lunes, 1 de febrero de 2021

1 de febrero de 2021. Lunes.
CON SOL Y PALOMAS

Luna roja, en el cielo de enero. Murcia. F: FotVi

-Día primero de mes, con sol y palomas, y miedos, y la angustia atravesada en la garganta como una espina fatal de pescado. Se nos va un mes con llantos y llega otro con lágrimas; lágrimas, que también son llanto, pero más íntimo, menos de los ojos y más del espíritu; el que se dice sin palabras: el del verso que expresas con la mirada o el de la caricia que haces sin las manos, con solo el suspiro del deseo. Ahora, en la vida, casi todo es dolor; es la pandemia del dolor y la duda que acompaña a la otra pandemia del virus. Son las pandemias que preceden a la desesperación, al pesimismo más cruel, más agonizante; y, como diría Albert Camus, al «absurdo» más irracional y trágico. El ser humano sabe que ha nacido para morir, para irse, pero, antes, hay anchuras y esperanzas, y extensiones de luz, sobre las que volar. La nieve cubre el camino, lo hace peligroso, pero no lo destruye. La nieve se va y el camino queda, como el sol o el esplendor de la floración en primavera. Y el nido del pájaro en la rama. Y el correr del arroyuelo en la montaña. Yo estoy con Dostoievski, que escribió: «Hay que amar la vida antes de razonar sobre ella, sin lógica; solo así se puede comprender su sentido». Amar la vida, aun con sus heridas e infortunios; pues vives la vida que llevas en tu interior. Jesús dijo: «El reino de los cielos está dentro de vosotros». Si quieres paz, hazte tu paz, lo mismo que si buscas justicia, o piedad, o amor, o vida. Hazte tú ejemplo de ti mismo, y encontrarás, Diario, el reino perfecto para vivir, y soñar, y redimir, encandilando (12:33:39).

domingo, 31 de enero de 2021

31 de enero de 2021. Domingo.
ALEGRE LA MAÑANA

Alegre la mañana, pequeña coral. T. de la Horadada. F: FotVi

-Esta mañana, en la misa y en Laudes, hemos dicho, hemos cantado: «Alegre la mañana que nos habla de ti». Las voces sonaban débiles; voces como mutiladas por la vejez, apenas afinadas, pero entregadas, dadivosas. Hoy, en la liturgia, era la fiesta de la Palabra. Jesús, dice el evangelista, entró en la sinagoga, y habló. Él, que era la Palabra, hacía hermosa y realista, didáctica, ejemplar, la palabra, y la embellecía. ¡Asombrando! Decía cosas de Dios y de la vida, como los pájaros pían y el mar ruge, con sabia sencillez, haciendo lo que deben; no como los letrados y los escribas, que se liaban en sus verborreas, en los matices, sino con autoridad. Jesús hacía lo que decía, ponía la palabra a la altura de sus comportamientos. Y dejaba soñar. Si decía: «Bienaventurados los pobres», él huía de la seguridad: no tenía donde reclinar la cabeza. Si había dicho amad incluso a vuestros enemigos, él, estando en la cruz, dijo: «Padre, perdónalos, no saben lo que hacen». En una sociedad de la mentira, de la quimera, de la farsa, él decía la verdad y vivía de y para la verdad. Por eso un día pudo decir: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Alegre la mañana en el que sufre, en el que ríe, en el que reza, en el que espera. Decía San Pablo: «Sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza». Felizmente, Diario, todo en la vida nos habla de Dios, todo es maravilla divina; todo es mensaje que va diciendo, con detalles de artesanía, a Dios (12:51:16).

sábado, 30 de enero de 2021

 30 de enero de 2021. Sábado.
EL PAPEL DE ESTRAZA DE LA MENTIRA

Cruz en el vertedero, en Aguilar de la Frontera. F: Prensa.

