23 de diciembre de 2020. Miércoles.
GORJEO DE NIÑO
-Parecía que no íbamos a poder llegar. Era como abrir la puerta del palomar y que las palomas se negaran a salir. Por fin llegamos, pero pensando en tantos como han quedado en el camino. Pisamos sobre la tristeza, como el que camina por una nube de burbujas. Y en esto, llegamos a la noche en que, como dijo Isaías, los cielos destilan el rocío de la gracia y las nubes derraman al Justo. Y de la tierra brota el Salvador. Como ha ocurrido con Júpiter y Saturno –la Estrella de Navidad–, la conjunción entre el cielo y la tierra nos ha dado al Hijo de Dios, que, en brazos de su madre, llora por el sufrimiento del mundo y toda su deriva de dolor. Este Niño, al que «cubre la humildad / y ropas de mal visto», os quiere felicitar, con un gorjeo de Niño y el Amor arrebatado e inmenso de Dios. Él, siendo Dios, se hace Hombre, para comunicarle al hombre todo lo que conocía del misterio de Dios. Vino a decirnos que Dios es Padre y, como tal, todo Él misericordia. He aquí mi felicitación, amigos. Como cada año –ya son más de 25–, os deseo todo bien. Dios nos sigue queriendo; dejémonos querer.
-Parecía que no íbamos a poder llegar. Era como abrir la puerta del palomar y que las palomas se negaran a salir. Por fin llegamos, pero pensando en tantos como han quedado en el camino. Pisamos sobre la tristeza, como el que camina por una nube de burbujas. Y en esto, llegamos a la noche en que, como dijo Isaías, los cielos destilan el rocío de la gracia y las nubes derraman al Justo. Y de la tierra brota el Salvador. Como ha ocurrido con Júpiter y Saturno –la Estrella de Navidad–, la conjunción entre el cielo y la tierra nos ha dado al Hijo de Dios, que, en brazos de su madre, llora por el sufrimiento del mundo y toda su deriva de dolor. Este Niño, al que «cubre la humildad / y ropas de mal visto», os quiere felicitar, con un gorjeo de Niño y el Amor arrebatado e inmenso de Dios. Él, siendo Dios, se hace Hombre, para comunicarle al hombre todo lo que conocía del misterio de Dios. Vino a decirnos que Dios es Padre y, como tal, todo Él misericordia. He aquí mi felicitación, amigos. Como cada año –ya son más de 25–, os deseo todo bien. Dios nos sigue queriendo; dejémonos querer.