domingo, 13 de febrero de 2022

13 de febrero de 2022. Domingo.
SALÍ DE MI CLAUSURA

Naturaleza sencilla y viva, en Salinas de San Pedro del Pinatar. Murcia

-El viernes salí de mi clausura –la pandemia– y me dejé envolver por el clamor de la naturaleza. Es decir, me vi cercado por la belleza del ser y el estar de las cosas, que, sin ostentación, se dan aliento –soplo de hermosura– para espíritus abiertos. Contemplé el mar, los almendros en flor, la grandeza de lo débil y la asequibilidad de lo grande, el respeto de la luz con las sombras; es decir, la armonía del mundo y su aleluya continuo, que tratan de romper la soberbia de los necios y el poder de los avaros. Gocé y reí, sin mascarilla. Libre. Dejé que la belleza de fuera inundará mi interior, para poderla dar luego en mi mirada, en mi serenidad, en mi quehacer de cada día. Decía San Agustín que la naturaleza es la mejor educadora de la verdad. Causa emoción contemplar cómo los almendros sienten todos a la vez la necesidad de dar sus flores para embellecer la sensibilidad del juglar. No florecen unos antes y otros después, sino todos a una, como si multitud de pinceles del mundo se unieran para hacer, del paisaje, infinitos lienzos de Van Gogh, y, como diría el poeta Gary Snyder, sentirnos así felices en nuestro hogar. Para orar, Jesús se retiraba y se hacía acompañar de la naturaleza: el mar, el olivo, las florecillas del campo, la grandeza sosegada de las montañas, el silencio, que a veces se dejaba oír, la paz, y Dios, con el que hablaba. Y de ahí, Diario, sacaba Jesús su amor por lo sencillo y la inspiración para sus hermosas parábolas, que iluminaban la verdad de su evangelio, el amor encarnado de su mensaje (13:11:55).

sábado, 12 de febrero de 2022

12 de febrero de 2022-02-12. Sábado.
PEDRADAS MÍSTICAS

Símbolo del amor, que se da sin más, en el jardín. Casa Sacerddotal. 

-Hoy, una vez más, las “bienaventuranzas”, esas pedradas místicas que Jesús lanza desde el evangelio se ponen a diluviar sobre mi cabeza. El evangelio, como siempre, sin términos medios; la libertad se bifurca en dos caminos, como en Borges los senderos del jardín: el camino que lleva a una felicidad sin tiempo ni espacio, eterna, y el que lleva a otra felicidad, pero momentánea, del instante. Nadie niega felicidad al rico; pero, tras el trago, viene el ¡ay! Cuando se bebe el último trago, ¿qué queda? Jesús baja del monte. Suele subir al monte para ser centro de todo, de la soledad, del misterio, de la naturaleza; desde la montaña se contempla todo a tus pies, y, más arriba, sólo el incendio del sol y de las estrellas. Y la Trascendencia. Jesús subía al monte para orar, para palpar el Misterio y bajar confortado y con palabras nuevas que decir. Como Moisés, como Elías. Jesús bajó del monte luego de ser tocado en la lengua por Dios, y habló; bajó y dijo una bienaventuranza. Una bienaventuranza increíble: «Dichosos los pobres», o los que viven con lo pobre puesto, con el hambre, el llanto, la persecución. Y ahí está; hay quien vive como experiencia de felicidad en la pobreza. La madre Teresa de Calcuta y sus monjitas de azul, de manos maternales ellas, en las que, si uno se fija bien, verá moverse ángeles que, con la ternura como companaje, multiplican el pan del amor. El amor: el pan que más sacia. La pobreza no puede dar dinero, pero sí una mano dejada en una frente con fiebre o una mirada, con sonrisa incluida, que sea remedio que acompañe la soledad. Felices los pobres; lo dijo Él y, en estas personas, y en otras, parece ser verdad. ¿La paga? Quizá una sonrisa a tu sonrisa, o una mirada agradecida; pero con Dios siempre al fondo, enclaustrado, Diario, en la fe, esperando oír las palabras: «Porque tuve hambre...» (12:37:56).

viernes, 11 de febrero de 2022

 11 de febrero de 2022. Viernes.
LOURDES

¿Crucifijo o avión?, en el cielo de Murcia. Casa Sacerdotal.

-Recuerdo que hoy, día de Nuestra Señora de Lourdes, en mi niñez, en vez de a la Virgen María rezaba a Jennifer Jones, la inolvidable actriz que hacía de Bernardette Soubirous en la película La canción de Bernardette. Jennifer Jones –Bernardette– era pobre y santa; y, con la sola expresión dulcísima de su rostro asombrado, parecía serlo. Yo, niño entonces, estuve enamorado de Jennifer Jones, hasta el extremo de ir a confesarme de ello. «Padre –dije–, me acuso de que estoy enamorado». Yo era monaguillo. «¿De quién?», me preguntó el cura. Y, tras dudar y lograr deshacerme carraspeando de un nudo que tenía en la garganta, dije: «De la muchacha que sale en la película de la Virgen de Lourdes». A lo que contestó el cura: «¡Hijo!». Y se rio el cura, y tuvo que salir del confesonario, pues la risa derivó en tos, fumaba mucho. Jennifer Jones, en la película, miraba y sólo con la mirada expresaba que sufría, y que no decía mentiras, y te hacía emocionarte. Decía que se le había aparecido una mujer vestida de blanco, y nadie la creía; su angustia, entonces, era mi angustia, y su drama, mi drama. Yo iba al cine a sufrir y a rebelarme por lo que le pasaba a Jennifer Jones, la muchacha, que escarbando en la tierra, había hecho brotar una fuente en la que ella se lavaba y curaba a la gente que bebía de esa agua. En el Teatro Vicente, mientras veíamos la película de Bernardette, no se oía una mosca. Sólo el crujir de las pipas, y algún que otro gemido. En Laudes, he rezado a la Virgen del Gave, que así se la llama en el himno: «La pureza es en ti, Virgen del Gave…», y le he pedido que «remedie con el amparo del cielo nuestro desvalimiento», que tanto y tan extendido es ahora. La niñez, los recuerdos, la fe. Recordar la inocencia, Diario, es hermoso (17:51:51).