-Después de rezar a la Verdad en Laudes, de hacer su alabanza, con «salmos e himnos inspirados», me dispongo a escribir y me da en los dedos el pavor de la mentira, hasta hacérmelos llorar. El teclado del ordenador también chirría, pues es aséptico y limpio, como toda máquina que se precie. Todo viene envuelto en el papel de estraza de la mentira. Lo políticos cuando hablan, salvo la mascarilla, todo es falacia, enredo. El lenguaje se ha pervertido, y si dicen esto, es que es lo otro, y así nos vamos mal entendiendo. Se trata de calcular, de dar rodeos a lo dicho por el político de turno. Si dicen el 70 % de los españoles (y españolas, el gran Sánchez dixit)) estarán vacunados para junio o julio, yo, como Cantinflas, voy quitando de aquí y de allá (de 20 me llevo 2, el 2 al bolsillo, decía él), y queda, cuando mucho, un 15 ó 20 % escueto y triste, tísico. Raquítico. Sin más. Como una raspa de sardina, tras ser desvestida de las lonchas de carne que la revestían. Hay políticos que, cuando hablan, han de enjuagarse la boca, porque les huele a engañifa, a gazapo, a ajo fino de Chinchón. El filósofo alemán F. Nietzsche dijo: «Lo que me aterra, no es que me hayas mentido, sino que ya no pueda creerte». A la mentira institucionalizada le asusta y odia la verdad. En Aguilar de la Frontera se ha retirado una Cruz de la vía pública para tirarla a un vertedero. La Cruz, para tantos la Verdad, en el vertedero de tantas conciencias llagadas por ideologías talibanes, pavorosas. Dice San Lucas que Jesús lloró por Jerusalén; y clamó: «¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!» Las lágrimas, a veces, lavan los pecados. Lloremos con Jesús, Diario, y pidamos que nos libre de las dentelladas del mal y la mentira, las que alientan el desafecto y el odio; las que matan el arte de amar, el que da y deletrea la vida, y la define, y la celebra (11:46:36).

viernes, 29 de enero de 2021

29 de enero de 2021. Viernes.
ME ASUSTÉ

Multiplicidad de objetos, visión. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Ayer por la tarde, de pronto, se me trastrabilló la visión. Cerraba y abría los ojos nerviosamente, como quien bracea en el agua ahogándose. Veía las cosas dos o tres veces repetidas, amontonadas, hacinadas, como en una especie de mareo veleidoso, antojadizo. Y como era mi deber: me asusté. Dejé el ordenador y me puse en pie, y, agarrándome a cualquier cosa: a la pared, a un libro que cayó al suelo, a una silla, al marco de la ventana, salí al balcón y miré, y, tras el susto, todo acabó. Me volvió la visión correcta, como un milagro de bellas sensaciones; vi las cosas diversificadas, una a una, como las letras de un escrito que narran y dicen lo que soñó su autor; letras que, unidas, dicen paz, y silencio, y Dios, y sorpresa; y lloré un instante, pero riendo. A veces, el llanto explosiona en risa, como el fuego del volcán en belleza. Llorar al tiempo que ríes, es lo más hermoso que le puede ocurrir a un vidente de visiones. A un soñador de sueños. Y fue entonces, como el acento en la é de soñé, cuando me di cuenta del prodigio de la visión. Prodigio, que, a veces, por normal, por ser portento de cada instante, pasa desapercibido, como el del tacto, o el de dar pasos, y el de poder decir palabras, o el de las pulsaciones del corazón, que solo sientes cuando reclinas la cabeza en la almohada y te dispones a dormir: el tic tac de tu reloj interior que te mantiene con vida. Quizá fue Dios quien me hizo ver lo que no veía; que la vida, desde que naces hasta que te vas, Diario, es una serie ininterrumpida de pequeños y frágiles prodigios, en los que la maravilla siempre relampaguea frente a la cotidianidad, o a la hermosa rutina de vivir: al rapto que es el soñar (11:36:29).

