lunes, 8 de febrero de 2021

 8 de febrero de 2021. Lunes.
LA MONEDA DEL TIEMPO

La arena se hace Belén, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Ayer sol y hoy nublado, o el haz y el envés de la moneda del tiempo. El tiempo, caprichoso, según vengan o vayan las isobaras, nos trae, con violencia a veces, más sosegado otras, estos cambios. Pero todo es necesario en el acontecimiento, feliz y excelso, irrepetible, de la vida. Se trata de vivir, de ir redimiendo el pasado, y preparando, con luces de auroras nuevas, el futuro. El viernes, el viento nos trajo el desierto a la ciudad, se instaló en plazas y jardines, en los tejados; sin lluvia, nos invadió su fina y dorada arena. Esta vez no llovió barro; pero sí nos cayeron pequeñas partículas de erial: arenilla por donde habrán caminado el alacrán y el lagarto, y alguna vez, el agua. El desierto, con lluvia escasa, toma vida y la convierte en tenue florecilla, para que pueda decir el salmo: «Los collados se orlan de alegría». Israel nació en el desierto, y, de ahí, brota toda su historia posterior, como recuerdo y como aliciente, como resorte salvador. Dios  acompaña. Tal vez, como Israel, estemos viviendo nuestro tiempo de desierto. Es posible –¿Por qué no?– que de este desierto en el que vivimos ahora (pandemia, políticas oscuras –destructoras algunas–, agonías, turbaciones, pérdida de seres queridos, soledad, manos humedecidas de gel hidroalcohólico, grandes colas del hambre, desolación), es posible que ese desierto sea «el signo de la salvación final», pues como dicen Isaías y Mateo: «El Mesías siempre aparece en el desierto». Corrigiendo con humildad de aprendiz a Adonis, poeta sirio, yo diría: «Si la noche hablara, / anunciaría el día». Estamos viviendo una noche larga, en una oscuridad que grita, pero el Espíritu nos alienta, y nos dice, Diario, que: «Con fe, saldremos de esta». Fe que espera y manos que se afanan: el «ora et labora» del monje benedictino (18:15:39).

domingo, 7 de febrero de 2021

 

7 de febrero de 2021. Domingo.
APRENDER A AMENECER

El Buen Pastor, niño. Catedral. Las Palmas. F: FotVi

-Domingo y luz: nos llega la consolación. Dijo Jesús: «No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros». (San Juan). Y en otra ocasión Isaías pone estas palabras en boca de Yahvé, (el que es): «Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo del hombre, que es como el heno?». Y Antonio Gamoneda, Premio Cervantes: “Despiértame, Señor, cada mañana, / hasta que aprenda a amanecer, Dios mío, / en la gran luz de la misericordia». El domingo es el día en que el Señor abandonó la muerte, desertó de su humillación, y asumió, renovándola, poniéndole nuevos latidos, la vida; y nos la ofreció para que la vivamos con él. Sin muerte, con solo resurrección. Qué hermoso y purificador el pedir aprender a amanecer, y hacerlo «en la gran luz», en el gran destello, exhalación, «de la misericordia». Vivir rodeados de Dios, cercados por la irradiación de su misericordia. Nadando, como el pez, en aguas de Dios. Aguas estas, no turbulentas, agitadas, brutales, sino apacibles, oxigenadas de piedad e indulto, movidas solo por el dedo indulgente de Dios. Hoy, en la misa, Diario, he pedido por los enfermos de covid, para que aprendan a despertar «en la gran luz de la misericordia», en el Dios que es, y vive, y permanece siempre Dios, dándose, en el Amor (12:37:08).

sábado, 6 de febrero de 2021

6 de febrero de 2021. Sábado.
PRELUDIO AZUL

Entre el cielo y la tierra, el azul, o la armonía. T. Horadada. F: FotVi.

-Cada sábado es el preludio azul del domingo. Aunque esté nublado, el sábado siempre ha sido el día del azul, del color de la pureza, de la sabiduría; el resumen del lado suave y digno, de lo recatado de la vida. En el azul, estrechan sus mundos el cielo y la tierra; y en medio, la paz y la beligerancia, la ventura y la desventura; es decir, la vida del hombre, que respira y ama en el azul, pero que se hace trágica y airada en la realidad contraria, lo negro. El azul amortigua la acidez de la vida, sus lados oscuros. Mientras con la boca clara y viva dices azul, se suceden los conflictos en la tierra: el coronavirus arrasa, la mascarilla tapa la desfachatez de los políticos y poderosos, el frío viste la desnudez de los pobres. Sin embargo, el azul de la misericordia arropa con sus gasas de piedad la pobreza. Miras al cielo y ves el azul; miras a la tierra y se te presentan la muerte, el dolor. La angustia. Te estremece la visión. Recuerdo un poema de Juan Ramón Jiménez que dice: «¡Qué lejos, azul, el cielo, / de la tierra pobre! Pero / los dos son el día bueno». Si en el dolor, Diario, piensas en azul, el dolor se te hará sábado, preludio de un domingo más apacible, más claro; preludio de un día bueno, de un día mejor que el anterior. Solo se trata de dar esperanza al que vive en el sufrimiento, de darle un poco de amor de Dios; el Dios que unge con aceite de alegría los cuerpos doloridos, golpeados; los cuerpos desterrados, aquí en la tierra, de la felicidad (12:19:46).