jueves, 10 de febrero de 2022

10 de febrero de 2022. Jueves.
ANTOLOGÍA

En la presentación de un libro, o risa y versos.  Molina. F: FotVi

-Escanear una fotografía antigua es volver al pasado y, con un clic en el ordenador, hacerla, en el presente, belleza actual, sin perder su hermoso color sepia, que la delata riqueza arqueológica. Escanear es explorar y registrar; es decir, el escáner examina, lee la foto y, al poco, la hace, renovada, realidad en el álbum digital. Milagro de los impulsos eléctricos. Es como leer un libro y retenerlo en la mente. Pues bien, he de escanear una veintena de fotos y datarlas: recordar dónde y cuándo fueron hechas, las personas y cosas que las llenan, entrar en su intimidad. Es decir, darles vida. Manolo Cuadrado –mi amigo– y un servidor estamos preparando una antología de mis versos que sea diferente. Cada capítulo de la antología irá ilustrado con fotos del tiempo y la circunstancia en que se escribió. Es como ponerle nervios y piel excitable a las palabras y que hablen ellas y su ambiente. Editorialmente hablando, todo es apasionante, pero exige un trabajo de titanes, que hemos de hacer entre los dos. Y a un servidor, por el clamor de los años casi fuera de calendario ya, nada más pensarlo se le rebelan los huesos. Menos mal que creo en lo que decía Antonio Muñoz Molina, novelista: «En esto de la literatura hay mucho de enfermedad». Los hay que enferman por mucho comer y los hay que se tornan esqueléticos, por lo contrario, por hambre. Pero yo pienso y me digo con Jorge Luis Borges: «Estoy viviendo un sueño perfecto»; sueño que al final –y con la ayuda del Señor de la Sabiduría– tendrá un despertar feliz, reconfortante, impensablemente hermoso. (Doy gracias, Diario, porque todavía sueño...) (11:46:12).

miércoles, 9 de febrero de 2022

9 de febrero de 2022. Miércoles.
EL HOMBRE ORDINARIO, EXTRAORDINARIO

Letras de ayer, aplicables a hoy. F: Googel

-Amanece el sol, abriendo nubes, como se abre el telón. Que es como decir: «La función del día va a comenzar». Y me coge con un libro de Chesterton en las manos. El gran escritor, convertido al catolicismo en 1922, escribía unas impresiones que muy bien se podrían aplicar a la actualidad; leo: «En cuanto Dios es abolido, el Gobierno se convierte en Dios. Existen aquéllos que odian a la cristiandad y llaman a su odio, un amor global por todas las religiones. Se ha dicho a menudo, con mucha verdad, que la religión es lo que hace que el hombre ordinario se sienta extraordinario; es igualmente cierto que la religión es lo que hace que el hombre extraordinario se sienta ordinario. Lo cierto es, por supuesto, que la brevedad de los Diez Mandamientos es una evidencia, no de la estrechez y tristeza de la religión, sino, al contrario, de su libertad y humanidad. Es más corto listar las cosas prohibidas que las permitidas: precisamente porque la mayoría de las cosas están permitidas, y sólo unas pocas están prohibidas. En nuestros días se espera que un cristiano crea en cualquier religión, excepto en la suya. No hay nadie tan fanático como un ateo». Grande de cuerpo y eminente pensador, Chesterton posee el don, además, de la profecía, que musita en sus textos –aleteos– cuando escribe. Él vio, entre la niebla del porvenir, lo que traería al mundo la obcecación por los tal vez espiritualmente equivocados: los ateos, agnósticos. Chesterton vio, Diario, en los agujeros negros de la humanidad hostil, la descreída, y describió la oscuridad, la noche, donde Dios no es bien visto, ni admitido. Estremece leerlo (17:19:13)

martes, 8 de febrero de 2022

8 de febrero de 2022. Martes.
LA TÉCNICA Y EL MILAGRO

La técnica se ayuda del milagro, con resultados. F: ABC

-Me santiguo y la cruz me da en la alegría, la despierta y me viene a los labios, donde sonríe. Hay veces que hasta la prensa ríe y así se une al ave que vuela, al manantial que corre montaña abajo acompañado de la música del agua, a la florecilla que brota a la orilla del camino y sirve de aderezo a la belleza. Leo: «Tres parapléjicos vuelven a caminar un día después de recibir un implante electrónico». Es decir, la técnica y el milagro, o la técnica haciendo equilibrios en la cuerda –¿floja?– de lo aparentemente imposible. Un electrodo estimula la médula espinal y ésta despierta, renace. Despertar de la parálisis total y verse caminar, nadar o montar en bicicleta, debe hacer vibrar de sorpresa a quien haya vivido la experiencia. Michel Roccati, italiano, fue uno de los tres afortunados. Estaba en la tragedia de la inmovilidad y sintió la sacudida del movimiento: unos cablecitos –electrodos– de metal dieron luz a sus vértebras y éstas, por el aliento eléctrico, se movieron, cobraron vida. «Hágase la luz», dijo Dios, y la luz fue vida. Lloró Michel hasta la risa, y rio hasta el abrazo. Con los suyos. El abrazo fue la conjunción –vibrante y feliz– de la esperanza y el júbilo, de la fe y el hallazgo. «Los primeros pasos fueron increíbles, un sueño hecho realidad», dice Michel, con los ojos llenos de lejanías, de hermosos sueños. Los artífices del milagro, en Suiza, son Grégoire Courtine y Jocelyne Bloch, con sus equipos. Yo, Diario, digo con Louis Pasteur: «Un poco de ciencia nos aleja de Dios, muchacha ciencia nos devuelve a Él». Sin complejos, adentrándome sólo en la realidad del día a día (11:56:45).

