domingo, 11 de noviembre de 2018

11 de noviembre de 2018. Domingo.
LOBOS DE BOSQUE

Trágicas ruinas de guerras, en Agrigento. Sicilia. Italia. F: FotVi

-Se me aparece el domingo y canta aleluyas; con trompetas y tambores vibrantes. Día, pues, de aleluyas, y de señaladas efemérides: como la celebración del final de la Gran Guerra Mundial; que, después de tantas otras –la Revolución Rusa, la Guerra del Vietnam, la Guerra de los Cien Años, de Religión…, y la de cada día por sobrevivir–, la llaman la Primera. A la que siguió –luego de veinte años– la Segunda. Ganas de simplificar, o de olvidar, o de minimizar. Se eligen una o dos como las más importantes y principales, se olvidan todas las demás, o se empequeñecen las otras. Pero toda guerra, cualquiera que sea, grande o pequeña, de flecha o de cañón, es la barbarie, pues en ellas lo más importante que ocurre es que se da licencia para matar, mientas que  la conciencia se esconde en el carnet de identidad o en la bayoneta del fusil. Con licencia para matar y sin conciencia en la que mirarse, todo es más fácil: en vez de personas que guerrean se hacen máquinas de destrucción, matarifes sin piedad, lobos de bosque. Hoy, domingo, entre los aleluyas, me ha venido a la mente aquella guerra y todas las otras, y mi plegaria, entonces, se ha hecho paz: o el resultado de la piedad, de la misericordia, de la tolerancia, del amor, que es, Diario, regalo de Dios (18:19:10).

sábado, 10 de noviembre de 2018


10 de noviembre de 2018. Sábado.
OROS ARDIENTES

Muere el día, en Murcia. F: FotVi

-Después de un día de azules intensos, así muere el día, en Murcia, lleno de oros ardientes. Día, pues, de arpas doradas, tocadas, Diario, por dedos azules de damas románticas (18:09:23).

viernes, 9 de noviembre de 2018

9 de noviembre de 2018. Viernes.
ALBOROZO DE TEORÍAS

Triste peluche, perdido en la calle, en Murcia. F: FotVi

-Al ir a escribir la palabra amor, pienso en un almendro floreciendo en invierno, al principio de febrero, cuando aún los fríos eterizan, acobardan. Toda la pasión de su savia, de su corazón vegetal, puesta al servicio de esas florecillas que alumbran sus ramas. Al fin y al cabo, la flor del almendro es el resultado del acto de amor (idilio) entre la tierra y las raíces, entre la rama y el oleaje de sus sueños. Las flores del almendro son los sueños de la rama hechos fragilidad, gracia, embrión de la almendra. El almendro es el silencio de la campiña, su belleza discreta. Como el libro en la biblioteca, como el instante en nuestras vidas. Se abren el libro y el instante, y se habitan, y uno se sumerge en ellos, para valorarlos, evaluándolos, y hacerte así con su levedad, con su porción de luz, con su humilde pepita de oro, sin que pierdan su plenitud. Prefiero el éxtasis ante la floración del almendro, que un día de periódicos y política, todo tan turbio, tan envilecedor, tan sin mañana. Todo se queda en palabrería y brochazos de pintura gorda, en demolición y fracaso, en defunción de las ideas; solo hay alborozo de teorías, sin ciencia dentro, estériles. Yo, Diario, no creo en los políticos, aunque sí en la política, no creo en los jueces, aunque sí en la justicia, y creo en la iglesia misionera y perseguida, siempre peregrina, sin trono ni estancia en la tierra, desembarazada de todo lo que la empañe, libre (18:49:12).

miércoles, 7 de noviembre de 2018

6 de noviembre de 2018. Martes.
MÁS ADENTRO

Un euro la muerte, año 1981, en Murcia. 

-En la lucha o ejercicio por el sobrevivir de cada día, esta vez ha caído una librería de antiguo. Se llamaba la Mandrágora (planta muy bella, pero tóxica), estaba en el Paseo de la Fama, en Murcia, y se recogía toda ella en una reducida estancia. En la puerta, en la entrada y hasta el techo todo eran libros con color y sabor a viejo. Si los abrías, saltaba el polvo de los años, y trascendía un húmedo olor a cansancio, a letras marchitas. Sin embargo, luego de tocarlos, mis manos sabían a hermoso acontecimiento literario. Yo me solía acercar y compraba autores y títulos. Total: si no pasabas de la puerta, un euro cada título, y un poco más, si pisabas más adentro. (Mar adentro). En la puerta, uno de Cervantes, o de Lewis Carroll, o de Camilo José Cela, o de Alejo Carpentier, o de G. K. Chesterton, un euro (¡alucino!); mar adentro, uno de Paco Umbral, o de Julio Cortázar, o de Amos Oz, o de Ortega y Gasset, o de Stendhal, según la edición y la vejez, de cinco a diez euros, no más, la literatura por los suelos del euro. Nace un libro y todo son elogios, al menos de los amigos; luego, acaba por morir en la fría soledad de una librería, que huele a achaque y a polvareda, a arcilla vencida. Lloro la indefensión del libro que acaba por morir en el anaquel de una librería de viejo a un euro la muerte, ellos que tanta luz, y libertad, y sueños, y vida dieron. Sin embargo, Diario, se podría escribir en la tumba de cada uno de estos libros lo que Jack Lemon en la suya: «Estoy», sencillamente; o mejor: «Sigo estando, para lo que ustedes gusten» (18:41:53).

