7 de septiembre de 2019. Sábado.
MADAGASCAR
Riqueza ambiental, Madagascar. F: Wikimedia |
-Madagascar es un país
pobre, donde, como con dientes de leopardo, muerde la pobreza. Y donde abunda,
como una plaga, la corrupción. De «pobreza inhumana» ha calificado el Papa
Francisco la indigencia crónica en este país africano. El 80 por ciento de la
población sufre la miseria, como una plaga que cultivan con júbilo los
dirigentes del país. La renta per cápita media no llega a 5 dólares al día; es
decir, unos 3 euros. La malaria y otras enfermedades parasitarias, con la lepra,
son el azote de la población, que los dirigentes del país no pueden o no quieren erradicar.
Los ciega su egoísmo o su debilidad política, y su carencia de escrúpulos. El
escrúpulo, esa piedrecita en el zapato que te recuerda que tienes deberes con
los otros, tu prójimo. Sin escrúpulos, no existiría ni la ética ni la moral. Pues
parece que a ciertos dirigentes de Madagascar les falta esta piedrecita en el
zapato, o mejor en el corazón, donde se resuelven o se agudizan los problemas
de la conciencia. El Papa ha llegado a este país como sembrador de buenas
semillas, por si las quieren recoger en sus conciencias y luego hacerlas vida
en los demás. Siempre es bueno una lluvia de evangelio en lugares como este, donde no suelen darse muchos samaritanos que se acerquen al caído, lo levanten
y lo salven. Al contrario, se acercan al caído para extraerle, si pueden, las
pocas monedas que aún le queden en algún lugar escondido de su dignidad. Y hay
dos cosas en las que el Papa Francisco ha hecho hincapié: el respeto a los
niños que están siendo explotados en Madagascar y el cuidado del medio
ambiente, ambos, Diario, columnas sobre las que se sostiene el bello y exitoso,
y salvador porvenir de cualquier nación o grupo humano (18:27:33).