lunes, 7 de febrero de 2022

7 de febrero de 2022. Lunes.
PLANETAS LÍQUIDOS

Gota de agua en el océano. F: Googel

-Como un salmo de alabanza, se despereza el día; día azul y con palomas deletreando, con sus vuelos, la belleza del amanecer. Deletrean paz, mientras abajo la gente camina, inquieta y con algún conato de tos, a hilvanar el milagro de sus labores diarias. En el jardín, una gota de rocío tiembla en la hoja naciente de un rosal. Como una lagrima en un párpado. No cabe duda de que una gota de agua es un mundo infinito. Como lo son la palabra, las letras de una sílaba, el poema todo. (Por ser en sí misma un caos, toda palabra es un mundo de belleza). Una gota de agua podría ser una galaxia o un mundo de corales íntimos en un mar de lo ínfimo, de lo menor. O una nota musical suelta de cualquier sinfonía. O el ojo de la chica de Un perro andaluz antes de ser seccionado, con la complicidad de Dalí, por Buñuel. Entrar en el universo de una gota de agua, más allá de la visión científica, es entrar en un espacio de asombros nunca antes observados. Es la razón por la que creo que una gota de agua –de lluvia, de llanto– siempre dice algo: hay algo en ella que da la impresión de intentar expresarse. «¿Y por qué no –me pregunto– los silencios de Dios?» Acercar el oído a una gota de lluvia e intentar oírla ser, estar; bella e inquietante tarea. Tal vez lo haya visto y considerado así el fotógrafo alemán Markus Reugels, que, en una composición fotográfica, dice “haber atrapado a la Tierra en una gota de agua”. La Tierra, sorprendida, pues, en el elemento –el agua– que la distingue y la acicala de azules. El planeta azul. Y no sólo con la Tierra, lo hizo además con otros planetas como Júpiter, Marte, Venus, la Luna. O encapsular planetas, como se encapsulan sorbos de vino en un grano de uva. Reugels llama a sus creaciones «planetas líquidos». También podría haberlos llamado «gotear de poemas danzando –valses de Strauss– por el espacio», o «déjame que lagrimee, al tiempo que río –fascinado– por la Creación que ideó e hizo Dios, con sólo su Palabra, el otro gran misterio» (20:34:52). 

domingo, 6 de febrero de 2022

 

6 de febrero de 2022. Domingo.
EL SUSURRO DE LA LUZ

Continencia de la luz, que invita a rezar. Crocovia. Polonia.

-Una noche de lloviznas y un amanecer brumoso de domingo: sin embargo, día de claridad. La claridad es luz que no daña, ligera, que se deja ver y no deslumbra. Es el susurro de la luz, la aspersión del agua que bendice y no empapa. La continencia de la luz. En el domingo, concelebro la misa, y el gozo, los recuerdos, las vivencias aún ágiles, se hacen oración. La claridad, entonces, se enciende en mi boca, y digo: «Señor mío y Dios mío», con fe, dejando que me ilumine por dentro. Iluminarme por dentro es hacer de mí lugar de reflexión, lugar de encuentro con mis recuerdos y con Dios. Es decir, la conciencia se hace presente en mí y habla, sabiendo que Dios escucha. Dejó dicho el Vaticano II que la conciencia es el núcleo más secreto del ser humano, y en el que éste se siente a solas con Dios. Sentirse a solas con Dios es entrar en su intimidad, confiándole tu amistad y dejando, a la vez, que el amor de Dios te invada. Se trata de un encuentro de mutua confianza, en el que Dios habla y tú escuchas: tú le cuentas miserias y Él te llena de claridad. «Yo soy la luz del mundo», dijo, y, si le crees, te das de bruces con la santidad. Hoy, domingo, he hablado con la Verdad y he alejado de mí alguna mentira, que he metido, cuidadosamente, en el inventario de mis arrepentimientos. Seguro que Dios ha sonreído, mientras yo le insistía: «No me dejes caer en la tentación de la insensatez», que es como andar por la noche oscura, y perderte en ella. Me cerca, Diario, una claridad indecisa de recogimiento: entro en ella, y rezo, y soy confortado (12:57:25).

sábado, 5 de febrero de 2022

 

5 de febrero de 2022. Sábado.
AL FINAL DEL DÍA

Bajo el edredón de las nubes, el sol. Casa Sacerdotal. Murcia

-Esta mañana el sol, oculto bajo el edredón de las nubes, no ha dado la cara, pero sí su luz. La luz es como el silencio, no se oye, pero está. Como está, aunque no se diga, la palabra en el silencio. La Biblia no grita, pero, si alerta el oído, se escucha. Si cierras el libro y acercas el oído, oyes la palabra de Dios fluir como un río de paz y alegría –y bien–, que te invita a beber. Cuando bebo –leo– la Biblia, rezo, y pongo a Dios en el umbral de mi boca, para decirlo y para que entre dentro de mí y me haga andar, como dice el salmo 23, «por caminos de justicia». Justicia, según el lenguaje de la Biblia, es creer las promesas de Dios. Y creer es tener fe. Hay clínicas abortivas, donde se sacrifican niños no nacidos; y hay creyentes que, rezando a las puertas de estas clínicas, intentan evitarlo, diciéndoles a las madres que hay otras opciones más afables y justas que pueden salvar al niño y a ellas darle la paz; la paz de quien ha amado y salvado, tras ser avisada, al objeto de ese amor, su hijo. Pues sucede que partidos que celebran la persecución del contrario –escraches–, o que protagonizan manifestaciones violentas y actos de acoso al Congreso, quieren perseguir con la cárcel a manifestantes pacíficos, que sólo desean rezar a las puertas de estos antros de muerte para advertir y disuadir a las madres de tan terrible y humillante decisión. Para que, como dice Steve Maraboli, escritor estadunidense: «Al final del día no haya escusas, ni explicaciones, ni remordimientos». Al final del día, Diario, cuando se hacen los recuentos y se llega a la armonía con uno mismo, y, si es posible, y andando caminos de justicia–, con Dios (11:43:35).

viernes, 4 de febrero de 2022

4 de febrero de 2022. Viernes.
DE IRPF Y MENTIRAS

Mariposa inspirándome, en el jardín.  

