27 de enero de 2021. Miércoles.
NADA SE REPITE
NADA SE REPITE
-Salgo de la noche y amanece el día, como una floración de algo
estremecido, nuevo; algo: una florecilla, un verso, una pequeña ola extendiéndose
insinuante en la arena de la playa. Todo es fascinación y lujo, deleite: la
florecilla, el verso, la pequeña ola; todo es sorpresa por verse algo que es,
que está, por sentirse vida, por ser cosa irrepetible. ¡Qué magnífica la
creación: nada se repite! Ningún silencio es igual a otro, ninguna exclamación
de gozo o llanto, todo es distinto y, al fin, enriquecedor. Todo es variación, como
una música de Bach. Es verdad que nos acosa el virus, las muertes, los
desencantos, los errores de los políticos (Sánchez en el espejo), el caos administrativo,
la pobreza, tanto dolor y tan diverso; pero, de pronto, aquí y allá, como
chispas de brasa entre las cenizas, surge la belleza de un gesto de amor y
colaboración, de donación gratuita, de mirada hermana, de latido que anima el
latido ajeno, de relación de amistad. El amor siempre es un gesto original, distinto,
un tema único en la gran orquesta de la ternura y el afecto del mundo. Oír la
melodía del amor en cualquier circunstancia adversa es ver a Dios acercarse al
sordomudo y decirle: «¡Effetá! ¡Ábrete!», y oír a su vez al sordomudo hablar: «¡Gracias!»,
y arrodillar sus palabras ante aquél que le ha devuelto a su lengua el movimiento del habla, hasta ese momento tan atada, tan escasa de vibraciones. Con el
novelista David Nicholls, digo: «Todo comienza aquí, hoy». Todo, Diario: hasta
el deseo de dar gracias y hacer himnos de fascinación y pasmo, de arcilla y
verbo, de fragancia humana (12:26:39).
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