EDIFICIO ROTO
viernes, 20 de mayo de 2022
EDIFICIO ROTO
jueves, 19 de mayo de 2022
AMARÉ
-Me abro al día con menos ropa y un poco más de cansancio, aunque esta especie de desaliento aún me permite trabajar. Me miro en el espejo azul del cielo y me veo más mayor y un tanto vencido, pero no tanto como para impedirme leer y escribir. Leo con ferocidad: siempre me parece que aquello vaya a ser lo último que lea. Esta mañana leo a Shakespeare, que me dice: «Ama a todos, confía solo en algunos, y no hagas mal a nadie». Shakespeare, que era sabio en las letras, lo era también en el espíritu, poseía la sabiduría del evangelio. Y es que como decía San Pablo: «El amor no se goza de la injusticia, goza de la verdad». Yo estimo que Shakespeare se habría dicho: «Si me encierro en mí mismo, pronto me faltaría el aire, y moriría por hipoxemia, amaré». De igual modo que la hipoxemia mata por falta de oxígeno en la sangre, nuestra vida espiritual muere por falta de amor. Ama, y en todo caso, si no amas, no hagas mal a nadie, aconseja el dramaturgo inglés. Decía San Agustín: «Según crece el amor dentro de ti, así crece también la belleza, el amor es la belleza del alma». El amor, en sí, es belleza; belleza, Diario, en la que Dios vive y descansa, y es Trinidad (12:42:18).
martes, 17 de mayo de 2022
UTOPÍA A LA QUE DAR ALCANCE
lunes, 16 de mayo de 2022
FILÓN DE ORO
domingo, 15 de mayo de 2022
sábado, 14 de mayo de 2022
EL ÍMPETU DE LOS SUEÑOS
viernes, 13 de mayo de 2022
jueves, 12 de mayo de 2022
LOS ABUELOS
Del viejo tronco, brota la vida, en el jardín. Torre de la Horadada. |
miércoles, 11 de mayo de 2022
-LAS MINORÍAS
martes, 10 de mayo de 2022
PEREZA LITERARIA
lunes, 9 de mayo de 2022
CARLOS ALCARAZ, CAUDAL
domingo, 8 de mayo de 2022
VUELVE AL PASTOR
sábado, 7 de mayo de 2022
ACONTECIMIENTO DE LUZ
jueves, 5 de mayo de 2022
EL SOL, ENTRE VISILLOS
miércoles, 4 de mayo de 2022
HACE 64 AÑOS
martes, 3 de mayo de 2022
HUÉSPED
lunes, 2 de mayo de 2022
MADRID EN FIESTA
domingo, 1 de mayo de 2022
MADRE FRANCISCA, QUE ESTÁS EN EL CIELO
sábado, 30 de abril de 2022
EL TIEMPO NO PASA
viernes, 29 de abril de 2022
FUEGOS FATUOS
jueves, 28 de abril de 2022
EL AMIGO AMA
miércoles, 27 de abril de 2022
ALELUYA DEL TRABAJO
martes, 26 de abril de 2022
SANTIDAD Y SABIDURÍA
domingo, 24 de abril de 2022
LAS LÁGRIMAS CURAN
Pelícano, simbolo de Cristo. Iglesia de la Natividad. Israel |
sábado, 23 de abril de 2022
viernes, 22 de abril de 2022
BELLEZA DEL ROSTRO HUMANO
-Es éste un abril de cenizas que muchas mañanas aparece teñido de gris, y no deja al sol campar a sus anchas. El sol se lía entre nubes y permanece cubierto por ligeros edredones de niebla. Leo la prensa y lo que nos cuenta da para el llanto y para la sonrisa. Para la ternura y la sonrisa el lance de los dos bebés que escapan de la guardería en una moto de juguete y recorren 300 metros, jugando, inconscientes, con el ángel de la guarda y el peligro. Felizmente, vence el ángel de la guarda, y, salvo el susto de los mayores, atónitos por la hazaña, quedan la risa de los bebés, traviesos y aventureros, y el angustia del ángel que, con el dorso de la mano, se limpia, estremecido, el sudor frío de la frente. Por contra: la pavorosa noticia de Mariupol, Ucrania, en la que encuentran 9.000 civiles inhumados en más de 200 fosas comunes, tras los desmanes rusos. La guerra mata y abre fosas, y destroza ilusiones. Dijo el Papa Francisco en Malta: «Y mientras algún poderoso, tristemente encerrado en anacrónicas pretensiones nacionalistas, fomenta y provoca conflictos, la gente de a pie advierte la necesidad de construir un futuro que, o será juntos, o no será». Y añadió el Papa: «Es urgente devolver la belleza al rostro del hombre, desfigurado por la guerra». La guerra es fea, es devastación, ruina inmensa, injusticia; la paz, por el contrario, es luz en los ojos, sueños de progreso, felicidad de los niños, fiesta de la humanidad. Esforzándonos por conseguirlo, Diario, digamos con el Papa: «En la noche de la guerra, soñemos con la paz». De este modo, al despertar, contemplaremos en nuestros ojos palomas de bondad y no aves carroñeras picoteando, sin mesura, en nuestros propios despojos sacrificados, pues la guerra destruye todo, aun a aquél –a ti– que no desea la guerra (18:32:21).