-No sé de qué escribir. Hay días que se esconden los temas o no vienen las palabras a los dedos para ser dibujadas. Y eso que esta mañana me ha sobrevolado una mariposa, color marrón, con manchas blancas y negras y, como toda mariposa, dubitativa. Dicen que las mariposas suelen traer buena suerte. Pero ésta, luego de sobrevolarme, se ha llevado su belleza y me ha dejado la dubitación. ¿De qué escribir? ¿Escribo de Sánchez, que, antes de hablar ya le precede, insidiosa, la mentira? ¿O de Iglesias que, ahora que no está, surge como salvador y guía? Iglesias es como Drácula, que vive de noche, en la tele. La noche es su mundo: el murciélago que es, prefiere la noche al día. Con Sánchez, los impuestos se han desbocado, y, como la ristra de latas atada al coche de los recién casados, les siguen los precios, con ruido de mentiras y acordes de disonancias. La pobreza es más cruda, más indigente, más de andrajo. En política, la mentira se ha hecho con el carnet de socio de la impostura. Yo de niño procuraba no mentir porque me decían que el mentiroso, asfixiado por sus timos y engaños, se tragaba la lengua y moría. ¿Habrá mentido Sánchez? Y nada, ahí está, con su Falcon y su helicóptero-taxis para pasearse por el jardín, de su España. El déficit manda, decía Montoro; y manda tanto que te ordena mentir, aunque no tengas barba y no hayas nacido en Pontevedra. Dice el libro de los Proverbios que el que engaña a otro es como un loco disparando al aire flechas de fuego y muerte. Decirte, Diario, que puede que sea verdad que las mariposas traen suerte: al fin, aunque haya sido de IRPF y de mentiras, he podido escribir. Y, con San Francisco, digo: «Loado sea mi Señor» (12:31:18).

jueves, 3 de febrero de 2022

 3 de febrero de 2022. Jueves.
EVANGELIO DEL ATEO

Faraón pensativo, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi

-Ya sé que existe Dios: me lo ha revelado un ateo. Razón: si niega, es porque le inquieta la afirmación; niega porque duda y, en la duda, ya cabe Dios, que eso es la fe. El ateo, sin la duda, no se tomaría la molestia de negar…, y a mí, de afirmar (En la fiesta de San Blas, verdades del lápiz). Y dicho lo cual, puedo afirmar que Dios anda entre lo que el ateo niega y lo que afirma el creyente; mientras al ateo Dios se le pierde en la tensión de la duda, al creyente se le viene –o precipita– desde la misma duda. Los hay que adoran la duda –el bosque no deja ver el árbol– y dejan escapar a Dios; y los hay, el creyente, que desbroza la duda, y en su centro, vislumbra a Dios (Unamuno). Entre las infinitas ramas y follaje de los árboles del bosque, allá, en la altura, en la confusión y el vértigo de la altura –de la duda–, donde todo es haz, bóveda cerrada, para el creyente, sin embargo, una hoja se ladea, deja un resquicio, y el sol mete su rayo y deslumbra. Un instante, quizá; pero un instante de realidad divina, de presencia intangible. Toque de gracia. El creyente dice: me ha deslumbrado (o alumbrado) lo divino; mientras el ateo: me ha alucinado vivir en la duda. A Descartes la duda le lleva a Dios; a Feuerbach, por el contrario, a la psicología. «Dios –dice Feuerbach– es lo que el hombre echa de menos»; la idea de Dios, pues, no es otra cosa que un espejismo o ensoñación –psicología– humanos. Descartes era racionalista; Feuerbach, teólogo. Por lo que tiene razón Hans Küng cuando dice: «Teología y ateísmo están muy cerca uno de otro»; y tan cerca que, desde la duda, –«¿la fe?», Diario, se puede llegar a ser o San Juan de la Cruz o Iosiv Vissarionovich Dzhugashvili, es decir, Stalin (8:21:05).

miércoles, 2 de febrero de 2022

2 de febrero de 2022. Miércoles.
LUZ Y CANDELABRO

Luz en candelabro, Candelaria. F: Googel

-Primero fue la luz –la candela– y luego, el candelabro. El candelabro es un árbol de luz con varias ramas, sin hojas, pero con fruto: la luz. No da hojas, pero da luz. El candelabro no es la luz, pero está para alzar la luz, para elevarla, hacerla vuelo: la luz, cuanto más alta, más radiante. El sol naciente es luz de debilidad, luz de velos y gasas; sin embargo, en su cénit, y en verano, el sol es dragón de fuegos y paroxismos; aunque en invierno parezca más un rescoldo o tizón; o una recogida meditación que recorre el cielo casi en éxtasis, de puntillas, en levitación. En el palacio de Alcínoo, rey de Corcyra, había candelabros de oro en forma de jóvenes con antorchas encendidas en sus manos. Hoy, día 2, celebra la iglesia la Presentación de Jesús en el templo. O, como la llamaban en oriente, la “Fiesta del Encuentro”; es decir, el encuentro de la Luz –Cristo, el Ungido– con el candelabro –el pueblo, la iglesia–, portador de la Luz que ha de hacerla más ancha, más extendida y múltiple. Hoy también es, Diario, la onomástica de Candela, mi sobrina-nieta, que es a la vez luz –inocencia aún: Dios la habita– y candelabro. Luz, por ser imagen de Dios y candelabro por haber sido bautizada; es decir, hecha por el bautismo Candela, antorcha, profecía, evangelio, luz de fe en el mundo, con obras de Dios en sus manos, que digan –iluminando– cercanía, esperanza, amor, prójimo; prójimo, en quien dé –salvándolo– esa Luz que es Cristo, venida, como profetizó Simeón, «para alumbrar a las naciones» (18:02:56).

martes, 1 de febrero de 2022

1 de febrero de 2022. Martes.
AHORA, VIVO EL TIEMPO

Guardián del tiempo, en la Selva Negra. Alemania. F: Googel

-Primero fueron años, luego meses, ahora cuento el tiempo por días. Ayer, enero, y hoy ya, febrero. El tiempo, como la calderilla en un bolsillo roto, se me escapa y no acierto a pararlo. Y me digo: «Ahora ya no cuento el tiempo, sus años; ahora, vivo el tiempo». ¡Con fe! Vivir el tiempo, enriqueciéndolo. Con frecuencia pienso en un proverbio árabe que dice: «El pasado se ha ido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo». Mi día a día –el presente, éste que ahora toco, que respiro–, me incita, en lo posible, a llenarlo de luz, de trabajo, de sueños –palomas en el aire–, y a poner pilares –columnas talladas– que aseguren el porvenir. Saltar al mañana desde el hoy con vuelos de ilusión y de laboriosidad, sin ira y con paz en los ojos, y en el corazón. El hoy, el ahora, el tiempo de este minuto que ahora es mío –que defiendo con uñas y dientes–, mañana será de otros, y hay que dejarles el campo trillado y sembrado para que puedan hacer la siega y convertirlo en pan horneado, en felicidad en la mesa de la concordia y la fraternidad. «El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de los sueños», decía Eleanor Roosevelt, defensora de los derechos sociales. Cuando trabajes y des pasos de progreso, piensa, Diario, en los que vienen detrás de ti, que recibirán ese progreso y lo ensancharán, hasta hacerlo justicia para el desheredado y amor para el caído. La vida siempre es paso –ilusionado– hacia la Trascendencia, nunca estancia –cabaña– en la debilidad (12:49:28).