jueves, 28 de enero de 2021

28 de enero de 2021. Jueves.
SILENCIO INNUMERABLE

Sinfonía blanca en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Ahora con la pandemia, se nos invita a abrir puertas y ventanas y a dejar que la esperanza entre y salga sin obstáculos dentro de nosotros. La esperanza de la vida. También en el día a día, estamos viendo que se abren puertas a la renovación, a la independencia del alma, a la alegre indiscreción, a la madurez en la fe. Abrir puertas es permitir que libertad entre y salga por la vida como el aire por los pulmones, como las palabras por el diálogo, sin trabas que coarten, sin tristes argucias. En el diálogo, las palabras se visten de humildad para saltar de uno al otro lado, sin herir ni afrentar, cosiendo, como con aguja verbal, lo que pueda haberse descosido en el tejido de las relaciones humanas. Dialogar es dejar hablar, sin amontonar palabras, con la cortesía del agua que corre por el manantial. Igual que la pluma corre por el papel, suave y manchando solo lo necesario, porque si manchas de más se hace un borrón. ¡Qué buena virtud la de hablar y dejar hablar! El diálogo debiera ser el código de las relaciones humanas. En vez de diatribas y dardos, lanzarnos palabras familiares, iluminadas, cerillas de luz que hablen y que hagan y respondan preguntas, como si nada. Dios, en el místico diálogo de la oración, es un leve silencio innumerable, que se oye, y que, si se presta la necesaria atención, a veces, habla. Hoy, Diario, he hecho un propósito: callar un instante, también en lo íntimo de mi ser, donde se siente mi conciencia, un instante solo, para oír el rumor del mundo y de los hombres, esa grandiosa sinfonía, y en la que cada una de sus notas habla, dice –si escuchas– a Dios, que siempre se expresa en respetuoso silencio, sin herir el aire, tocando apenas el alma (11:29:38).

miércoles, 27 de enero de 2021

27 de enero de 2021. Miércoles.
NADA SE REPITE

Florecilla en el jardín, única. T. de la Horadada. F: ForVi

-Salgo de la noche y amanece el día, como una floración de algo estremecido, nuevo; algo: una florecilla, un verso, una pequeña ola extendiéndose insinuante en la arena de la playa. Todo es fascinación y lujo, deleite: la florecilla, el verso, la pequeña ola; todo es sorpresa por verse algo que es, que está, por sentirse vida, por ser cosa irrepetible. ¡Qué magnífica la creación: nada se repite! Ningún silencio es igual a otro, ninguna exclamación de gozo o llanto, todo es distinto y, al fin, enriquecedor. Todo es variación, como una música de Bach. Es verdad que nos acosa el virus, las muertes, los desencantos, los errores de los políticos (Sánchez en el espejo), el caos administrativo, la pobreza, tanto dolor y tan diverso; pero, de pronto, aquí y allá, como chispas de brasa entre las cenizas, surge la belleza de un gesto de amor y colaboración, de donación gratuita, de mirada hermana, de latido que anima el latido ajeno, de relación de amistad. El amor siempre es un gesto original, distinto, un tema único en la gran orquesta de la ternura y el afecto del mundo. Oír la melodía del amor en cualquier circunstancia adversa es ver a Dios acercarse al sordomudo y decirle: «¡Effetá! ¡Ábrete!», y oír a su vez al sordomudo hablar: «¡Gracias!», y arrodillar sus palabras ante aquél que le ha devuelto a su lengua el movimiento del habla, hasta ese momento tan atada, tan escasa de vibraciones. Con el novelista David Nicholls, digo: «Todo comienza aquí, hoy». Todo, Diario: hasta el deseo de dar gracias y hacer himnos de fascinación y pasmo, de arcilla y verbo, de fragancia humana (12:26:39).

martes, 26 de enero de 2021

 26 de enero de 2021. Martes.
EL ESPEJO

El espejo del agua de lluvia. T. de la Horadada. F. FotVi

-Me miro en el espejo y él me mira a mí, solo que yo lo hago bondadosamente y él lo hace, ¡malhaya!, con ira y burla mal contenidas. Denuncia mi vejez; pero no lo que pienso y amo. Es la suya, una mirada aproximada, turbia. El espejo es ese cristal, embadurnado de azogue por la parte posterior, que siempre enmarca la verdad, la verdad del exterior. Dice los colores, anuncia las arrugas, y señala, sin recatos, el paso del tiempo. Pero el espejo, como la vida, necesita luz. La  luz de la fe. Sin luz el espejo es fría roca, cauce de río sin agua, que ni posee ni refleja la vida auténtica, la vida del alma. Tiene la crudeza y el espanto, y la insinceridad, de un ojo vacío, seco. Dice San Pablo que a Dios, aquí en la tierra, le vemos como a través de un espejo, veladamente, solo en apariencia. Ocurre como con el pulso, que no deja ver el corazón pero lo delata. El médico, por los latidos, llega a la vida íntima del corazón. A Dios le podemos hallar, encubierto, en el latido humilde y, a veces airado, de las cosas. En la florecilla del campo y en el estridencia del mar, en el árbol y su raíz con la posterior melodía del fruto, en la mano del artista que esculpe o pinta la belleza o la carnosidad de lo innoble, en el beso de la madre, en la rara y estremecida caricia del padre, en el bocado de pan, en la mano que da y la mano que pide, en las palabras que bendicen y en las que hacen la consagración. En todo esto, como en un espejo, Dios permite que le vislumbremos. Pero hay que disponer, Diario, de la vigorosa y enérgica humildad de la fe, que es el espejo más fiable para intuir a Dios, y, desde la noche de su presencia, recibirlo y amarlo, y celebrarlo (11:17:57).