viernes, 5 de febrero de 2021

5 de febrero de 2021. Viernes.
FRATERNIDAD

Río creando anillos, en Murcia. F: FotVi

-Ayer, Día Mundial de la Fraternidad. El Papa Francisco celebraba el día con estas palabras incisivas y certeras, como flechas que van directas al blanco, y acierta: «Un mundo sin hermanos es un mundo de enemigos». En esta frase no caben ni la frivolidad ni la tibieza: o se es frío o se es caliente, de lo contrario llega la náusea, el vómito. ¡Aj! Y el Papa ha seguido: «Hoy la fraternidad es la nueva frontera de la humanidad. O somos hermanos o nos destruimos mutuamente». Me gusta escuchar al Papa Francisco, porque nunca usa la acuarela, las medias tintas, los difuminos dialécticos. Dice lo que quiere decir, y lo dice levantado la vista y la voz de aquello que lleva escrito en el papel. Y sin alterarse. O alterando el gesto de sus ojos, solo. «Nueva frontera», dice. Se trata de mirar y llegar al horizonte, y pensar que, más allá, hay otro horizonte, y otro, y otro; nunca acaban las fronteras, siempre hay una nueva que conquistar y modelar, y rehacer. «No hay tiempo para la indiferencia», ha dicho. Estamos a tiempo de que nuestro mundo no se nos venga a abajo, como un castillo de naipes, como una muralla hecha con fichas de dominó. La distancia, el menosprecio, la exclusión, nos van llevando lentamente a la desolación, a una babel demolida, de bellas piedras caídas, sí, pero inmoladas. Ser hermanos, o mirar al otro, al prójimo, con ojos limpios, serenos, como mira la madre al hijo al que, tras una trastada, riñe, pero con amabilidad. En la hermandad se ensancha la calidad de la amistad, y de abrazo en abrazo, de sonrisa en sonrisa, se llega a la hermandad universal. Dice Octavio paz: «La amistad es un río y un anillo […] Es un río que, al fluir, inventa sus anillos». El anillo es, Diario, el puente que une, que crea la familiaridad, y deja que, con el tiempo, invente nuevos anillos de amistad, o un amor de eternidad (17:50:59).

jueves, 4 de febrero de 2021

4 de febrero de 2021. Jueves.
SILENCIOS CALLADOS

Así amanecía hoy, el cielo de Murcia. F: FotVi

-Contemplar salir el sol cada mañana es como leer un poema hermoso, único, irrepetible. «En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia», pedía yo en Laudes, con expectación de aprendiz que deseara tocar el espíritu, el más allá íntimo de las cosas, su arsenal más entrañable y subterráneo de belleza. Escuchar la gracia debe ser como oír la entraña del silencio, entrar en sus estancias más esenciales e indescifrables. No es la forma, sino la esencia lo que busca el que pide oír el tañido de la gracia. Donde, sin duda, se halla Dios. El fabulista francés Fontaine decía: «La gracia es más bella aún que la belleza». Cada día, al amanecer, el dedo de Dios pinta el cielo, de un modo distinto, sin nada que se asemeje al del día anterior. La inventiva de Dios es infinita, y su ingenio inconmensurable. Pero el poder valorarlas y hacerlas vida en nosotros, es de una generosidad superior. Dios, así, nos regala el poder del éxtasis, el don sutil, hecho de soplo, de la sorpresa. Doy gracias por este don o acontecimiento fértil en mi vida. Aún me sorprenden la fe, el amor, la esperanza, el gusto de un poema, la sacudida interior de un amanecer, el grito divino de la misericordia. Yo, Diario, diría con Unamuno: Señor, «tus íntimos sentires florecen en mi boca, / tu vista está en mis ojos». Ahí, Señor, oigo tu gracia, escucho sus silencios callados, como el estruendo de un mar místico, que, por tu gracia, se estremece dentro de mí, y me habla, de belleza (11:26:21).