lunes, 31 de enero de 2022

31 de enero de 2022. Lunes.
NADAL, LA EXCELENCIA

Nadal, constante y seguro, en Belbourne. Australia. F: Prensa

-Hoy celebro la excelencia. La que nace del trabajo, de la calidad de espíritu, de la constancia incansable, de la grandeza nacida de la humildad, de la sencillez más creativa y brillante. Hablo de Nadal, el deportista laborioso y luchador, que, aun perdiendo, nunca se da por vencido. Es el artista del tenis que con el pincel de su raqueta siempre anda dispuesto a reverdecer nuevas gestas. Como el Ave Fénix, siempre renace de sus cenizas, haciéndolas hermosas y diferentes: ricas joyas deportivas a estrenar. Lograr 21 Grand Slam en el mundo del tenis es una hazaña difícil de calibrar, tan inusual, que, hasta ahora, sólo uno lo ha conseguido: Nadal, el muchacho de mente lúcida y corazón valiente, que lo mismo en la victoria –vestida su cabeza de laureles– que en la derrota, siempre se pone el mismo traje de la naturalidad y la discreción, sin engreírse en demasía con el éxito, ni derrumbarse peligrosamente con el fracaso. El tenis se juega con el esfuerzo del cuerpo, brazos y piernas, pero sobre todo con la mente y la voluntad. Nadal pone en cada golpe de raqueta, todo el coraje de su voluntad y la decisión de su mente, que rasgan sueños y abren fronteras. Hay una máxima que dice: «Cuando la voluntad está lista, los pies son sutiles, ligeros»; como plumas, diría yo. Incluso con dolor, Nadal vence al miedo, liberándose así de sus demonios, mandándolos ir por donde vinieron. Me gustaría que como Nadal, esta España muestra, fatigada y desorientada, asustada, saliera de sí misma, y se lanzara a conquistar su autoestima, su patrimonio irrepetible, todo el caudal de grandeza y belleza que posee, hoy contaminada y triste, en la UVI de la duda, casi devastada. Como Nadal, levantemos, Diario –con Dios al fondo– el partido luminoso y excitante de nuestra historia, ahora que amenaza ruina (13:11:14).

domingo, 30 de enero de 2022

30 de enero de 2022. Domingo.
LAS OBRAS

Fe con obras, en Galicia. F: FotVi

-Portar a Dios en las palabras es hermoso: «Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas», clama exultante Isaías; pero lo es más portar palabras que se convierten en obras de amor. «Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la cumplen», dice Jesús. Cumplir la palabra de Dios es decir amor, y, cuando se dice, se trata de derramarse amor por todo lo que existe: por el alfiler que une y el alfiler que pincha, por quien te mira bien y quien lo hace mal, por todo. Dios cabe mejor en una mano que ayuda –en su hueco, en cada una de las yemas de sus dedos–, que en todas las palabras que pretenden definirlo. El hueco de la mano, o donde se disimulan las lágrimas y lo que, cuando de caridad se trata, una mano no quiere que lo que hace la derecha lo sepa la izquierda. Dios está en las obras, donde el amor no se oye, pero se ve: destello, chispazo que irradia. Es como la vena de agua entre las rocas. Solo se sabe que está cuando aflora y se hace arroyo –júbilo– que corre, emocionando el prado. O fe y obras, Diario, que diría el apóstol Santiago. «Muéstrame tu fe sin obras, y yo, por mis obras, te mostraré mi fe» (17:06:50).

sábado, 29 de enero de 2022

29 de enero de 2022. Sábado.
LA BUENA POESÍA DE LA VIDA

Columnas de fe y esperanza, hasta alcanzar al Amor.  Catedral. Murcia.  F: FotVi

-Primero, esta mañana, frío de filo de navaja, cortante; luego, llenando la franja del horizonte, un color naranja líquido, desvanecido, hermoso; y, al fin, salido el sol, un azul vibrante, extendido, triunfal. «Un poema bellísimo en el cielo», he pensado. Todos los días la naturaleza escribe versos admirables del gran poema que es la Creación. Versos terribles unas veces y sensibles, por humanos, otras. Ya lo expresó la Biblia: Al principio Adán y Eva, felices, sin moretones aún; y luego, cabizbajos y desnudos, expulsados del Edén. Ahora, salvo los versos de la naturaleza y sus acordes, todo parece ir contra la buena poesía de la vida, su canto de júbilo y baile, sus vuelos libres. ¡O el gozo por el don! Leer la prensa es comulgar, cada mañana, con las ruedas de molino de la negra realidad, sin apenas nada positivo: temores de guerra, pandemia, injusticias, «falta de escrúpulos» de los dirigentes; crece la vulnerabilidad de las personas, la pobreza enseña el rostro de su fealdad; con el paro, se apagan los sueños de la juventud; los niños, en la escuela, con mascarilla, tapada su sonrisa; familias rotas, desmanes bancarios, desconexión del gobernante con la realidad: la tragedia nos cerca, y nos duele. El Papa Francisco, ante esta triste situación, nos invita a dejar ir a las cosas negativas; muévete, dice, pero calmadamente; no te estanques: «el agua que se estanca es la que primero se pudre». No dejes, Diario, que se oxide tu ilusión, que se deshumanice, libérate del miedo y pon en movimiento tu fe, deja que te cubra de paz la esperanza, y mata los miedos con amor. Dice santa Teresa: «La verdad –Dios– padece, pero no perece». Tras los estragos de la muerte y del sepulcro, siempre hay una epifanía que celebrar, una resurrección, un aleluya festivo que dé luz al asombro (12:56:39).

viernes, 28 de enero de 2022

28 de enero de 2022. Viernes.
SABIDURÍA Y SANTIDAD

Santo Tomás de Aquino, El Puerto. Cádiz.