lunes, 25 de enero de 2021

25 de enero de 2021. Lunes.
LA MESA DEL SILENCIO

Al atardecer de la vida, solo el amor. Murcia. F. FotVi 

-Por las mañanas, antes de escribir, cojo las palabras y, tras moverlas en el cubilete de la imaginación, las echo sobre la mesa del silencio, y, según salgan, así escribo. Si salen negro, escribo sobre aquello que nos aflige y que nos hace llorar: ahora, en este momento de nuestras vidas, tanto, y tan amargo; y si blanco, digo «¡aleluya!» y me pongo a soñar, y escribo sobre lo que es o roza el amor. De lo que vive, y se da, en el amor. Así consigo que muchas veces, en mi escritura, haya palomas, y gotas de lluvia, y olor a madera, y, como dice el salmista, un cántico nuevo. No intento afligir, sino crear vuelos, horizontes que alcanzar cada vez más lejanos, utopías a las que llamar, por si hay alguien dentro de la utopía que responda a la llamada y, tras pedir permiso, entrar y conocer su interior. Quizá allí habiten la justicia y la piedad, y la libertad total. Siempre me han conmovido las palabras de San Juan de la Cruz, mi poeta y guía preferido, también mi viático espiritual: el santo que describe, con palabras que trascienden lo humano, el modo cómo él tocó a Dios y, en confianza de enamorado, lo llamó «el Amado». Él fue el que dijo: «Al atardecer de la vida nos examinarán del amor». No de teología, ni de qué color es la mirada de Dios, ni de esto o aquello, sólo, Diario, del amor; si has amado, entrarás en la intimidad de Dios, y serás amor con Dios; si no, vivirás en el frío terrible del que vive sin amor, y serás hielo, carámbano, al que no hay sol que caliente y salve, en un invierno miserable, y eterno, sin Dios (11:39:00)

domingo, 24 de enero de 2021

24 de enero de 2021. Domingo.
EL DÍA ES BELLO

Día de sol y triunfo, esplendoroso. T. Horadada. F: FotVi

-En estos días de pandemia y tristeza, de clamor oscuro, en los que hablamos solo con sílabas de llanto en la boca, buscamos una buena noticia, y apenas la hallamos. Pedimos con la palabra puesta en la mano extendida, y, al fin, como el pobre, solo encontramos unas pocas monedas y una sonrisa de pobre, que agradece lo que le dan. El día es bello, luminoso, como una pirueta de delfín en un mar abierto: esto es una buena noticia. Vivimos, hemos empezado a deshilar un sueño, llamamos y al otro lado del teléfono se pone la persona que amamos, día, pues, de llantos, de risas, de esperanzas nuevas: esto también son buenas noticias. Pero las malas noticias (las muertes, el retraso en la vacunación, los intereses malévolos y abominables de los políticos, sus mentiras contagiosas, los meteoros adversos, los vientos desbocados…), las malas noticias superan a las que consideramos buenas y saludables, y que decimos con risas en la boca. Sin embargo, el domingo, para el cristiano, es, debiera ser siempre una buena noticia. Es el día en que la Vida venció a la muerte; el día que en el que se nos recuerda que Dios nos dijo que éramos sus hijos, y que todos los nacidos de mujer somos hermanos, y que si decimos «¡Padre!», Dios, el Padre, nos escucha y nos responde diciendo «¡Hijo». Dos palabras hermosas, «Padre» e «hijo»: o el resumen de las más bellas y liberadoras alegrías. También recordamos que nos dijo que implantaría un Reino en el que la justicia, la verdad, la paz, y la gracia del amor, serían su ley, su código genético, el nuevo abecedario a aprender y ejercitar. Hoy domingo, el día en sí, Diario, que nos recuerda todas estas cosas, tan extrañas hoy, es una buena noticia; día de pensar que hay Alguien, aún, que nos quiere, y que, después de nuestras caídas, nos sigue llamando hijos, y nos mira, y nos ama (12:11:37).

