VUELO DE PALOMAS
domingo, 13 de septiembre de 2020
VUELO DE PALOMAS
sábado, 12 de septiembre de 2020
¡ALUCINO!
viernes, 11 de septiembre de 2020
EL MIEDO SIGUE
jueves, 10 de septiembre de 2020
EL PLANETA-JARDÍN
miércoles, 9 de septiembre de 2020
PEQUEÑA GALAXIA ENCENDIDA
martes, 8 de septiembre de 2020
RESPIRAR
lunes, 7 de septiembre de 2020
LA ESCUELA
domingo, 6 de septiembre de 2020
FUNESTO ANTIFAZ
sábado, 5 de septiembre de 2020
BROCHAZO DE AZUL ARDIENTE
viernes, 4 de septiembre de 2020
ALEGRÍA DE LO POSTRERO
Hablando con el misterio. Santa Teresa. |
jueves, 3 de septiembre de 2020
miércoles, 2 de septiembre de 2020
EL DECLIVE
martes, 1 de septiembre de 2020
LA VIRTUD DE LAS AUSENCIAS
lunes, 31 de agosto de 2020
UNA PALABRA HERMOSA
domingo, 30 de agosto de 2020
¡VIENTO DEL NORTE!
sábado, 29 de agosto de 2020
EL GORRIÓN DE LA ALEGRÍA
Los pájaros dan suerte, si pican en tu mano. F: FotVi |
-Ayer vino el gorrión de la alegría y se posó en mi mano, en la que él y yo comimos juntos, abundantemente. Decía José Hierro, poeta altísimo: «Llegué por el dolor a la alegría. / Supe por el dolor que el alma existe». Hay que pasar por esa niebla espesa y triste que es el dolor, para dar con la alegría. Y con el alma, que también toma cuerpo, alas, en el crisol, en la vasija del sufrimiento. Sabio, José Hierro. Ayer, cuando yo andaba traspapelado y casi derrotado por tanto coronavirus y sus aledaños, me vino la buena noticia, en la llamada de un tal Pablo Méndez. La esperanza siempre llama a la puerta con nudillos de mariposa, y reconforta, y eleva ánimos. Pablo Méndez, director de la Editorial Vitruvio, me comunicó, que leído mi nuevo libro Me detuve, y toqué el silencio, habían decidido publicarlo en la colección de poesía –donde hay enormes poetas– de la Editorial. (Callo las cosas buenas que dijo del libro; tales, que acabé –tras el pudor del teléfono– por ponerme colorado). También me propuso una nueva reedición del Accésit del Adonais Los pájaros. Y más cosas. Todas felices, todas sedantes del dolor. «Por el dolor a la alegría». Ayer, como a Santa Teresa, Diario, estando fregando platos –es un decir–, vino el éxtasis y me elevó del suelo unos palmos; pero yo me resistí, seguí con la tarea de fregar; es decir, seguí haciendo lo que tenía que hacer: rezar, cenar, pasar de la tele, acostarme; ah, y soñar: soñé que no era Dios (10:41:59).
viernes, 28 de agosto de 2020
PERRILLO FALDERO
El niño y la nieve, o la luz y la vida. Pärnu. Estonia. F: FotVi |
-Leo la prensa, veo la tele, oigo la radio, comento con un amigo del cuarto y todo es pesimismo, tristeza, como un apagón de la esperanza. Es la noche de la desilusión, del abismo. Como si nos hubieran dicho: «No hay mañana». Todo es negación, miseria, abatimiento; no veo nada que vuele un poco más alto de nuestros miedos, de nuestras carencias, no hay paloma que resista tal desplome de ideales, de sueños, que eleve el vuelo con tal peso de pesimismo –plomo– en sus alas. Rebrotes del coronavirus, la vuelta al cole, las residencias de ancianos, las mascarillas, los ojos y las palabras robotizadas pronunciadas tras el antifaz parecen ser la única perspectiva de vida. Sólo las manos dudosas, y los pies, que, a veces, caminan a trompicones, parecen estar activos. Es éste, tiempo de dudas, de equilibrios de funambulista. Pero yo, a pesar de todo, me ato a la esperanza, Diario; soy su perrillo faldero: donde ella vaya, allí voy yo, sin condiciones, sólo por poder soñar y decir que aún soy libre, y que oigo el silencio de la gracia, como un concierto de Dios (18:33:22).
