6 de junio de 2022. Lunes.
NADAL ES UN TORNADO
NADAL ES UN TORNADO
-Dices Nadal y se te llena la boca de alabanzas, de signos de
admiración. Nadal es un tornado con una raqueta. Es la superación interminable.
Es el ¡oh! que no cesa, el asombro cada vez más ancho, como un bosque
permanente de grandeza. Es el bosque Nadal hecho de trabajo, dedicación,
sacrificio. Más que con la raqueta, Nadal juega con la cabeza y vence a todos
sus adversarios. Nadal se busca a sí mismo y, hallado su ser íntimo, sus
virtudes, sus limitaciones, lo muestra al exterior, con humildad, sin
ostentación, con la pedagogía del maestro que enseña en la cátedra del «conócete
a ti mismo», palabras que se leían, como advertencia, en el templo de Apolo en
Delfos. Es el maestro que con la raqueta y la pelotita amarilla enseña, para el
que desee aprender, la bella y humana asignatura del deporte, que es, en
definitiva, la hermosa asignatura del ser humano. Todo lo que buscamos fuera lo
hallamos dentro de nosotros mismos. En este tiempo de la facilidad, de que el
niño no sufra aprendiendo, de que todo lo que desees lo encuentres hecho, Nadal
advierte: «Lograr aquello que has soñado te hace feliz, pero sobre todo, te hace
feliz recordar el esfuerzo empleado para lograrlo»; y sigue: «He aprendido a
disfrutar, sufriendo». Creo más a Nadal que a cualquier político, que te regala
un curso con asignaturas suspendidas, sin temblarle el pulso ni la conciencia. El
político alaga para que le des tu voto, tu voluntad; Nadal, buen deportista,
Diario, no alaga, solo dice: «Si quieres triunfar, lucha, trabaja, consíguelo
con tu esfuerzo». Nadal te enseña su vida, y, mordiendo las copas que gana,
sonríe y sique en la lucha de cada día (12:13:46).