martes, 8 de marzo de 2022

 8 de marzo de 2022. Martes.
EN UN DÍA NO CABE LA MUJER

En la mujer, aletea la vida. Santa Sofía. Estambul. Turquía

-Un día dedicado a la mujer, y me pregunto: «¿Por qué?» ¿Por qué sólo un día? En un día no cabe la mujer; ni en todos los años de vida en la tierra: la mujer rebosa. Como diría Borges de Quevedo, la mujer es ante todo intensidad; y añado yo: intensidad que se extiende, que ocupa, no intensidad estancada. La mujer es punto de donde parte todo: ella es «el árbol»: el de la «vida» y el de la inmortalidad, y vida para el espíritu, a veces. En la mujer, la vida es un rumor que nunca cesa, le bulle en la mente y en el corazón, y en ese rumor se expresa y vive, y en él halla su belleza. Rumor de vida, de manantial, de arboleda, de «paraíso del Edén», de gota de ámbar que captura la vida y la fosiliza y la pone al resguardo de la historia, rumor repetidor del Génesis. La mujer es como un vocabulario de todos los idiomas, en ella están todas las palabras, y los puntos y las comas, y las tildes, con los verbos siempre en acción, y los adjetivos adjetivando la belleza, y los silencios, haciéndose espacio entre palabras y capítulos, hablando entre líneas de lo que calla el texto escrito. En la mujer, Dios escribe recto con líneas de oleaje y curvatura, donde el mar y los espacios, y los espejos, y la redondez de los mundos y la espiral de las galaxias; y la rosa y el pétalo, y la oliva y la elipse, todo está en ella. ¿Un día para la mujer? Propongo: todos los días para la mujer, para sus manos, donde están todas las caricias, y para sus ojos, donde acampa la misericordia, y para su regazo, donde está y se abre el Génesis –la Vida–, ese libro de inicios y ensoñaciones, de insólitas historias de la divinidad; todos los días, Diario, día de la mujer (17:51:35).

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