martes, 15 de marzo de 2022

15 de marzo de 2022. Martes.
UN ZUMO DE NARANJA, CASI VIOLENTO

El desierto en la ciudad. Murcia. 

-Ayer tarde el cielo se vistió de un zumo de naranja, casi violento. Un espectáculo maravilloso, al tiempo que inquietante. Mientras se apagaba el día, crecía el sabor a polvo color naranja suspendido en el aire, y, con la llegada de la noche, el desierto celeste –Sáhara clamoroso– se iba fundiendo en negro. Esta mañana amanece igual, pero un poco más aclarado el zumo de naranja que tapa el cielo y que se enreda en los árboles. Parece el espejo de lo que vive el ser humano en «este valle de lágrimas» –que dice la oración– en que hemos convertido la tierra: guerras, hambre, separaciones traumáticas de niños de sus padres, bombas, tanques, destrucción, labios que, mientras huyen o guerrean, musitan oraciones; es decir, en los labios de la humanidad andan, haciéndose palabra, Dios y el Diablo; o el Bien y el mal. Confundidos a veces. Dios es la paz; el Diablo es la ruina material y espiritual; o la síntesis –virtud– y la antítesis –locura–, en nuestras vidas. Paul Valéry, poeta, ensayista y filósofo francés, con la autoridad de cualquier espíritu libre, dejó dicho: «La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, y de la que se aprovechan gentes que sí se conocen, pero que no se masacran». Ésta es la única verdad de la guerra, sin claroscuros, con desgarros de realidad, sin veladuras. En la guerra no hay ética, sólo negocio, y como diría Gabriela Mistral, nos distrae de lo bueno. Dios, Diario, ama al que sufre y no al que hace sufrir: es la balanza fiel (13:11:51).

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