miércoles, 3 de febrero de 2021

3 de febrero de 2021. Miércoles.
SAN BLAS, MÉDICO Y OBISPO

San Blas en procesión. Santiago de la Ribera. F: Charo

-Busco en el baúl de los recuerdos y hoy, día 3 de febrero, me viene a la mente la fiesta de San Blas. San Blas fue el santo, cuya fama llegó, desde la ciudad de Sebaste, Armenia, a los confines del mundo, entonces conocido. Fue médico y eremita, y obispo, sin palacio episcopal. Y quizá también sin mitra. Solo se vestía de santidad y daba consejos prácticos y bíblicos, que encendían y hacían fuerte la fe de los que le oían. Su sede episcopal fue una cueva en el monte Argeus, Turquía, donde acudían sus fieles a verle y consultarle. Curaba enfermedades del alma y del cuerpo, como Jesús. Fue testigo –mártir– de Jesucristo; es decir, tras predicar y ser evangelio hecho obra de misericordia, amor, fue torturado y ejecutado. Es patrono y protector de las enfermedades de garganta, y de los otorrinolaringólogos; o sea, de los titulares de esta palabra sin fin. En el Barrio de San Blas, en Santiago de La Ribera, se celebra todos los años, con fe y espíritu bullicioso, la fiesta del obispo médico, que curaba a humanos y a animales; era –este, sí– médico de medicina general y universal, con Dios diagnosticando y curando a su lado. Yo viví, durante 9 años, esta fiesta entrañable y lúdica. Tiempos aquellos en los que vivía la fe, el evangelio, y la fiesta: tiempos de felicidad humana y celeste. Después de la misa, siempre cantada y con predicador distinto, solemne, salíamos a dar un paseo –sacerdotes, amigos, monaguillos y monaguillas– por el recinto del jolgorio y la humareda, del vaso de vino y la panceta a la brasa. Después de lo divino, Diario, vivíamos el evangelio del acercamiento a la gente, y, como Jesús en las bodas de Caná, compartíamos el pan y bebíamos el vino de sus alegrías, y así el santo iba saludando, con nuestro saludo, a los que acudían, en tiempos, a su cueva en los bosques del monte Argeus, y, en este día, a la ermita de San Blas, en Santiago de La Ribera, al lado oeste del Mar Menor, con el deseo de ver prodigios; entre otros, el de compartir en el amor (13:06:20).

martes, 2 de febrero de 2021

2 de febrero de 2021. Martes.
CANDELA

Habla la luz, en la oscuridad. Tallin. F: FotVi

-Candela, que seas muy feliz, es tu onomástica, tu santo. A ti, que eres fiesta, se te une la fiesta de la presentación del Señor en el templo, donde habla la luz, y donde la claridad se hace profecía en Simeón. Simeón mira al niño que ha tomado en sus brazos, y lo ve como «promesa cumplida», como «salvación de las naciones», como «luz que alumbrará a los gentiles». Hoy, las velas encendidas hablan, cantan himnos. Simeón y Ana, en su vejez, son nuevamente fecundos: llenos del Espíritu Santo, profetizan: «No desesperéis, la vida merece la pena vivirla, el Señor mantiene su promesa». Dios, en la luz que es Jesús, se hace encuentro con su pueblo, que anda perdido en la oscuridad. La oscuridad de tanta vileza. Y les habla de esperanza, de que no desfallezcan. Ni los enfermos –tantos, en esta hora–, ni los perseguidos, ni los que soportan la cruel sacudida de la soledad, ni los ancianos, ni el pobre de pan y de expectativas, ni el que da su vida por la justica, todos somos invitados a cantar el mismo himno inesperado y vivo de la fe, de la esperanza, del amor, para, así, poder decir con Simeón: «Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Mis ojos han visto al Salvador». Candela es la humilde vela que, encendida, quiebra la oscuridad y da luz a la tiniebla, y atemoriza al horror y lo hace huir, y, entrando y viviendo en la profecía, apoya y libra, y entonces puede decirse con Simeón: «Todavía hay salvación»; todavía, porque allí donde Dios habita, late la luz de la profecía, y, a ella, Diario, siempre sigue la esperanza. Candela, en el día de la luz, sé muy feliz, y que la Luz te bendiga y te haga, sin aspavientos vanos, serena claridad (10:58:11).

