27 de noviembre de 2014. Jueves.
CAÍDA
EN LA TARDE DE UNA HISTORIA
Gris, o cansancio de colores, en el mar. F: FotVi |
-Día gris, como lo son los huesos y el alma de Europa. O así se deduce de
la caída en la tarde de su historia; en Europa ya no se hace historia, sino
poshistoria, o atardecer de su historia. Y se van emborronando los libros. Una
maldad gris y viciosa, el dinero, está debilitando la fuerza de su colorido y sus
géiseres intelectuales y humanísticos antiguos. Cayeron imperios: el persa, el
romano, el azteca. Otros: el egipcio, el bizantino, el árabe… Y este imperio,
Europa, parece estar en la tarde de su declive. Me conmueve un poema de Borges
(Un patio, así es su título), que empieza:
«Con la tarde / se cansaron los dos o tres colores del patio». Con la tarde, en
su ocaso, Europa, cansada, se difumina en fríos y oscuridad. Un mal paisaje,
Europa, hoy; un mal asunto. Quizá le falte lo que el papa Francisco ha remarcado
en el Parlamento Europeo: la defensa de una «dignidad trascendente». Dignidad
que ahonda sus raíces y sus impulsos «en el valor de cada persona humana, única
e irrepetible»; pero sin perder de vista que la persona humana no es «un
absoluto», sino sencilla, aunque bellamente, «un ser racional», y que posee
capacidad de distinguir el bien del mal, es decir, de ser señor y soñador de
sus actos. Europa, según el Papa, parece haberse cansado de los dos o tres
colores (Grecia, Roma, Cristianismo…) que le hicieron madre y alentadora de
pueblos. Que cinceló una historia (inquietante y guerrera a veces), pero bella en
todo caso. Una historia de saber y equivocarse, como es la historia de todo ser
humano. Al fin y al cabo, Europa no deja de ser lo que toda comunidad: un
cuerpo con muchos miembros, dispuestos a la genialidad y al error. Pero ahora, al
haber olvidado sus raíces, persiste en el error y huye de la excelencia.
Despertarla de su error, Diario, es misión de todos; o este don que es Europa, se
nos desvanecerá de cansancio sin los dos o tres colores más avivados que aún le
quedan; es decir, la democracia y su fruto más frágil a la vez que brillante,
la libertad (20:15:30).