martes, 6 de noviembre de 2018

4 de noviembre de 2018. Domingo.
ASÍ ES

Amén en la Cruz, puente de Carlos. Praga. Chequia.  F: FotVi

-Puedo decir amén y estar pensando en negativo. Todos sabemos lo que significa amén: «así es», o «así sea». «Así es», un acto de afirmación; «así sea», un acto de deseo. ¡Cuántas veces ponemos la palabra amén en nuestra boca! Sin cuidado, sin luz en la labios, solo por inercia, como se te escapa un no un sí en un instante de descuido, desganado. Si digo amén, he de poner en la palabra mi fe y mi decisión, mi rebeldía y mi dolor, mi alegría, todo mi ser. Si toda plegaria acaba con un amén, es que el amén es parte de la plegaria, es el epílogo, la conclusión de la oración, el sí –o el deseo del sí– a lo que se ha dicho, como el que remacha un clavo. El amén, Diario, debiera ser el «He aquí la esclava del Señor…» de María. Amén, o el  «aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad», del niño Samuel (19:14:26).

domingo, 4 de noviembre de 2018

3 de noviembre de 2018. Sábado.
GAVILLA DE GOZO

Un roto de luz, en el horizonte. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Contemplo mi corazón y lo veo joven en sueños y viejo en achaques, en años. Los años se cuentan por decenas –limitadas–, y los sueños, por haces, por fajos infinitos. O lo que es lo mismo: el grano y la espiga, la semilla y la gavilla. Quizá sea lo del salmo 126: «Al ir, va llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo las gavillas». Al ir, vas haciendo y rehaciendo, dibujando y borrando, plasmando y llorando la carga de tu semilla, la vida; instante a instante, latido a latido, la vas configurando tuya, más o menos joya, según tus actos, según lo que alumbres. Y, cuando vuelves, vas recogiendo en gavilla de gozo lo que has cosechado: la buena faz de la familia, los amigos, las veredas que has andado y amado, las caídas, y, tras estas, el extender las alas, para volar, y la fe y la razón, dudándose, coincidiendo, y la ciencia, abriendo caminos, incluso a la fe, y a las teorías, y a las afirmaciones, y así se abren los cielos nuevos, donde espera la esperanza, donde reina –a pesar de la noche oscura– el amor. Mi corazón, Diario, se va deshaciendo en la nostalgia, se va oscureciendo con la vejez, pero cada vez se avivan más en él los sueños, como si se reencarnara en una desconocida juventud, en un reciente verdor inesperado, maravilloso (18:47:36).

viernes, 2 de noviembre de 2018

2 de noviembre de 2018. Viernes.
PARA LA EMOCIÓN

Insinuación de rosa, en Murcia. F: FotVi

-A más teléfonos, menos comunicación, más encierro. La mañana era un bello acontecimiento de claridad y destello. O era como andar envuelto en poesía: el río, las jacarandas, las palomas; y yo, observando, fascinado, mi entorno. Relacionando las cosas entre sí; y a mí, con las cosas. En armonía. Como dice Plotino, tratando de dar, a través de las cosas, con el Uno. Pero tan cerca de las cosas y tan lejano de las personas, me he dicho. Pasan a mi lado teléfonos subidos al oído de ancianos y jóvenes; ancianos y jóvenes sumergidos, náufragos de la tecnología, con su yo y el otro, o con su yo y la nada. O en todo caso, náufragos en una música excluyente y violenta, de ruido de concierto, quizá. De cada diez personas que han pasado a mi lado, ocho iban sin oír, oyendo; cosidas al teléfono, como a su cordón umbilical. Yo no hablaba, solo contemplaba cómo en la rosaleda la flor que ayer era brote –yema, insinuación– hoy era un maravilloso acontecimiento floral único, inesperado; suceso este, Diario, que he fotografiado, para el recuerdo y la contemplación, para la emoción (19:05:55).