lunes, 1 de febrero de 2021

1 de febrero de 2021. Lunes.
CON SOL Y PALOMAS

Luna roja, en el cielo de enero. Murcia. F: FotVi

-Día primero de mes, con sol y palomas, y miedos, y la angustia atravesada en la garganta como una espina fatal de pescado. Se nos va un mes con llantos y llega otro con lágrimas; lágrimas, que también son llanto, pero más íntimo, menos de los ojos y más del espíritu; el que se dice sin palabras: el del verso que expresas con la mirada o el de la caricia que haces sin las manos, con solo el suspiro del deseo. Ahora, en la vida, casi todo es dolor; es la pandemia del dolor y la duda que acompaña a la otra pandemia del virus. Son las pandemias que preceden a la desesperación, al pesimismo más cruel, más agonizante; y, como diría Albert Camus, al «absurdo» más irracional y trágico. El ser humano sabe que ha nacido para morir, para irse, pero, antes, hay anchuras y esperanzas, y extensiones de luz, sobre las que volar. La nieve cubre el camino, lo hace peligroso, pero no lo destruye. La nieve se va y el camino queda, como el sol o el esplendor de la floración en primavera. Y el nido del pájaro en la rama. Y el correr del arroyuelo en la montaña. Yo estoy con Dostoievski, que escribió: «Hay que amar la vida antes de razonar sobre ella, sin lógica; solo así se puede comprender su sentido». Amar la vida, aun con sus heridas e infortunios; pues vives la vida que llevas en tu interior. Jesús dijo: «El reino de los cielos está dentro de vosotros». Si quieres paz, hazte tu paz, lo mismo que si buscas justicia, o piedad, o amor, o vida. Hazte tú ejemplo de ti mismo, y encontrarás, Diario, el reino perfecto para vivir, y soñar, y redimir, encandilando (12:33:39).

domingo, 31 de enero de 2021

31 de enero de 2021. Domingo.
ALEGRE LA MAÑANA

Alegre la mañana, pequeña coral. T. de la Horadada. F: FotVi

-Esta mañana, en la misa y en Laudes, hemos dicho, hemos cantado: «Alegre la mañana que nos habla de ti». Las voces sonaban débiles; voces como mutiladas por la vejez, apenas afinadas, pero entregadas, dadivosas. Hoy, en la liturgia, era la fiesta de la Palabra. Jesús, dice el evangelista, entró en la sinagoga, y habló. Él, que era la Palabra, hacía hermosa y realista, didáctica, ejemplar, la palabra, y la embellecía. ¡Asombrando! Decía cosas de Dios y de la vida, como los pájaros pían y el mar ruge, con sabia sencillez, haciendo lo que deben; no como los letrados y los escribas, que se liaban en sus verborreas, en los matices, sino con autoridad. Jesús hacía lo que decía, ponía la palabra a la altura de sus comportamientos. Y dejaba soñar. Si decía: «Bienaventurados los pobres», él huía de la seguridad: no tenía donde reclinar la cabeza. Si había dicho amad incluso a vuestros enemigos, él, estando en la cruz, dijo: «Padre, perdónalos, no saben lo que hacen». En una sociedad de la mentira, de la quimera, de la farsa, él decía la verdad y vivía de y para la verdad. Por eso un día pudo decir: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Alegre la mañana en el que sufre, en el que ríe, en el que reza, en el que espera. Decía San Pablo: «Sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza». Felizmente, Diario, todo en la vida nos habla de Dios, todo es maravilla divina; todo es mensaje que va diciendo, con detalles de artesanía, a Dios (12:51:16).

sábado, 30 de enero de 2021

 30 de enero de 2021. Sábado.
EL PAPEL DE ESTRAZA DE LA MENTIRA

Cruz en el vertedero, en Aguilar de la Frontera. F: Prensa.

-Después de rezar a la Verdad en Laudes, de hacer su alabanza, con «salmos e himnos inspirados», me dispongo a escribir y me da en los dedos el pavor de la mentira, hasta hacérmelos llorar. El teclado del ordenador también chirría, pues es aséptico y limpio, como toda máquina que se precie. Todo viene envuelto en el papel de estraza de la mentira. Lo políticos cuando hablan, salvo la mascarilla, todo es falacia, enredo. El lenguaje se ha pervertido, y si dicen esto, es que es lo otro, y así nos vamos mal entendiendo. Se trata de calcular, de dar rodeos a lo dicho por el político de turno. Si dicen el 70 % de los españoles (y españolas, el gran Sánchez dixit)) estarán vacunados para junio o julio, yo, como Cantinflas, voy quitando de aquí y de allá (de 20 me llevo 2, el 2 al bolsillo, decía él), y queda, cuando mucho, un 15 ó 20 % escueto y triste, tísico. Raquítico. Sin más. Como una raspa de sardina, tras ser desvestida de las lonchas de carne que la revestían. Hay políticos que, cuando hablan, han de enjuagarse la boca, porque les huele a engañifa, a gazapo, a ajo fino de Chinchón. El filósofo alemán F. Nietzsche dijo: «Lo que me aterra, no es que me hayas mentido, sino que ya no pueda creerte». A la mentira institucionalizada le asusta y odia la verdad. En Aguilar de la Frontera se ha retirado una Cruz de la vía pública para tirarla a un vertedero. La Cruz, para tantos la Verdad, en el vertedero de tantas conciencias llagadas por ideologías talibanes, pavorosas. Dice San Lucas que Jesús lloró por Jerusalén; y clamó: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!» Las lágrimas, a veces, lavan los pecados. Lloremos con Jesús, Diario, y pidamos que nos libre de las dentelladas del mal y la mentira, las que alientan el desafecto y el odio; las que matan el arte de amar, el que da y deletrea la vida, y la define, y la celebra (11:46:36).

