14 de octubre de 2020. Miércoles.
LUZ DE CERILLA
LUZ DE CERILLA
-Cada mañana contemplo el amanecer y doy gracias por
la luz. Una luz de estilete, que entra por cualquier resquicio y rompe, abriéndola,
la oscuridad de los abismos más cerrados. Es como abrir una fruta y que te ofrezca,
desgajada, su interior: dulce, tentador, caricia de la lengua, que alerta el
gusto. Hasta que, rendido, das el bocado. Y entonces te das cuenta que, a la
vez, has iluminado el fruto y la boca. Martin Luther King dijo que «la oscuridad
no puede barrer a la oscuridad, vencerla, que solo la luz puede hacerlo». La Luz.
Y entonces me asalta el deseo de ser luz, aunque solo sea luz de cerilla, de
pequeña brasa en las cenizas de la ciudad apagada. La pandemia nos ha llenado
de dudas. ¿Saldremos de ésta? ¿Y cómo saldremos? ¿Luz o tinieblas? Y sigue
diciendo Luther King: «El odio no puede expulsar al odio». El odio: la más terrible
oscuridad del alma humana. El que movió la mano de Caín contra su hermano Abel,
el que, en las guerras, se hace mirada y flecha que mata. «Solo el amor –termina
diciendo Luther King– puede hacer eso». Solo el amor, Diario; o la Luz que no
se apaga, que siempre parpadea misericordia, con Dios
en el temblor humilde de la llama (18:40:21).
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