... Quevedo. Gerasa. Jordania. F: FotVi |
-Los políticos casi todo lo solucionan o con cortinas de humo o con bombas, que hacen más humo y propician más destrucción. Siempre lo mismo, humo que asfixia y tapa, o bomba que arruina vidas, su belleza y el entorno. Hoy hace 75 años de la primera bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Destruyó sueños y dejó herido el paisaje, mancillado, estéril. Herido de muerte. Las cortinas de humo tapan cosas que el prócer, el líder, el que veranea en un palacete, regalo de Hussein I de Jordania al rey Juan Carlos I y que donó al Patrimonio Nacional, no desea que tengan recorrido. Como en la película El gran McLintock. Baja la hija de McLintock del tren y el que toca la tuba en la banda que ha ido a recibirla se dispone a echar un discurso, en honor y elogio de la muchacha, la más linda, la más sabia, etc., momento en que el tren suelta sus humos y borra el discurso y todos reímos. En la triste España de hoy, el protagonista es el humo, que no es nada y lo es todo. Las mentiras, los desmanes, los muertos por la pandemia, los rebrotes, el caos económico, la pobreza empobrecida, la calumnia, todo se cubre con el humo que echan las televisiones y otros medios de masas. Ahora, Diario, la humareda es el rey emérito, mañana será la iglesia, al otro, la república, y, volviendo al Valle de los Caídos, beberemos la decepción y se romperá la paz, e iremos recogiendo sus pedazos del suelo, para recomponer otra vez el puzle, si es que hay libertad para hacerlo, y valor, y el espíritu sabio y generoso que hubo aquella vez, en la Transición (18:57:19).