viernes, 29 de enero de 2021

29 de enero de 2021. Viernes.
ME ASUSTÉ

Multiplicidad de objetos, visión. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Ayer por la tarde, de pronto, se me trastrabilló la visión. Cerraba y abría los ojos nerviosamente, como quien bracea en el agua ahogándose. Veía las cosas dos o tres veces repetidas, amontonadas, hacinadas, como en una especie de mareo veleidoso, antojadizo. Y como era mi deber: me asusté. Dejé el ordenador y me puse en pie, y, agarrándome a cualquier cosa: a la pared, a un libro que cayó al suelo, a una silla, al marco de la ventana, salí al balcón y miré, y, tras el susto, todo acabó. Me volvió la visión correcta, como un milagro de bellas sensaciones; vi las cosas diversificadas, una a una, como las letras de un escrito que narran y dicen lo que soñó su autor; letras que, unidas, dicen paz, y silencio, y Dios, y sorpresa; y lloré un instante, pero riendo. A veces, el llanto explosiona en risa, como el fuego del volcán en belleza. Llorar al tiempo que ríes, es lo más hermoso que le puede ocurrir a un vidente de visiones. A un soñador de sueños. Y fue entonces, como el acento en la é de soñé, cuando me di cuenta del prodigio de la visión. Prodigio, que, a veces, por normal, por ser portento de cada instante, pasa desapercibido, como el del tacto, o el de dar pasos, y el de poder decir palabras, o el de las pulsaciones del corazón, que solo sientes cuando reclinas la cabeza en la almohada y te dispones a dormir: el tic tac de tu reloj interior que te mantiene con vida. Quizá fue Dios quien me hizo ver lo que no veía; que la vida, desde que naces hasta que te vas, Diario, es una serie ininterrumpida de pequeños y frágiles prodigios, en los que la maravilla siempre relampaguea frente a la cotidianidad, o a la hermosa rutina de vivir: al rapto que es el soñar (11:36:29).

jueves, 28 de enero de 2021

28 de enero de 2021. Jueves.
SILENCIO INNUMERABLE

Sinfonía blanca en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Ahora con la pandemia, se nos invita a abrir puertas y ventanas y a dejar que la esperanza entre y salga sin obstáculos dentro de nosotros. La esperanza de la vida. También en el día a día, estamos viendo que se abren puertas a la renovación, a la independencia del alma, a la alegre indiscreción, a la madurez en la fe. Abrir puertas es permitir que libertad entre y salga por la vida como el aire por los pulmones, como las palabras por el diálogo, sin trabas que coarten, sin tristes argucias. En el diálogo, las palabras se visten de humildad para saltar de uno al otro lado, sin herir ni afrentar, cosiendo, como con aguja verbal, lo que pueda haberse descosido en el tejido de las relaciones humanas. Dialogar es dejar hablar, sin amontonar palabras, con la cortesía del agua que corre por el manantial. Igual que la pluma corre por el papel, suave y manchando solo lo necesario, porque si manchas de más se hace un borrón. ¡Qué buena virtud la de hablar y dejar hablar! El diálogo debiera ser el código de las relaciones humanas. En vez de diatribas y dardos, lanzarnos palabras familiares, iluminadas, cerillas de luz que hablen y que hagan y respondan preguntas, como si nada. Dios, en el místico diálogo de la oración, es un leve silencio innumerable, que se oye, y que, si se presta la necesaria atención, a veces, habla. Hoy, Diario, he hecho un propósito: callar un instante, también en lo íntimo de mi ser, donde se siente mi conciencia, un instante solo, para oír el rumor del mundo y de los hombres, esa grandiosa sinfonía, y en la que cada una de sus notas habla, dice –si escuchas– a Dios, que siempre se expresa en respetuoso silencio, sin herir el aire, tocando apenas el alma (11:29:38).