jueves, 1 de noviembre de 2018

1 de noviembre de 2018. Jueves.
PODER SOÑAR

Rompiendo la oscuridad, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Prefiero a un Dios con mayúscula, que a un dios con minúscula, mínimo, de oro o terracota. Prefiero a un Dios muerto (Nietzsche dixit), con mayúscula, que aun dios, con minúscula, vivo. Prefiero el poder soñar (con Dios), a la desesperación (con la nada); prefiero la fe, antes que el vacío. Creo en la misericordia más que en la justicia (humana). Dice Santiago en su segunda carta: «Hablad y actuad como quien va ser juzgado por una ley de libertad, pues el juicio será sin misericordia; la misericordia se ríe del juicio». Tal vez porque una ley de libertad, humana, no entienda de misericordia, ni de indulgencia, ni de piedad. Si tiene que condenar –ciega y con oído finísimo–, condena. Pues, aunque derrame alguna lágrima, con los ojos tapados, nada trascenderá de sus sentimientos. Ni una mueca, ni un tic, solo su fría actitud de estatua, con la balanza en sus manos, paralizada. Dios, con mayúscula, es el Dios de la misericordia; el dios, con minúscula, es el dios del poder, del dinero, de la apariencia. El Dios, con mayúscula, es mi Dios, el que me ha de salvar –hasta de mí mismo–, porque es misericordia; el dios, con minúscula, es el dios del mundo, donde se ha clausurado la contemplación, y el éxtasis, y la poesía, y donde ya no se oye decir bienaventurados los pobres –lema de lucidez y armonía, de fraternidad–, sino bienaventurado el avispado, el valido, el cultivado, el narciso, porque de estos es el reino de este mundo. Ya no hay cielos nuevos y tierras nuevas, ya solo queda una tierra baldía, arcaica, insufrible, desangrada. Para vivir en la esperanza y en el clamor de lo Invisible, Diario, me quedo con el Dios (muerto) de Nietzsche, que vive, sin embargo, en sus ruidosos silencios y en el lenguaje más bello e inmenso del Amor, y sin apariencias (12:07:10).

martes, 30 de octubre de 2018

30 de octubre de 2018. Martes.
EL FRÍO

Día de nubes, en Murcia. F: FotVi

-Mientras abro los ojos, llovizna. Se bautiza la mañana con un poco de poesía. (La poesía siempre viene en ayuda del necesitado de belleza). Cuando llueve, todo se purifica, hasta el plumaje de las aves. Aquí llovizna, en otros lugares, nieva; es decir, se sanea el ambiente. Falta hacía. Además, se ha envalentonado el frío, colándose por entre las rendijas del tiempo. Un invierno que se adelanta al otoño. Aunque el ambiente en lo político, económico y social no sea tan otoñal y de acuarela. Siguen cayendo aviones desde el cielo –en Indonesia–; en Menorca y Venecia, graves inundaciones, con el barro invadiendo la vida de cada día y de los sueños; unos hablan pestes de Bolsonaro, presidente electo de Brasil, y otros lo elevan a los altares. Todo es prosaico y desmesurado, y según con el cristal. El cinismo y la impostura tienen preferencia en este mundo de farsa y de tragedia. Se cierra alguna herida y se abren otras, sin que haya médicos y sabiduría que las curen. El sufrimiento se ceba en lo más pobre del mundo. Sigue la marcha de hondureños hacia los Estados Unidos y de africanos a Europa, y siempre hay una valla que los frena o una burocracia que los humilla. Solo algún gesto de caridad los salva. Ha seguido lloviznando durante todo el día, como si el cielo quisiera escribir unos versos, allí donde el hombre, Diario, coloca alambradas y prosa perversa de mal samaritano (18:11:30).

lunes, 29 de octubre de 2018

29 de octubre de 2018. Lunes.
ME VEO PERSONA

Flor entre rejas. Murcia. F: FotVi

-Si dejara de ser yo –pienso–, sería otra cosa: una rosa, un ciempiés, una rama de olivo –la paz–, o un mar encrespado –la guerra. Y entonces miro a mi interior, donde habita mi verdad, y no me veo ni ángel ni demonio, ni ala ni dardo envenenado, sólo me veo persona; es decir, un combinado de llama y humo, de aliento –palabra– y carne, de estupor y fraude, donde caben la gracia y la culpa, y el milagro de la contemplación, donde aparecen la trascendencia y un poco más allá, Dios, o el Amor. Que no está en las estrellas, ni en las formulaciones de la física, ni en el universo cuántico. Solo está en la fe que se te da como don; don que hallas o que pierdes sin conocer el por qué o la razón de ser de tal suerte. La fe sucede en tu vida como una pacífica fuerza que sientes y, si le prestas respeto y la escuchas, ella se te da y te invade de claridad, hasta que decides amarla y aletear con ella, hasta dar «a la caza alcance». (San Juan de la Cruz). Ya, a mis incontables años, creo no podré dejar de ser lo que soy: persona que siente (por eso escribo), y que quiere ir más allá de cualquier horizonte, y que ama, y que, a veces, Diario, siente a Dios, entre nieblas perturbadoras y destellos admirables, pero lo siente, como una pluma que trazara bellas cosas en el papel en blanco de mi vida, de las que unas quedan y otra se emborronan, pero estando (17:46:51).

