1 de mayo de 2021. Sábado.
SANTIDAD EXCITANTE
SANTIDAD EXCITANTE
-San José, Patrón de los trabajadores. Encalleció sus manos en el
trabajo. Cuidó de Jesús, al tiempo que daba forma, utilidad doméstica, a la
madera. La madera, que, en las manos de José, se adornó, se hizo servicio, se
convirtió en objeto venerable de carpintería. El árbol, en el bosque, es selva,
jungla, sinfonía con acorde de platillos y redoblar de tambores, magnitud; en
la carpintería, sin embargo, es solo de flauta, interior de violonchelo meditativo,
sosegado, nota iridiscente de violín finísimo. San José podría haber dicho
aquello que Claudio Rodríguez, en su poema Música
callada, escribió del árbol: «Y oigo
de mil maneras / y con mil voces lo que no se escucha. / Lo que el hombre no
oye». San José trabajaba la madera, y, al tocarla, oía su interior bullicioso,
su latido de árbol, el lenguaje de su savia aún tierna y frutal, causa de la
hoja y la flor, de su secreta fertilidad. San José, que tanto amó y con tanta
prudencia a Jesús y a María, veneró la madera, y la fue haciendo –con el mismo
amor que el huertano cava la tierra para orearla– silla y artesa, puerta de
casa y arado, y, con las sobras, viruta y fragor para la lumbre. Entonces no
había sindicatos, pero había trabajo; ahora no hay trabajo, pero hay
sindicatos. Ni entonces había liberados; en aquel tiempo el que no trabajaba,
no comía. El liberado, el que solo trabaja para la burocracia, hoy se viste de
mono y grito y se va a vociferar consignas, que, en algunos casos, ni entiende,
ni siente. El que habla por medio de consignas, es un muñeco que grita lo que
el ventrílocuo le dicta. Oh, tú, José, patrón de la barca incierta del trabajo,
santifica toda laboriosidad, ya sea ciencia de las manos o ilustración de la
mente. Ya sea piedra o libro, estela o papiro. Hoy, día de San José obrero,
celebramos, Diario, el trabajo y la santidad: o la santidad excitante y luminosa del
trabajo (11:58:12).