miércoles, 27 de enero de 2021

27 de enero de 2021. Miércoles.
NADA SE REPITE

Florecilla en el jardín, única. T. de la Horadada. F: ForVi

-Salgo de la noche y amanece el día, como una floración de algo estremecido, nuevo; algo: una florecilla, un verso, una pequeña ola extendiéndose insinuante en la arena de la playa. Todo es fascinación y lujo, deleite: la florecilla, el verso, la pequeña ola; todo es sorpresa por verse algo que es, que está, por sentirse vida, por ser cosa irrepetible. ¡Qué magnífica la creación: nada se repite! Ningún silencio es igual a otro, ninguna exclamación de gozo o llanto, todo es distinto y, al fin, enriquecedor. Todo es variación, como una música de Bach. Es verdad que nos acosa el virus, las muertes, los desencantos, los errores de los políticos (Sánchez en el espejo), el caos administrativo, la pobreza, tanto dolor y tan diverso; pero, de pronto, aquí y allá, como chispas de brasa entre las cenizas, surge la belleza de un gesto de amor y colaboración, de donación gratuita, de mirada hermana, de latido que anima el latido ajeno, de relación de amistad. El amor siempre es un gesto original, distinto, un tema único en la gran orquesta de la ternura y el afecto del mundo. Oír la melodía del amor en cualquier circunstancia adversa es ver a Dios acercarse al sordomudo y decirle: «¡Effetá! ¡Ábrete!», y oír a su vez al sordomudo hablar: «¡Gracias!», y arrodillar sus palabras ante aquél que le ha devuelto a su lengua el movimiento del habla, hasta ese momento tan atada, tan escasa de vibraciones. Con el novelista David Nicholls, digo: «Todo comienza aquí, hoy». Todo, Diario: hasta el deseo de dar gracias y hacer himnos de fascinación y pasmo, de arcilla y verbo, de fragancia humana (12:26:39).

martes, 26 de enero de 2021

 26 de enero de 2021. Martes.
EL ESPEJO

El espejo del agua de lluvia. T. de la Horadada. F. FotVi

-Me miro en el espejo y él me mira a mí, solo que yo lo hago bondadosamente y él lo hace, ¡malhaya!, con ira y burla mal contenidas. Denuncia mi vejez; pero no lo que pienso y amo. Es la suya, una mirada aproximada, turbia. El espejo es ese cristal, embadurnado de azogue por la parte posterior, que siempre enmarca la verdad, la verdad del exterior. Dice los colores, anuncia las arrugas, y señala, sin recatos, el paso del tiempo. Pero el espejo, como la vida, necesita luz. La  luz de la fe. Sin luz el espejo es fría roca, cauce de río sin agua, que ni posee ni refleja la vida auténtica, la vida del alma. Tiene la crudeza y el espanto, y la insinceridad, de un ojo vacío, seco. Dice San Pablo que a Dios, aquí en la tierra, le vemos como a través de un espejo, veladamente, solo en apariencia. Ocurre como con el pulso, que no deja ver el corazón pero lo delata. El médico, por los latidos, llega a la vida íntima del corazón. A Dios le podemos hallar, encubierto, en el latido humilde y, a veces airado, de las cosas. En la florecilla del campo y en el estridencia del mar, en el árbol y su raíz con la posterior melodía del fruto, en la mano del artista que esculpe o pinta la belleza o la carnosidad de lo innoble, en el beso de la madre, en la rara y estremecida caricia del padre, en el bocado de pan, en la mano que da y la mano que pide, en las palabras que bendicen y en las que hacen la consagración. En todo esto, como en un espejo, Dios permite que le vislumbremos. Pero hay que disponer, Diario, de la vigorosa y enérgica humildad de la fe, que es el espejo más fiable para intuir a Dios, y, desde la noche de su presencia, recibirlo y amarlo, y celebrarlo (11:17:57).

lunes, 25 de enero de 2021

25 de enero de 2021. Lunes.
LA MESA DEL SILENCIO

Al atardecer de la vida, solo el amor. Murcia. F. FotVi 

-Por las mañanas, antes de escribir, cojo las palabras y, tras moverlas en el cubilete de la imaginación, las echo sobre la mesa del silencio, y, según salgan, así escribo. Si salen negro, escribo sobre aquello que nos aflige y que nos hace llorar: ahora, en este momento de nuestras vidas, tanto, y tan amargo; y si blanco, digo «¡aleluya!» y me pongo a soñar, y escribo sobre lo que es o roza el amor. De lo que vive, y se da, en el amor. Así consigo que muchas veces, en mi escritura, haya palomas, y gotas de lluvia, y olor a madera, y, como dice el salmista, un cántico nuevo. No intento afligir, sino crear vuelos, horizontes que alcanzar cada vez más lejanos, utopías a las que llamar, por si hay alguien dentro de la utopía que responda a la llamada y, tras pedir permiso, entrar y conocer su interior. Quizá allí habiten la justicia y la piedad, y la libertad total. Siempre me han conmovido las palabras de San Juan de la Cruz, mi poeta y guía preferido, también mi viático espiritual: el santo que describe, con palabras que trascienden lo humano, el modo cómo él tocó a Dios y, en confianza de enamorado, lo llamó «el Amado». Él fue el que dijo: «Al atardecer de la vida nos examinarán del amor». No de teología, ni de qué color es la mirada de Dios, ni de esto o aquello, sólo, Diario, del amor; si has amado, entrarás en la intimidad de Dios, y serás amor con Dios; si no, vivirás en el frío terrible del que vive sin amor, y serás hielo, carámbano, al que no hay sol que caliente y salve, en un invierno miserable, y eterno, sin Dios (11:39:00)