domingo, 28 de octubre de 2018

28 de octubre de 2018. Domingo.
BAUTISMO

Celebrando la vida, en Murcia. F: FotVi

-Marcho a San Pedro, a celebrar un bautismo. Bautizar es como encontrar restos del Espíritu de Dios en el agua. Además de la exaltación del agua por ser vida, es su elevación por ser aliento que hace renacer, y te hace poseedor de otra vida de más alta dignidad. El bautismo te hace renacer de una vida terrena y arcillosa –aunque con luz y palabras en la boca, y latidos en el corazón–, a una vida más espiritual y mística, una vida divina. A través del agua, el Espíritu de Dios se hace habitante –como en un templo– de nuestro barro alentado, reavivado, habitado. Porque el Espíritu de Dios es aliento, soplo, inspiración. Pues bauticé a Mariela, que me miraba con ojos de bebé que quiere decir gracias; y me las dio con una sonrisa; al ir a echarle el agua, bajo la cabeza, como quien adora la gracia que la iba a invadir, y gorjeó algo, Diario, que no entendí, pero seguro que Dios sí, Dios habla el lenguaje de los niños (18:41:24).

viernes, 26 de octubre de 2018

26 de octubre de 2018. Viernes.
ESTANQUE DE MIEL

Tentadora luz, en Murcia. F: FotVi

-Menos mal que los cumpleaños se celebran una vez al año, de lo contrario terminaría uno por empacharse por tanta felicidad. Braceando en ella. Y sacando la cabeza para evitar ahogarse en el enjambre de mariposas y libélulas que es la felicidad. Cuando felicitamos a alguien, le estamos deseando que viva en un «estado de grata satisfacción espiritual y física». (Diccionario RAE). Un «estado grato»; es decir, apacible, con risas de por medio, suave, seductor, apetitoso, atractivo, sin llantos ni despojos; o sea, vivir en un estanque de miel u oro líquido, como un pez de plata. Y no solo física, sino también espiritualmente. Pues el día de mi cumpleaños, fueron tantas y tan luminosas las felicitaciones, que por poco quedo deslumbrado por tanta claridad. Y, aunque sé por el poeta Claudio Rodríguez, que «siempre la claridad viene del cielo», también sé que hay luces viciosas, disipadas, que debilitan la visión y la hacen vulnerable. Que engañan. Estas son luces que enturbian la humildad y agitan la altanería. Por eso, dejaré a un lado este mar de felicitaciones y me centraré en volver a lo cotidiano, a la prosa de cada instante, en la que, a veces, reluce un destello de eternidad. Es decir, volver al artilugio de rezar (alimentar la fe) y escribir, porque como dice hoy Antonio Lucas en El Mundo: «escribir es una forma de encontrar»; encontrar lo que es uno mismo y algo –un rescoldo, quizá– de todo lo demás; como el que busca pequeñas pepitas de oro en un río pedregoso y de paciencia, de ensueño y liberación, diferente (18:49:10).

miércoles, 24 de octubre de 2018

24 de octubre de 2018. Miércoles.
UNA MANZANA MÁS

Viejas, pero firmes. Segesta. Sicilia. Italia. F: FotVi

-Del árbol de la vida, me ha caído una manzana más. La morderé con deleite. Cumplir años es ir apagando sueños, unos porque se han cumplido y otros porque se han ido diluyendo en el camino. Aunque siempre quede el poder volver la vista atrás y hacer recuento. Y, visto lo visto, no es del todo mala la cosecha. Es lo que creo. He predicado la fe, he celebrado el Misterio, he tuteado a Dios (con respeto), he leído a Homero y a Virgilio, y a Cervantes, y a Quevedo, y a Shakespeare, y a Dante, y a Ortega, y a Borges, a tantos… Y la Biblia, donde habita la inspiración de Dios. He escrito unos pocos libros, y muchos versos; hasta el punto de que alguno de estos versos me gusta, como si no fuera mío. (Perdón, por decirlo; pero como es así, así lo digo). He andado muchos caminos en Guzzi y en coche, con sotanas y de paisano, y tropezando. En fin, he hecho muchas cosas, hasta llorar (alguna vez). Por algo dejo dicho Séneca: «No hay mejor causa de llanto que no poder llorar». Llorar y reír, o la vida misma. Ah, y doy las gracias a todos los que a través de los medios me habéis felicitado. Es maravilloso que, durante un cierto tiempo de vuestras vidas, os hayáis acordado de mí. He intentado contestar a todos; si se me ha pasado alguien, perdón, y desde aquí recibid mi amistad y mi reconocimiento. A nuestros amigos, pues, Diario, mandémosles un fuerte y verdadero abrazo, y, como decimos por aquí por la huerta, que sea ¡bien chillao! (18:25:57).