-Hoy es el día de Tomás de Aquino, o la sabiduría al servicio de la santidad. Aureola de santidad, y birrete y muceta de sabio. La aureola de la santidad se apreciaba en él por sus actos, humildes y evangélicos, y por su mirada recogida y bondadosa; el birrete y la muceta, sin embargo, le acreditaban como un estudioso aventajado de las ciencias humanas y divinas. Sus compañeros de estudios solían decir de él: «La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es aún más grande». A los 27 años fue profesor de teología y filosofía en la universidad de París. París con San Luis, rey, celebraban su sabiduría y su virtud, pues su saber no nublaba su modestia y probidad, el fanal de su santidad. Sólo tardó 4 años en escribir la Suma Teológica, en la que a base de Sagrada Escritura, filosofía, teología y la doctrina de los santos va explicando, con la grandeza y luminosidad de una galaxia, todas las enseñanzas católicas. Desde la más sencilla y popular oración al más grande y, en apariencia, indescifrable misterio. Contaba que Jesús en una visión le dijo: «Tomás, has hablado bien de mí; ¿qué quieres a cambio? –Delicadeza de Jesús: «Has hablado bien de Mí», le dice, como el amigo al amigo–. Y Tomás le responde: «Señor, lo único que yo quiero es amarte y agradarte cada vez más». Es el santo de la sabiduría y la humildad rendidas, del conocimiento y del asombro –perplejidad– ante Dios y sus misterios. Devoto de la Virgen María, en el margen de sus cuadernos escribía: «Dios te salve, María», como un caballero a su dama. Yo, Diario, pido a Santo Tomás –si a él le parece bien–, me conceda un poco de su sabiduría y un mucho de su santidad, con la humildad ––como felpudo, místico– para mi trato habitual, e íntimo, con Dios (12:19:33).

jueves, 27 de enero de 2022

27 de enero de 2022. Jueves.
EN EL ESTANQUE

Por amor, en la cruz. Camino de Santiago. Galicia. F: FotVi

-Cuando pienso en el prójimo, solo pido poder amar a Dios. El amor a Dios me llevará a amar a los otros, inevitablemente; siempre el amor a Dios es un amor expansivo, como el efecto de la piedra lanzada en el estanque: el impacto de la piedra hace que se abran círculos concéntricos en la superficie; círculos que, mientras dure el influjo del inpacto, se propagarán sin fin. Si doy en el amor de Dios con el impacto de mi amor, lo agitaré y se propagará incesantemente. Mi amor con el suyo serán eternos, por ser Él infinito. El amor de Dios no se agota, no perece. «Perdura a pesar de todo», dice San Pablo. Si por el contrario, mi amor da en mí mismo, sólo en mí –amor egoísta–, se hará cerco sellado, amor punto y final, no amor punto y seguido hacia todo y hacia todos. Y en este caso, la piedra arrojada en el estanque será piedra que se hunda, sin recorrido, dejando sólo un punto de ombligo –fatídico– en el agua. Punto en el que se complace el narcisista, hasta ahogarse en él. Dijo Platón: «El amor es la alegría de los buenos, la reflexión de los sabios, el asombro de los incrédulos». ¡Ah! ¡Amar a Dios y dejarse expandir en Él, hasta dar en el prójimo! El amor a Dios se hace realidad –costosa a veces, sangrante–, en el amor al prójimo. En el cristiano, Diario, el amor al prójimo es imprescindible para amar a Dios, pues Dios, en esencia, es Amor; es decir, total donación (11:29:43).

miércoles, 26 de enero de 2022

26 de enero de 2022. Miércoles.
AMIGOS DEL ESPEJO

Lo que queda, tras una guerra. F: De la prensa.

-Esta mañana nos cubre un cielo plano, de color ceniza, amargo; como de carpa de circo, pero sin payasos ni acróbatas, sin alegría; es decir, silencioso y a la expectativa. Inseguro. Como anda el mundo, incierto y tenso, arañando, sin encontrar caminos, en la oscuridad; un mundo perseguido por la desgracia, un mundo infeliz. Estamos en tiempos de confusión política, social, económica, ética, estética. Y no hay líderes en el mundo que puedan encauzar el río revuelto en que se ha convertido la creación y sus bellos alrededores. Los líderes, vestidos de mentira y vanidad, de ficción –casi siempre–, toman decisiones sin ver las consecuencias. Son líderes sin conciencia, o de conciencia deformada, sin estudios, sin concentración, sin amor por lo que hacen, sólo amigos del espejo donde se miran y se tiñen una cana para parecer más interesantes. Son ególatras de sus miserias, que las ven como virtudes; eso, sí, virtudes, como dice el Papa Francisco, «líquidas, gaseosas», fatuas como pompas de jabón. «Nadie puede crecer si no acepta su pequeñez», sigue el Papa. Apenas entran en la humildad –y grandeza– de rezar. Y cuando no se reza al Señor, se reza al diablo, «ya que, cuando no se reza a Dios, se proclama la mundanidad del diablo», concluye el Papa. «Rezad», le pediría yo a estos líderes díscolos y narcisistas del mundo; «rezad, ¿y si os saliera bien? En momentos difíciles, ¿qué se pierde? Andad, coged un poco del barro de vuestra vida y hacedlo oración, quizá os oiga Dios y os inspire el bien y no el mal». Tal vez sea Dios, Diario, la solución que buscan en estos diálogos sin salida; diálogos viciados de soberbia, de egoísmo, de vanidad. Tal vez Dios se apiade del barro y lo convierta en fuente de inspiración. ¿Por qué no? «No os riais; os lo digo de corazón» (17:33:11).