domingo, 24 de enero de 2021

24 de enero de 2021. Domingo.
EL DÍA ES BELLO

Día de sol y triunfo, esplendoroso. T. Horadada. F: FotVi

-En estos días de pandemia y tristeza, de clamor oscuro, en los que hablamos solo con sílabas de llanto en la boca, buscamos una buena noticia, y apenas la hallamos. Pedimos con la palabra puesta en la mano extendida, y, al fin, como el pobre, solo encontramos unas pocas monedas y una sonrisa de pobre, que agradece lo que le dan. El día es bello, luminoso, como una pirueta de delfín en un mar abierto: esto es una buena noticia. Vivimos, hemos empezado a deshilar un sueño, llamamos y al otro lado del teléfono se pone la persona que amamos, día, pues, de llantos, de risas, de esperanzas nuevas: esto también son buenas noticias. Pero las malas noticias (las muertes, el retraso en la vacunación, los intereses malévolos y abominables de los políticos, sus mentiras contagiosas, los meteoros adversos, los vientos desbocados…), las malas noticias superan a las que consideramos buenas y saludables, y que decimos con risas en la boca. Sin embargo, el domingo, para el cristiano, es, debiera ser siempre una buena noticia. Es el día en que la Vida venció a la muerte; el día que en el que se nos recuerda que Dios nos dijo que éramos sus hijos, y que todos los nacidos de mujer somos hermanos, y que si decimos «¡Padre!», Dios, el Padre, nos escucha y nos responde diciendo «¡Hijo». Dos palabras hermosas, «Padre» e «hijo»: o el resumen de las más bellas y liberadoras alegrías. También recordamos que nos dijo que implantaría un Reino en el que la justicia, la verdad, la paz, y la gracia del amor, serían su ley, su código genético, el nuevo abecedario a aprender y ejercitar. Hoy domingo, el día en sí, Diario, que nos recuerda todas estas cosas, tan extrañas hoy, es una buena noticia; día de pensar que hay Alguien, aún, que nos quiere, y que, después de nuestras caídas, nos sigue llamando hijos, y nos mira, y nos ama (12:11:37).

sábado, 23 de enero de 2021

23 de enero de 2021. Sábado.
APARIENCIAS

Caño vegetal, fantasía en el jardín. T. de la Horadada. F; FotVi

-Miro por el ojo de cerradura de los comportamientos y veo, con horror de niño asustado, las apariencias, ese espeluznante suicidio de lo más noble del ser humano. Vivir de apariencias es malvivir, o vivir del lado del disfraz. O en la cuerda floja del espejismo, la careta, la hipocresía, el fariseísmo, la infinita gama de la mentira interesada. Las apariencias son un mal negocio, no se puede vivir siempre de cara al espejo, pues llega el día en que se nos olvida el maquillaje y entonces se desmorona el castillo de naipes en el que vivíamos. El evangelio, que es a lo largo de sus páginas todo un escalofrío de amor, rompe todos sus esquemas cuando toca el tema de las apariencias. Cristo entonces descubre, acusa, sacude, condena los comportamientos mentirosos. Se le ve enojado, y dice palabras duras, indignadas. Un fariseo le invita a comer y Jesús acepta. El fariseo se queda admirado de que Jesús omitiera las abluciones: lavarse las manos antes de comer, como signo de pureza interior. Y Jesús, que veía en su corazón, le dice: «Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad ¡Insensatos!». Dice un teólogo francés que los fariseos serían mejores si no fueran personas religiosas, atadas por la norma. Y es que la ritualidad de lo religioso puede convertirse en un espejismo que engañe al mismo que la ejercita, si no se tiene en cuenta que la religión es un medio y no un fin. El fin es Dios y su obra en el mundo, el hombre. Sin esta proyección e iluminación, la religión, Diario, será un mero escondite frío y con alimañas para el cultivo ilegal y corrosivo de la mentira, el eufemismo y la apariencia. Es decir, para el fariseísmo y el feísmo insensatos, y estériles (11:20:44).

