20 de marzo de 2022. Domingo.
BOCADO EXQUISITO
BOCADO EXQUISITO
-Primer día de primavera y sigue la lluvia, abundante y cadenciosa –el
vals de la lluvia–, hecha estos días dama de compañía en esta tierra de la sed
endémica. Es domingo, día de descanso y evangelio, y de echar una mirada a nuestro
interior, donde quedan los posos, los restos definidores de nuestra vida, lo
bueno que hemos hecho y el mal que nos hubiera gustado evitar. En el evangelio
se habla hoy de «conversión», o de entrar en el mundo de la conciencia y tratar
de ver qué hay ahí que pueda volar, y qué cosas oscuras impiden esos vuelos, en
libertad. La conversión para el pueblo de Israel era «volverse a Dios», o
descansar la mirada en Dios y, con Dios, en el prójimo. Se trata de no resignarse
ante el mal o la injusticia, sino escarbar y buscar el bien hasta hallarlo, y,
en él y con él, imitar a Jesús, que, como dice el libro de los Hechos, «pasó
haciendo el bien». No se trata de estar siempre proyectando y haciendo cosas,
sino saber desgajarnos, irnos de lo superfluo y centrarnos en vivir según el
evangelio. Cristo debe ser nuestro punto de partida y, desde ahí, ir
transformándonos en Él. Que, cuando te levantes por la mañana, puedas ver en ti
su figura, la del Cristo al que rezas. Entonces, Diario, serás, como dice el
evangelio, la higuera que regada y bien estercolada, vuelve a dar fruto,
y fruto dulcísimo, con sabor a evangelio: bocado, exquisito, de amor (13:15:53).
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