martes, 25 de enero de 2022

25 de enero de 2022. Martes.
DENTRO DE UN ABRAZO

El sol abriendo nubes, en mañana de lluvia. Casa sacerdotal. F: FotVi

-La noche ha roto su cristal y ha llovido. «Agua y noche: todo cristal fluyendo», me he dicho. Luego el sol ha ido rompiendo la madeja de las nubes, y ha salido susurrándose, sin decirse del todo. Como un pincel que dudara en el trazo. Luego ha ido dando saltos de nube en nube, dejándose ver sólo al saltar, como el pájaro que vuela de rama en rama, y canta. Leo un verso de José María Álvarez, poeta cartagenero: «Llueven gotas de enero tras la ventana», haciéndome añorar el tiempo aquel de niño en el que oía caer la lluvia en la calle y en el tejado, y en la gotera de la casa, tan cerca estaba todo de mí; o dentro de mí; todo en mi interior: la tierra, el viento, el rumor de la savia del árbol, el pájaro y sus melodías, los silencios que rezaban. Yo miraba y oía, y todo era en mí asombro, enseñanza, aprendizaje. Y era feliz, recuerdo; aunque alguna vez llorara, o muchas, no sé, siempre había alguien a mi lado que, dentro de su abrazo, me consolaba. Recuerdo haber leído a un Nobel judío decir esto tan hermoso y agradecido: «Cuando rezo, yo hablo a Dios; cuando estudio, Dios me habla a mí». Escuchar, mirar, sentir la naturaleza, su terrible belleza a veces, su modo de decir, es una manera de escuchar el lenguaje de Dios, que se dice en el sol, en la lluvia, en la partícula, en la garza, en el mar, en la mirada inquieta y aplicada del niño. La acacia florecida también me habla de Dios; en todo, Diario, si prestas atención, verás escritos, como en un pergamino, los silencios –tan excitantes de Dios (17:44:48).

lunes, 24 de enero de 2022

 24 de enero de 2022. Lunes.
LOS PIES VOLANDO

Beerhoven componiendo, iluminando el día. F: Wikipedia

-Lunes otra vez, como una flor marchita. ¿O es el primer brote del rosal que florecerá el fin de semana? Yo sé que los lunes abunda la tristeza, sobre todo en los niños que han de ir al colegio, y, además, con mascarilla. ¿Y las risas dónde están? El lunes y el viernes –gemelos de una misma familia, la semana– se diferencian en que uno amarga como morder un limón y el otro es baile de vals en un salón iluminado, con destellos de giros y risas, y la alegría de los pies volando. Es sencillamente una imagen y metáfora de la vida. La vida se va haciendo a golpe de heridas, y el regocijo –deleite inmenso– por la recuperación. Caer, y en vez de permanecer caído, levantarse. Desperezarse, y abrir los ojos, y decir: «¡Allá voy!», como el atleta, y empezar a correr, sin miedo a perder, vislumbrando sólo la victoria. Sin sombras en los ojos. Pensar que cada lunes da comienzo una nueva aventura, un nuevo compás en la sinfonía de la vida. Como dijo alguien, si consigues un trabajo que te cautive, que te sorba, no te importaría que la semana tuviera varios lunes, todos los días serían una fiesta. Se trata de dejarte fascinar por lo que haces, por la nota musical de tu sinfonía, y que sólo te importe el tiempo que tardes en llenar el pentagrama de notas que den alcance a la belleza; como Beethoven, sordo, y, sin embargo, escribiendo la 9ª sinfonía, para acabarla con un himno a la alegría. «¿Por qué llorar si puedes reír?», diría el músico, llenando de luz sus notas, de esplendor su fe; y felizmente, Diario, acabó su sinfonía, asombrando al mundo (16:58:50).

domingo, 23 de enero de 2022

23 de enero de 2022. Domingo.
INSENSATEZ, O CORDURA

Lo que queda, después de una guerra. Varsovia. Polonia. F: FotVi

-Hay palabras que aletean en la boca al decirlas, como paz, amor, aceite, melodía, compasión…, y, para el creyente, Dios; y hay otras, que al decirlas la enturbian, como guerra, odio, persecución, abismo…, infierno. Con la pandemia dilatándose en los días, y aullando contagios y muertes, nos llega otra preocupación: Ucrania. Tensiones –dice la prensa– entre Rusia y Estados Unidos, por Ucrania. El mundo enmudece y observa, atónito. ¿Guerra? ¿A qué empresa de armamento bélico quieren ayudar estos colosos, guiados por dos fervientes defensores de la irracionalidad y el despotismo? En la guerra todos somos perdedores, salvo el que la piensa y enciende la mecha, y el que pone la mano y le llueven millones por la venta de armas y otras flechas de indio americano o machete de cosaco bárbaro. En casos como éste, San Agustín nos invita a rezar como si todo dependiera de Dios; pero a trabajar, dice, como si todo dependiera de nosotros. En este caso de intereses desaprensivos y excitados, beligerantes, el dialogar es, sin embargo, un bello trabajo. Pero un diálogo calmado y serio, constructivo, con deseos de avanzar, no quebradizo y humillante. Es decir, acabar con la guerra mediante la palabra; la palabra, ese don innumerable y limpio –«pero tan frágil: es sólo un soplo», dijo Homero–, e implantar la paz, la paz por la palabra. La paz preserva, la guerra destruye. Hay palabras, Diario, que aletean en la boca, como paz; y otras, tristes, dañinas, que infectan, como guerra. Yo voy a seguir el consejo de San Agustín: rezar a Dios, como si todo dependiera de él, aunque luego, decidan –a causa de ser hermosa y tenazmente libres la insensatez, ¡o la cordura!, de los humanos (12:20:38).

sábado, 22 de enero de 2022

 22 de enero de 2022. Sábado.
SAN VICENTE, MARTIR

San Vicente en Molina, su patrón. Parroquia Asunción. F: DotVi

-Una vez más, san Vicente, diácono de la iglesia de Zaragoza y mártir. Mi santo protector. Desde mi bautismo –aquel día del agua en mi cabeza como lluvia celeste, riego de Dios–, san Vicente es mi santo. Me llaman: « ¡Vicente!», y vuelvo la cabeza, porque en este nombre me reconozco y soy reconocido. La Iglesia me vistió con un nombre (seguido por el que me relagan mis padres, García y Hernández), para decirme: eres persona única, distinta, inconfundible, y, en el nombre, andas investido de dignidad. ¡Bella conclusión! Vicente fue diácono –servidor– en Zaragoza, y mártir –testigo– en Valencia; en tiempos de Diocleciano. Diocleciano fue un déspota; Vicente, un santo. Atado a su cargo, el déspota perseguía y hacía mártires; el santo servía y era libre. El déspota era esclavo de su despotismo; Vicente era libre en su amor a Dios. Diocleciano fue emperador, y sanguinario; Vicente fue ciudadano de Roma, y persona generosa. De Vicente dijo san Agustín: «Hemos contemplado un gran espectáculo con los ojos de la fe: al mártir san Vicente, vencedor en todo.» (Vicente significa vencedor). Y sigue: «Venció en las palabras y venció en los tormentos, venció en la confesión y venció en la tribulación, venció abrasado por el fuego y venció al ser arrojado a las olas, venció, finalmente, al ser atormentado y venció al morir por la fe.» Y añade que, mientras todo esto sucedía, Vicente decía calladamente con san Pablo: «Nos derriban, pero no nos rematan.» Y es que el redimido por la sangre de Cristo, Diario, no puede perecer; la fe no muere, y menos la del testigo, que permanece, hasta dar con Dios, en el Amor (12:14:09).

viernes, 21 de enero de 2022

21 de enero de 2022. Viernes.
-ANTOLÓGICO, O CON DIOS Y LAS PALABRAS EN LA BOCA

Recordándome, en la selva de una Antología. Biblioteca.