martes, 23 de octubre de 2018

23 de octubre de 2018. Martes.
CLARIDAD DE VIVIR

Claridad en el cielo, belleza en la tierra. En Murcia. F: FotVi

-Al despertar, saco de mi mano la señal de la cruz y, para recordar que camino baja la luz de ese signo, la pongo en mi frente. De este modo, durante el día, me va recordando que no debo defraudar a esa luz, que, cada vez que voy a salirme del haz de su fulgor, parpadea. Avisa. La cruz me libra así –el recuerdo de que va marcada en mi frente– de muchos contratiempos y ráfagas de mala conducta. Me guía. Para bien. Nunca para mal. Al emprender mi trabajo leo, con gozo, que, desde 2012, hay seis organizaciones de la Iglesia, que andan enlazadas por la justicia. Enlazadas con lazos de deseos de equidad. Son: Cáritas, Justicia y paz, la CONFER, Redes y Manos Unidas. Se trata de construir entre todos un mundo más justo y habitable, más bello, más libre. Y, entre esos deseos, tienen uno que es una llamada por la ecología: «Si cuidas el planeta, combates la pobreza», difunden. Es decir, si cuidas, Diario, la naturaleza, estas defendiendo lo equitativo, la vida, el rescate de la indigencia, de la estrechez, estás abriendo el mundo a la abundancia y a la alegría y la claridad de vivir (19:33:46).

domingo, 21 de octubre de 2018

21 de octubre de 2018. Domingo.
MI DELEITE

Templo de Atenea, en Priene. Caria. Turquía. F: FotVi

-Paseo y miro en mi entorno, con cuidado, significando detalles, pero de forma disimulada, como el que fuera a lo suyo, sin importarle nada de todo lo demás: y así, contemplo el paisaje y el paisanaje, no con ojo crítico, sino con ojo amable. Trato de hallar lo turbio y luminoso que hay en el mundo, pero con ojo de médico, no de juez. No olvido el paraguas, que a la postre abro. Una llovizna hermosa y ligera da en el paraguas, como pisadas de pequeños pájaros alegres. Los pájaros, pues, tocan el piano en mi paraguas, y las maracas. ¿O es Dios quien me toca con su llovizna? Pueden ser los dedos de Dios, que, sobre mi cabeza que piensa, quizá tamborileen en el paraguas. El Segura baja crecido. Se mueve como una tortuga, sin prisa y sin furia. Como las personas, es un ser personal e íntimo, que guarda secretos. ¿De dónde proviene la arcilla que arrastra? Nunca lo sabremos; nunca habla, salvo cuando se desborda. Lo que sí sabemos es que nunca, con esa arcilla, hará un cántaro para portar agua. Eso es cosa de la alfarería, que, con sus obras, embellece al agua y al barro. El río solo es río, corriente, fluido. Y ahora una lírica, sabia y excelsa noticia: la filosofía vuelve a las aulas de primaria y bachillerato. Como diría Isaías: «Ya no te llamarán “Abandonada”, ni a tu tierra “Desolada”, sino que serás llamada “Mi deleite”». La ideología, esta vez, se ha rendido a la belleza de pensar, y le ha dado la razón a Platón, que, en La República, demandaba que el político fuera filósofo, porque un verdadero filósofo «ama la verdad» y «huye de la corruptibilidad». Amar la verdad, sí, pero antes buscarla, que eso es filosofar. Y hallada la verdad, vestirse de ella y obrar según esa verdad, pues de ahí viene, Diario, la incorruptibilidad, la honradez, el equilibrio ético (y estético) del espíritu (18:26:25).

viernes, 19 de octubre de 2018

19 de octubre de 2018. Viernes.
CAOS

Crecida del Segura, en Murcia. F: FotVi

-Escribo la palabra agua con emoción, como si, desde el octavo piso donde vivo, tocara el mar. De esta manera, el mar me da en el rostro, y en la boca, y lo saboreo sal, o purificación salada. Entonces me viene a la mente lo de «la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!», que canta San Francisco. Los bellos adjetivos fluyen como gotas de una aspersión, o como notas del adagio de Albinoni. Son calificativos amorosos, de un amigo del mundo y de todo lo que contiene. San Francisco y sus seguidores andaban con sandalias de esparto para estar más cerca de la tierra, y así poderla pisar y amar con más cuidado, como con pie de abeja en la flor, casi sin pesar. En estos días de gota fría, en los que el agua se cobra vidas, me atrevo a decir: «¡Bendita, sufrida, y sacrificada agua, loado, mi Señor!». Porque una vez más, no es el agua, sino la avidez de los que pescan en río revuelto, en el río revuelto y perverso de su osadía, de su avaricia de alimañas, de su ambición de canes rabiosos. Los que construyen junto a barrancos y ramblas, donde saben –nos lo dice la experiencia– que, antes o después, el agua vuelve por donde siempre fue. Ya dijo Novalis, el filósofo y poeta romántico alemán, en sus Himnos a la noche, que «el agua es un caos sensible». Caos, pero sensible; es decir, el agua actúa, Diario, como si tuviera sentimientos, y le duele que le arrebaten su cauce natural, y, cuando se lo roban, regresa con furia para tratar de recuperarlo, y, a su paso, deja ruina y lágrimas, y un lamento (estela) de muerte (19:06:05).