viernes, 22 de enero de 2021

22 de enero de 2021. Viernes.
DESTELLO DE PERMANENCIA

Siempre hay una luz y una estela que seguir. Murcia. F: FotVi

-Aparecieron vestidos de impecables, con sus abrigos largos y rituales: los señores con corbata, y las señoras con sus melenas sueltas al viento, desliando sueños, o quizá vanidades. Allí han aparecido, a las puertas del Capitolio. Los nuevos señores del mundo, editando poder, pero luciendo mascarillas. Mientras, recibían aplausos vacíos, hosannas líquidos; es decir, hosannas de infusión, como tazas humeantes de manzanilla oscura. Joe Biden, y esposa; Kamala Harris, y esposo: el nuevo presidente y la vicepresidenta, en el altar de la gloria, donde, sin embargo, flameaba la fugacidad. Es la gloria de la rosa marchita, del tótem caído. Pero hubo, no obstante, un instante de luz, un destello de permanencia, de intensidad bendecida. En boca de Amanda Gorman, brotó la poesía, y lo llenó todo de páginas de cielo inundando el Capitolio de luminosidad y palabras hermosas, como un trigal lleno de espigas. Dijo la joven Amanda, con voz serena y fuerte, negro sobre blanco, y vivas en los ojos: «Siempre hay luz / si somos lo suficientemente valientes para verla. / Si tan solo fuéramos / lo suficientemente valientes para serla». Es lo de Cavafis: «No hallarás otra tierra ni otro mar. / La ciudad irá en ti siempre. […] / Otra no busques –no la hay. […] / La vida que aquí perdiste / la has destruido en toda la tierra». ¿Democracia? Alumbramos, Diario, lo que llevamos dentro; si hay niebla, damos niebla, si hay claridad, podemos leer en el día a día de Dios, en sus poemas invisibles, como el de la libertad y el del Amor, en Él encarnados (13:54:49).

jueves, 21 de enero de 2021

21 de enero de 2021. Jueves.
SED DE DONACIÓN

Tengo sed, dijo Jesús. Catedral. Murcia. F: FotVi

-Hoy, con el sol irradiando, subrayo un gesto de Jesús en la cruz. Jesús, a punto de expirar, todo él hecho un coágulo de sangre, siente sed, y lo dice: «¡Tengo sed!» Él, que se ha encarnado, que se ha hecho carne, siente la ansiedad humana de la sed. Y, al decirlo, presiente el alivio del agua en sus labios, casi saborea su frescor. Un soldado lo oye, y acerca una esponja a sus labios. Jesús se esfuerza por llegar a la esponja. Forcejea con su impotencia por llegar. Alarga toda su sed y sus labios a la esponja. Pero siente que la esponja, al gustarla, está empapada en vinagre. En los días del hombre también hay días de sed. Es decir, hay días de ansias, de ilusión, de afanes, un insistente anhelo de justicia, de amor: una sed de donación. El mundo, la vida, son duros, casi terribles: nos duelen la muerte y la esclavitud, nos angustian el hambre y la mentira, nos perturba todo lo que es egoísmo e hipocresía. Estos sentimientos rebeldes revelan un modo de generosidad, de humanidad. Y es entonces cuando nos damos cuenta de que el amor, más que una ocasión de júbilo, es, además, un tiempo de dolor; en el que no hay redención posible sin el vinagre acerbo, desabrido, del sacrificio, incluso cruento, brutal, de quien se erige en redentor. Como diría el poeta, Diario: «Redimir es un modo hermoso de sucumbir, / una manera, aún no entendida, / de resurrección, de liberación»; pero siempre precedida por un suplicio personal y generoso de inmolación, de ofrenda, de cruz. La cruz: una nueva encarnación de Jesús en el dolor, donde sigue habitando la pobreza, y toda su sed (10:48:05).

miércoles, 20 de enero de 2021

20 de enero de 2021. Miércoles.
COMO LAS ÁGUILAS

Águila sosteniendo el cielo, en vuelo. F. Googel 

-Turbio el día, oscuro, como un despojo de pantano umbrío. Mis ojos, hechos al sol, se visten de monje y se calan en la cabeza la capucha parda de la tristeza. El día, así nuboso, se disfraza de pandemia. La ciudad parece un carromato cargado de despojos. Mientras, los políticos entran en lid, se pelean. Menos mal que leo a Isaías y despierta mi esperanza, que la siento agonizar en la punta de mi lengua, a punto de gritar con el salmista: «¡Señor, no me escondas tu rostro!» Isaías me anima: «Los que confían en el Señor, renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas». El águila abre sus alas y parece llenar el cielo con su vuelo, lo llena todo de su presencia poderosa. Un águila volando es un cielo abierto, sosteniendo el otro cielo de arriba. Ahora que me fallan los pies, en la ancianidad del júbilo, volar con las alas de la fe y el amor, es un milagro de la esperanza. «El optimismo defrauda, la esperanza, no», decía el Papa Francisco, en su visita a Fátima. Yo añadiría: «Súbete al caballo del optimismo; pero vuela con las alas de la esperanza». Imaginad un libro. Como todo libro, Diario, el libro de la esperanza consta de una portada y de la contraportada: en la portada se lee: «Esperanza», y en la contraportada: «Estás vivo, has podido volver la hoja, y leerla». Concluyo: felicítate, y da gracias (11:46:35).