-Un día me vi señalado, elegido en una antología: Nuevo Mester de Clerecía se llamaba. La había preparado Florencio Martínez Ruiz, un poeta crítico. Era una antología de curas que hacían poesía, y bella y buena poesía, además, decía el prólogo. Es decir, me dije a mí mismo (o dijeron de mí): tú eres un tío antológico, y no me lo creí (o sí me lo creí un poco, somos así, y más cuando los años son florecimiento y no huida hacia delante y declive). «Aquí hay nombres excelsos, y yo», me dije, tontamente eufórico. Juan Bautista Bertrán estaba en mi libro de texto que yo estudié, era importante. Se decía de él que era un poeta latréutico (el que adora) que se arrodillaba con unción ante Dios y ante las cosas, como obras de Dios. Era el patriarca. También estaban: Jorge Blasot, o la inmersión en el misterio; Jesús Tomé, o el hombre en la “noche oscura”; Pedro M. Casaldáliga, o el don de la profecía; Antonio Castro, o la integración en lo absoluto; Carlos de la Rica, o la tentación del delirio; Rafael Alfaro, o la confidencia de sí mismo; José Luis Martín Descalzo, o el asombro ante el mundo (y el más televisivo); Jacinto Herrero Esteban, o entre la ciudad celeste y teresiana; y Vicente García Hernández, o el niño perdido y hallado en la selva. Yo, casi niño aún, perdido y hallado en la selva de un libro titulado Introducción a una selva incipiente. Los libros tienen esto, que, en ellos, en donde andan la palabra y Dios, hay veces que te encuentras a ti mismo, tal vez como una lucecita de candil o de vela, que, sin embargo, ilumina. En uno de los poemas digo: «Yo no grito. Tan sólo digo buenos / días, buen pan, mejor cosecha». Y con esas palabras tan sencillas, tan de ir por casa, tan cercanas al amor –a Dios–, hallo el camino para dar conmigo, y con mi pequeña y frágil historia todavía escribiéndose, dándose, ¡todavía! (11:28:32).

jueves, 20 de enero de 2022

20 de enero de 2022. Jueves.
DON Y DÁDIVA

Don, dádiva de Dios. Priene. Capadocia. Turquía. F: FotVi

-Hoy ha sido un día de esos en que a uno no le apetece otra cosa que decir «¡qué frío hace!», y subirse el cuello del abrigo hasta las orejas, que suele ser donde las comadrejas de la frialdad acostumbran a dar su primer mordisco. Pero, al poco, caigo en la cuenta que también el frío es un don, una hermosa dádiva: es el paso previo del invierno a la primavera y al esplendor del verano. Es como la vida, que siempre –lo mismo en la niñez que en la vejez, en el dolor o en la risa– es don. Y no sé por qué cada vez que voy a decir o a escribir don, me sale Dios. Rondándome la boca, las palabras. Y aun el pensamiento. Como si se atrajeran, la palabra don me lleva –no lo puedo evitar– a la palabra Dios. A veces me resisto; pero el don, como la lluvia al arco iris o el humo al fuego, siempre lleva a Dios. Digo don y de inmediato en los labios, en la oquedad de la boca –como en la ostra la perla– me sale Dios, el que da y se da. El que no tiene pereza en dar y en darse. Dios, pues, en el don; como la idea en la palabra que la dice, Dios en el «pobre y aterido cuerpo humano» que soy yo. Soy, Diario, dádiva de Dios, soy don, soy yo... (11:13:53).

miércoles, 19 de enero de 2022

19 de enero de 2022. Miércoles.
EL DECIR DE LOS OJOS

Oleaje vegetal, la sencillez de una hoja. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hace años escribí (y publiqué en Monteagudo, revista de la Universidad de Murcia, año 1981) una pequeña comedia en un acto, titulada El pez pescado. En ella, el humor era surrealista, cínico; una humor combativo, pero sentimental; en consecuencia, poético. Reflejaba una modesta lucha de clases, con clase. Personajes: Don Julio, el señor, y Antonio, el criado. Ambos están en la orilla de un río pescando; el señor tiene la caña, y el criado, si el pez no pica, la obligación de poner una pieza en el anzuelo de la caña del señor, que luego, con ampulosa zafiedad, exhibirá en el bar. Y ambos, don Julio y Antonio, hablan y hablan, y así, envuelto en jocosa palabrería, matan el tiempo y la espera, y, de paso, le ponen una guinda de sinceridad a la monotonía. El pez hace su danza alrededor del anzuelo; va y viene, pica (sin entregarse), hace como que se ceba en el cebo, y con risa de pez –fría– da marro al aristócrata y al plebeyo, y huye. En una de éstas, don Julio, como el que no quiere la cosa, pregunta: «Antonio, ¿me has odiado alguna vez?» «Sí señor, siempre le he odiado…» «¿Y cómo no me he dado yo cuenta?», insiste don Julio. «Porque usted nunca se digna mirarme a la cara. En la cara, sobre todo en los ojos, es donde se refleja el odio que una persona siente por otra; o el amor. Los que me miran, lo notan enseguida. Es como un disfraz del que no puedo librarme. Cuando me ve Crescencia, la cocinera, me dice: «Antonio, ¡cómo odias al señor!». Y yo le digo: «Sí, Crescencia, sí». Y ella me dice: «Lo cantan tus ojos». «Lo cantan» dice, don Antonio; es poeta Crescencia. Ah, mirarse a los ojos, Diario, donde el alma, a veces, se asoma y suena, y hasta se la ve arder (11:27:08).