miércoles, 17 de octubre de 2018

17 de octubre de 2018. Miércoles.
UN MOMENTO MÁGICO

Bello amanecer, en Las Canteras. Las Palmas de Gran Canarias. F: FotVi

-Ayer mañana, cuando aún no había salido el sol y la autora lo anunciaba, con el salmo cien, he rezado estas bellas palabras: «Voy a cantar la bondad y la justicia, / para ti es mi música, Señor». Coloco bondad y justicia en mis labios, y se hacen música, cántico para el Señor. Bondad –«natural inclinación a hacer el bien»– y justicia –«derecho, razón, equidad»–, palabras que van juntas muchas veces en la Escritura. O la música del gran Libro. Y que yo pretendo hacer coincidir en mi vida, para, con ambas, intentar ordenar e iluminar mis pasos, y que no se desvíen o se pierdan en las noches oscuras –fantasmas– que me cercan. Digo estas palabras –justicia, derecho, bondad, ternura, igualdad, amor..., tantas- y se me llena la boca de una música desconocida, que a mí mismo me asombra, y que convierte mi boca en una sinfonía de múltiples e ideales registros. Una nueva y poderosa novena de Beethoven con varias orquestas tocando. Yo sé que vivir en justicia y bondad todos los días de la vida es difícil, pero es hermoso soñarlo, y gustarlo en la boca como un bocado de manzana, crujiente, y dejarlo reposar hasta que dé en el corazón y lo transforme. Pues en un tiempo tan revuelto como este –los presupuestos, las tensiones independentistas, el cambio climático, la clamorosa pobreza en el mundo, las grandes tragedias de cada día…–, no está de más, Diario, hacerse orquesta y tocar con música de Dios, para embellecer este ambiente tan enrarecido, aunque solo sea con un momento mágico, de luz (11:03:22).

lunes, 15 de octubre de 2018

15 de octubre de 2018. Lunes.
CORAZÓN INDIVISO

Agua partida y compartida, en la Catedral de Colonia. F: FotVi

-Cuando oigo hablar al papa Francisco, mis oídos se ensanchan y mi corazón se alegra. Ayer santificó a siete beatos y predicó una homilía plena de belleza –belleza espiritual– y sabia. Habló del amor como entrega incondicional, como atadura buscada y aceptada, como el único bien. Con lengua de profeta dijo: «Jesús es radical. Lo da todo y lo pide todo...: pide un corazón indiviso». Como en la cruz, como en el pan eucarístico, como en el perdón. Jesús, en la cruz, muere todo él, y, si se parte el pan de la eucaristía, él se da todo en cada fracción, y no perdona un poco, sino totalmente, mirando a los ojos. Luego añade: «nuestro corazón es como un  imán». El imán atrae por un solo lado, el lado de Dios, o el lado de las cosas. Y se trata de elegir: a Dios o a las cosas. Las cosas –dinero, poder, excelencia humana, éxito, dominio– pasan; Dios queda. Siete santos –Pablo VI, Óscar Romero, Francesco Spinelli, Vincenzo Romano, Nunzio Sulpricio, María Katharina y Nazaria Ignacia–, los últimos, de momento, que han experimentado y dado fe de que esto es verdad y les ha hecho felices, les ha ayudado en sus vidas; han sido testigos –mártires– del amor de Dios por los últimos. En ellos, Diario, Dios se ha dado a los descartados, ha entrado en la desesperación de la pobreza y la ha salvado, la ha llenado de puertas de salida; la pobreza, por el amor de Dios, ha sido riqueza, comunión, liberación definitiva
(18:08:2)