jueves, 27 de agosto de 2020
MANDO A DISTANCIA
-Me lavo las manos una vez y otra, como si las tuviera llenas de bichos maléficos mirándome airados. Las manos, lugar de bendición, lo pueden ser también de maldición. Jesús curaba tocando (y mirando); Eva, por el contrario, pecó al alargar la mano y hacerse con la fruta prohibida, y morderla. Las manos, pues, ejerciendo de artesanos, de orfebres de la voluntad. El pensamiento alienta a la voluntad, y ésta a todo el ser, como si fuera un mando a distancia de los ojos, de las manos, de los pies, de los sentimientos; los sentimientos: o los estremecimientos del alma. Doy gracias por mis manos y por poderlas lavar: hay quien no tiene manos, ni agua para lavarlas. Me conmovió ver una foto de una niña –no más de cinco años–, en África, frotándose las manos bajo el agua de un grifo público, con una sonrisa más alegre y musical que el agua con que se lavaba. También por la pandemia. «El agua y la niñez –pensé–: o la pureza y la vida». Sosteniéndose ambas como con alas de mariposa, en un vuelo total hacia el infinito; un vuelo incierto, zigzagueante, quizá, pero ascendente, y donde, al fin, el Dios de la bondad acoge y regala el agua de la felicidad: el Amor para siempre (13:05:57).
miércoles, 26 de agosto de 2020
LA MOCHILA DE DIOS
Pensándose ir al cole. Murcia. F: FotVi |
martes, 25 de agosto de 2020
NADA, APARIENCIA
lunes, 24 de agosto de 2020
ALELUYA ESPECIAL
domingo, 23 de agosto de 2020
CONATO DE LÁGRIMA
sábado, 22 de agosto de 2020
SILABEANDO A DIOS
viernes, 21 de agosto de 2020
ARMA ARROJADIZA
jueves, 20 de agosto de 2020
COLUMNA
miércoles, 19 de agosto de 2020
UN CÁNTICO NUEVO
martes, 18 de agosto de 2020
BESAR LA CLARIDAD
lunes, 17 de agosto de 2020
HORAS PARA VIVIR
domingo, 16 de agosto de 2020
16 de agosto de 2020. Domingo.
UN SÍ ENORME
Amén excavado en roca. Görene. Capadocia. Turquía. F: FotVi |
-Hoy, día del Señor, pienso en el «amén». Esa palabra «aleluyática» y de afirmación en la que se dice un sí clamoroso y lúcido, humano, a la voluntad del Otro. El amén es un sí enorme, sin aristas moldeables, rotundo. Y, de ordinario, se suele decir a Dios. El amén es el resumen de todas las cosas bellas y cercanas que le decimos a Dios, y a las que él responde con otro amén. Amén decimos en una oración de alabanza, o en una plegaria de súplica, o en un rezo de ruego de perdón. Y Dios, desde su silencio, nos contesta también con su amén, «lo sé, estoy de acuerdo», nos dice, «te estoy atendiendo». «Así es», dice. Rezamos a Dios Padre, y encaminamos la oración confiándosela a Jesucristo, alentada por el Espíritu. En la oración, sopla el Espíritu, Jesús coge este soplo lleno de palabras –el vocabulario de lo humano, su silabeo– y lo traslada al sitial donde está el Padre, y el Padre, que siempre escucha, dice también «amén», colmando así la esperanza del que reza. Cuando rezamos, ponemos en agitación, Diario, a toda la Santa Trinidad de Dios, que escucha y siempre concede –dice «amén»– a aquello que pide el que reza, llenando así sus manos del trigo de su respuesta, que siempre es amorosa y dadivosa (12:14:03).