1 de diciembre de 2020. Martes.
LOS NUDILLOS DE LA MORAL
LOS NUDILLOS DE LA MORAL
-Toco en mí con los nudillos de la moral –o la ética–
y suena mi conciencia: donde guardo, como una joya de alto valor espiritual y cívico,
mi concepto sobre lo que es bueno y lo que es malo. Lo que debo o no debo hacer.
Cuando actúo, nunca voy solo, siempre me acompaña –como a Pinocho en el cuento
de Carlo Collodi–, mi Pepito Grillo particular e íntimo: la voz que me advierte
y me guía, que me señala el camino. Todos hablan de Su Sanchidad Pedro –Carlos
Herrera dixit–, pero nadie de su Pepito Grillo –Iván Redondo–, que es el que
actúa en la sombra –siniestra sombra– en la cripta interior de Su Sanchidad. Si Su Sanchidad miente, antes ha habido un germen de mentira en Iván, que la ido
modelando –redondeando– hasta ser deletreada luego en los labios de Su Sanchidad
Pedro. Lo que era un no por la mañana, lo hace un sí –tambaleante y efímero– por
la tarde, sin que se la caiga un trocito de cara por tal deslealtad cometida consigo
mismo. Cada vez que mentía, a Pinocho le crecía la nariz, no a Pepito Grillo,
que era su conciencia recta y sabia, humilde. En esta ocasión, sin embargo, ambos
–Su Sanchidad Pedro y Pepito Grillo, Iván– lucirán una nariz descomunal,
homérica, que, como a Pinocho, no los dejará entrar ni salir de la habitación
de su conciencia, donde pone su tienda la verdad. Leo en el libro de los
Proverbios: «La lengua mentirosa odia a los que oprime, y la lengua lisonjera
causa ruina». La mentira y la lisonja: dos modos de traición, a uno mismo y al
de al lado: el prójimo. La mentira odia, la lisonja causa ruina. Es Dios el que
habla, Diario, y lo hace con sabiduría: la proverbial sabiduría de Dios (17:30:55).
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