domingo, 14 de octubre de 2018

13 de octubre de 2018. Sábado.
REOS DE NOSOTROS MISMOS

Escaleras de calcio (se sube, se baja), en Pamukkale. Turquía. F: FotVi

-Se van sucediendo los días y los acontecimientos. Todo, como en una rueda de noria. Sin parar. Pacientemente. Con los lamentos propios del agua, con su cantar tembloroso. Suben y bajan los cangilones, y cogen y dejan agua, según estén arriba o abajo. Abajo llenan; arriba vacían, para, hecha hilo alegre en el brazal, recrear la tierra, el árbol, la rosa, la boca sedienta. En la rosa se hace olor y color, hoja y bocado en el árbol, y raíz en la tierra. Donde todo empieza. ¿Acontecimientos? Los periódicos son una lengua malvada que cuenta cosas: el abucheo a Sánchez antes del desfile del día de Pilar, la crítica de Margarita Robles a los abucheos a Sánchez, el bajar los ojos humillados de Sánchez al ser advertido por un cuidador del protocolo en la recepción de Palacio. Un desfile presidido por la inclemencia del tiempo. El cuerpo del niño perdido en la lluvia, no aparece. (Rezo por sus padres). Las pateras infinitas llegando a las costas españolas, con sus pasajeros heridos por la hipotermia y alentados por la esperanza. Una esperanza de mejor vida, de mirar el porvenir sin ira, sin odios, con ojos de paz y palomas. Les espera lo novedoso, y esto los anima. La llegada a Madrid, desde Venezuela, de Lorent Saleh, opositor al régimen dictatorial de Maduro. Allí, o entras por el aro de lo políticamente correcto, o sea, el decir lo que te dicen que digas, o el silencio, la cárcel, el exilio. Menos mal que, en este caso, le han dejado vivir. Los secesionistas catalanes están en lo suyo: la provocación y la desobediencia. Y una buena noticia, de la que apenas se hacen eco los medios de comunicación: el papa Francisco ha canonizado hoy, entre otros, a Palo VI y Óscar Romero, dos santos actuales, que encauzarán la santidad de la iglesia del mañana. Dos antorchas encendidas con la luz del evangelio, Diario, que irán abriendo la extraña tiniebla en la que vivimos, como reos de nosotros mismos (13:21:23).

viernes, 12 de octubre de 2018

12 de octubre de 2018. Viernes.
ESE DON EXTRAÑO

Aguas bravas, en el Rin. Cataratas. Alemania. F: FotVi

-Muy de mañana, miro al sagrario e intento hablar con Jesús: el que se esconde en esa limitación de piso de pobre: unos centímetros cuadrados y una oblea blanca, consagrada, en donde habita. (Al leer esto, alguien pondrá cara de susto, de extrañeza incrédula). Sin embargo, Él está ahí, me lo dice la fe: ese don extraño, por el que se puede ver o sentir la luz del rostro de Dios en una vida. Estamos solos él y yo, la luz del amanecer apenas traspasa la vidriera, y oigo a mis susurros rezar. Susurrando, doy gracias y pido cosas. Pido por el sufrimiento del mundo, por el llanto de las personas que sufren tanta grande adversidad: Indonesia, Haití; ahora, Sant Llorenҫ des Cardassar. Me conmueve cualquier muerte, pero más la de los niños, en la que, cuando se produce, muere la indefensión, la debilidad, la levedad, el porvenir. Y pido: «Señor, por esos niños, por esos padres, por todos los que los lloran». Y por mí, que trato de comprender y no comprendo. Pero entonces leo -hablaban de Jesús- las palabras de Isaías: «Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos». Y sigue: «Mi Señor me ayudaba». En todo este caos: «¡El Señor me ayudaba!», dice. Bajo los ojos y quedo pensativo, mudo, sin lenguaje. O solo con el lenguaje de la fe: «Si tú lo dices, Señor, así será», digo. Pero las dudas, Diario, me vienen a la cabeza como mariposas («¿Por qué permites esto, Señor?», Benedicto XVI, en Auschwitz), y ahí revolotean, alrededor del fuego de la fe, que es la que me mantiene en ese batir de alas, esperanzado, perplejo, y expectante (10:27:49).

miércoles, 10 de octubre de 2018

10 de octubre de 2018. Miércoles.
GAJES DEL OFICIO

Y sin ir al dentista, en la Catedral. Murcia. F: ForVi

-Son las nueve y media y aparece Javi, mi sobrino, con el coche. Subo y nos encaminamos a San Pedro. Camino del sacrificio. Con el explorador y el taladro dentales, y el espejito bucal, me espera el doctor (dentista) como un banderillero espera al toro. Solo que yo me santiguo antes del castigo y el toro no. Pero ni el hecho de santiguarme me libra del dolor. El primer dolor es de miedo; el segundo, es real, aunque paliado por la anestesia. Sobre mí, planean la cabeza embozada del doctor, que observa, y sus manos enguantadas, que trastean dentro de mi boca. Y así van saliendo tres dientes y dos muelas. Veinte minutos, de infierno. Salí de allí, sin poder hablar y sin poder comer. Y así sigo. Y, sin embargo, Diario, don Hilario Tárraga (doctor) y un servidor, seguimos siendo amigos. Al fin, Javi me deja con cuidado en casa, y me dice: «Por lo menos, estos dientes han llegado a los ochenta (años), veremos los demás». Intento reír, pero me lo impiden las gasas que taponan el fluir de la sangre. Un día más, y tres dientes y dos muelas menos: gajes del oficio..., de vivir; y dando gracias. ¡Bella la vida! (18:17:11).

