24 de octubre de 2020. Sábado.
REINVENTAR LA RISA
REINVENTAR LA RISA
-La risa, ese don que apenas valoramos y que, sin embargo,
expresa nuestra felicidad, nuestra fibra y robustez interior. Nacemos con
llantos y aprendemos a reír, dice un proverbio viejo, arcaico. Nacemos como con
la culpa encima, llorando. Parece que en el llanto del nacer se acumularan, se
hiciera un resumen, se recapitularan todos los llantos de la existencia. Son
llantos desgarradores de niño, que, no obstante, hablan de vida. Vida en la que
se va a llorar mucho, y quizá –terrible– en soledad, que es el llanto que más
lesiona, que más ahoga. Pero hoy hablo de la risa, la que aprendemos en los
tiempos libres y felices; la risa de Navidad o la de fin de año. La risa del
cohete y del asombro. Tiempos en los que andamos de sorpresa en sorpresa, de
destello en destello, en el que aprendemos a descubrir y valorar las cosas. Las
pequeñas y las grandes. Tiempo de perplejidades, de fascinación. A veces me
pregunto si ríe Dios, y concluyo diciéndome que sí. Tras la creación, dice la
Biblia: «Y Dios vio que todo estaba bien». No lo diría triste, con abatimiento
de fracaso. Sino con la euforia del creador, del que ve que su obra es
perfecta; luego vendría el hombre a maltratarla. Ahora, con mascarilla, y al quedar
apagados los labios, hemos de volver a aprender a reír, no con la boca, con los
ojos. Reír con la luz de los ojos, Diario, un bello ejercicio, digno de nuestra
capacidad de crear mundos e historias nuevas. O reinventar la risa (18:41:00).