martes, 13 de abril de 2021

13 de abril de 2021. Martes.
FELICITACIONES

San Vicente Ferrer, relicario. Catedral de Vannes. Francia. F: FotVi

-Ayer, lunes segundo de Pascua hubo lluvia de felicitaciones. Con algún vencejo en el cielo. Una felicitación es una misiva de recuerdos –festivos unos, otros líricos– que alguien te envía con cariño: abrazos y besos incluidos. Te felicitan, y la vida empieza a correr hacia atrás; y como en una excavación, vas sacando cosas de aquí y de allá; vivencias que vibran: como una sonrisa, aquella palabra, aquel gesto, un viaje, alguna lágrima, este desliz –mariposas en el aire–, todo ocurre como si rebobinaras un rollo de película vieja. Como al niño Salvatore en la película Paradiso, todo te parece magia, y, mientras recuerdas, revives tu pasado, casi siempre sin ira, pero con frutal melancolía. Guinda en la boca. Aunque la iglesia católica celebra el 5 de abril su onomástica, en la Comunidad Valenciana la fiesta de San Vicente Ferrer se celebra el segundo lunes de Pascua. San Vicente fue un dominico predicador, taumaturgo, filósofo, y viajero por Europa. Está enterrado en la ciudad francesa de Vannes, en la que murió un 5 de abril de 1419. Cuando estuve allí, besé sus reliquias protegidas tras una reja, y sentí el escalofrío del que sabe que besa algo distinto, algo que fue espíritu y palabra evangélica, algo perturbador. Entonces predicaban el Apocalipsis más extremo, el de las postrimerías, el del fuego y el azufre. Apenas se predicaba el amor. Aunque siempre impactaba la visión de Jesús en la cruz y el posterior silencio al resucitar. «Tanto espectáculo al morir, y tan discreto florecer», me he dicho alguna vez. En aquel cuerpo que volvía a la vida, se percibía la luz desligándose de las tinieblas, con el dolor en los ojos por tanta luz deslumbrante, cegadora, que invitaba a la fe. Ayer, me felicitaron personas muy estimadas de Valencia y de Murcia, y respiré, con placer, recordando. Hay lugares, Diario, en los que, al parecer, dejas raíces, y después, con la gracia de Dios, florecen en el «olmo seco…, y en su mitad podrido» de la vida. (Machado). Es Pascua. ¡Alegrémonos! (12:33:04).

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