viernes, 16 de octubre de 2020

16 de octubre de 2020. Viernes.
AMAR ES POSEER

Momentos de luz en el cielo, al amanecer. Murcia. F: FotVi

-Esta mañana, al despertar, he querido atrapar un segundo, y ha saltado de mi vida con la velocidad de un ala de colibrí. No me ha dejado conocerlo, amarlo, poseerlo. Amar es poseer, pero dando: él me ha dado un instante de mi existencia, y yo, tan rápido se ha ido, no he podido darle las gracias. Y como decía Gandhi, un segundo que pasa es irrecuperable. El tiempo ido, se hace en nosotros recuerdo, melancolía, bruma. Pasan los segundos como pasa la luz, sin dejar huella, calienta o quema, pero no queda en ningún sitio para celebrarlo, para darle nuestra alabanza. Pienso: un segundo: o un latido del corazón, un latido de vida que ha dejado paso al siguiente latido, y al otro, todos iguales, pero distintos, eso, sí, aquel más arcaico que el actual, pero todos a la vez hilando, cosiendo, pespunte a pespunte, destello a destello, luminosidad a luminosidad, el hermoso acontecimiento de la vida. Como un milagro: suceso, prodigio. Dios me he dicho me había pensado antes de ser concebido, cuando me amasaba con sus manos de gracia en el seno recóndito y encendido de mi madre: aquí los nervios se dijo, allá las venas y el corazón, y ahí arriba, en ese otro lugar privilegiado, el cerebro –la razón, el discernimiento, la sabiduría–, donde la luz se hace idea y las ideas miradas, palabras, sensaciones, arias que arden, hasta llegar al amor. Ahí dejó injertada la sacudida del amor, sus convulsiones, sus noches y sus días, con Dios y las personas en las que estoy y con las que departo. ¡Los segundos, Diario! O los instantes de Dios recreando lo creado, con ciencia de artesano, con la minuciosidad de las manos del relojero (12:31:28).

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