26 de febrero de 2021. Viernes.
SENCILLEZ MAJESTUOSA
SENCILLEZ MAJESTUOSA
-Hoy viernes, penitencia; es decir, ayuno y abstinencia. Se nos invita a
los creyentes a olvidar lo externo, lo que viene del cuerpo, y mirar al
interior de uno mismo: lo que nos llega del espíritu. Todo lo que somos, nos asciende
desde el interior, como el fluir de una vena de agua o el clamor del fuego en
un volcán. En el ser humano todo es espíritu que toma forma en las acciones del
cuerpo, como la flor, tímida, frágil, que se abre y luego es fruto en la rama
del almendro. Si el árbol da flores y hojas, y extiende su ramaje –lugar de nidos–,
es que el árbol está sano, y se le puede cuidar con mimo. La cuaresma nos
invita a recapacitar y entrar en nuestro interior, donde late el soplo de Dios,
el espíritu que nos anima y que logra que lo invisible tome forma en la mirada
o en el quehacer de las manos, o en el caminar de los pies, donde se expresa el
lenguaje de las ideas que nacen del espíritu. Ha dicho el Papa Francisco: «La
cuaresma no es tiempo para cargar con moralismos innecesarios a las personas,
sino para reconocer que nuestras pobres cenizas son amadas por Dios». En día de
ayuno, es escasa y menguada la comida; y en día de abstinencia, se evita comer
carne. Pero el valor del ayuno y la abstinencia no están en aquello de lo que
te privas, sino en lo que das, como una extensión maravillosa y digna de la
justicia, la que crea y fecunda el amor. «No podemos ir tras el polvo que
desvanece», sino descubriendo que «lo poco que somos, tiene una valor infinito
a los ojos de Dios», ha concluido el Papa. Es el Evangelio, Diario, el que
habla, el que se abre, hoja a hoja, en la lengua del Papa, en el río de su
palabra sabia y sin dogmas que la enturbien, en su sencillez majestuosa, y en
nuestras vidas (11:38:26).