martes, 9 de octubre de 2018

9 de octubre de 2018. Martes.
DECIR COSAS

Ventana, en Göreme, Turquía. F: FotVi

-Ayer decía que me dormía como una rama de olivo. Que ¿por qué? Porque mi deseo es dormirme en paz. La rama de olivo es su símbolo. Dormirme como una rama de olivo, es pretender hacerlo en paz. O en armonía con todo. Y después de dejar que se instale Dios en mi mente. Como destello. Alguna vez viene alguna pesadilla, pero la supero dándome la vuelta en la cama y pensando hallar un punto blanco en la oscuridad que me rodea. Así distraigo a la pesadilla. Prevaleciendo, al fin, el destello sobre la pesadilla, y volviendo a conquistar el sueño. Y la esperanza de despertar y cumplir un día más con el laborioso deber de poner palabras en hilera -en renglones torcidos, quizás- pero que digan sueños, adversidades, himnos, silencios, cosas. Pues, como diría Rilke: «Estamos tal vez aquí para decir: casa, / puente, cisterna, puerta, vaso, árbol frutal, ventana, / a lo sumo, columna, torre…» Decir cosas, Diario, sin otra finalidad que verte vivo en aquello que dices, en aquello a lo que has puesto nombre y has dominado, para, más tarde, dejarlo libre otra vez, pero contigo, a tu lado, respirando y haciendo hermoso tu entorno, tu alrededor bellísimo, la razón de tu vida (18:08:00).

lunes, 8 de octubre de 2018

8 de octubre de 2018. Lunes.
VICIOS


Lloviznando, en Murcia. F: FotVi

-Aparte de algún otro, mi vicio más importante y corrosivo es el de la lectura. La lectura, como terapia para adelgazar en la autoestima e ir completando así mis conocimientos. Que son pocos. Y es que como dijo Sócrates: «Solo sé que no sé nada». (Apología de Sócrates, Platón). Por eso leo y leo, hasta quemarme las pestañas (sin que me ardan). Mis lecturas preferidas, desde la mañana a la tarde, son: El libro de las Horas (Laudes), con el que sintonizo con Dios. Le muestro mis heridas y él me ofrece las suyas. Y las suyas tapan las mías, y así doy comienzo al día. Luego abro internet y leo los periódicos, algunos, especialmente: ABC, por su tercera; El País, por la viñeta de El Roto; El Mundo, por Raúl del Pozo y Antonio Lucas. Y algún otro. Así contrasto opiniones y pienso dónde puede estar la verdad, que casi siempre se me escapa viciada o deformada, según qué medio. También leo Vida Nueva, por informarme sobre la Iglesia, y El Cultural, para estar al día en todo lo que se cuece en el campo de la cultura, y salir así de la barbarie. Y, al fin, escribo; o no, depende: aunque un servidor lo intenta todos los días, de lunes a lunes, salvo que esté de viaje, o enfermo. Que muy pocas veces. Además leo otros libros. Ahora estoy con uno de Plotino: El alma, la belleza, la contemplación, donde se dan cita el «más elevado humanismo y el misticismo más sublime». Además de otro de Francisco Umbral: Días felices en Argüelles. Al final del día, Diario, vuelvo al Libro de las Horas, para decirle buenas noches a Dios, andar, ver la tele, cenar, e irme a la cama, y dormirme como una rama de olivo (18:22:57).

domingo, 7 de octubre de 2018

7 de octubre de 2018. Domingo.
UNA FURTIVA LACRIMA

Viento en popa, a toda vela. Museo del Mar. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Yo, ayer, al conocer la noticia de la muerte de Monserrat Caballé me entristecí, hasta dejar que aflorara a mis párpados «una furtiva lacrima». Las lágrimas que más se sienten, casi siempre son furtivas; es decir, discretas, y nacen rodeadas de silencios que se van diciendo con lamentos. Lamentos furtivos. Como clandestinos. Descanse en paz. Y Charles Aznavour, con su voz de ángel enojado (¡ah, La Boheme!), también ha muerto. Con ellos, se ha ido mi juventud; ahora me queda mi ancianidad asida a cada año que pasa. Como una escalera que baja. O sube. No sé. Solo sé, Diario, que cada vez que sale de este mundo uno de estos insignes personajes, yo me tiento a mí mismo y me digo: «¡Amigo, todavía estás aquí!», y doy gracias, y me pongo a pensar en el futuro, como si una gota de agua pudiera regar todo el campo; que tal vez (19:11:47).