sábado, 23 de enero de 2021

23 de enero de 2021. Sábado.
APARIENCIAS

Caño vegetal, fantasía en el jardín. T. de la Horadada. F; FotVi

-Miro por el ojo de cerradura de los comportamientos y veo, con horror de niño asustado, las apariencias, ese espeluznante suicidio de lo más noble del ser humano. Vivir de apariencias es malvivir, o vivir del lado del disfraz. O en la cuerda floja del espejismo, la careta, la hipocresía, el fariseísmo, la infinita gama de la mentira interesada. Las apariencias son un mal negocio, no se puede vivir siempre de cara al espejo, pues llega el día en que se nos olvida el maquillaje y entonces se desmorona el castillo de naipes en el que vivíamos. El evangelio, que es a lo largo de sus páginas todo un escalofrío de amor, rompe todos sus esquemas cuando toca el tema de las apariencias. Cristo entonces descubre, acusa, sacude, condena los comportamientos mentirosos. Se le ve enojado, y dice palabras duras, indignadas. Un fariseo le invita a comer y Jesús acepta. El fariseo se queda admirado de que Jesús omitiera las abluciones: lavarse las manos antes de comer, como signo de pureza interior. Y Jesús, que veía en su corazón, le dice: «Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad ¡Insensatos!». Dice un teólogo francés que los fariseos serían mejores si no fueran personas religiosas, atadas por la norma. Y es que la ritualidad de lo religioso puede convertirse en un espejismo que engañe al mismo que la ejercita, si no se tiene en cuenta que la religión es un medio y no un fin. El fin es Dios y su obra en el mundo, el hombre. Sin esta proyección e iluminación, la religión, Diario, será un mero escondite frío y con alimañas para el cultivo ilegal y corrosivo de la mentira, el eufemismo y la apariencia. Es decir, para el fariseísmo y el feísmo insensatos, y estériles (11:20:44).

viernes, 22 de enero de 2021

22 de enero de 2021. Viernes.
DESTELLO DE PERMANENCIA

Siempre hay una luz y una estela que seguir. Murcia. F: FotVi

-Aparecieron vestidos de impecables, con sus abrigos largos y rituales: los señores con corbata, y las señoras con sus melenas sueltas al viento, desliando sueños, o quizá vanidades. Allí han aparecido, a las puertas del Capitolio. Los nuevos señores del mundo, editando poder, pero luciendo mascarillas. Mientras, recibían aplausos vacíos, hosannas líquidos; es decir, hosannas de infusión, como tazas humeantes de manzanilla oscura. Joe Biden, y esposa; Kamala Harris, y esposo: el nuevo presidente y la vicepresidenta, en el altar de la gloria, donde, sin embargo, flameaba la fugacidad. Es la gloria de la rosa marchita, del tótem caído. Pero hubo, no obstante, un instante de luz, un destello de permanencia, de intensidad bendecida. En boca de Amanda Gorman, brotó la poesía, y lo llenó todo de páginas de cielo inundando el Capitolio de luminosidad y palabras hermosas, como un trigal lleno de espigas. Dijo la joven Amanda, con voz serena y fuerte, negro sobre blanco, y vivas en los ojos: «Siempre hay luz / si somos lo suficientemente valientes para verla. / Si tan solo fuéramos / lo suficientemente valientes para serla». Es lo de Cavafis: «No hallarás otra tierra ni otro mar. / La ciudad irá en ti siempre. […] / Otra no busques –no la hay. […] / La vida que aquí perdiste / la has destruido en toda la tierra». ¿Democracia? Alumbramos, Diario, lo que llevamos dentro; si hay niebla, damos niebla, si hay claridad, podemos leer en el día a día de Dios, en sus poemas invisibles, como el de la libertad y el del Amor, en Él encarnados (13:54:49).

jueves, 21 de enero de 2021

21 de enero de 2021. Jueves.
SED DE DONACIÓN

Tengo sed, dijo Jesús. Catedral. Murcia. F: FotVi

-Hoy, con el sol irradiando, subrayo un gesto de Jesús en la cruz. Jesús, a punto de expirar, todo él hecho un coágulo de sangre, siente sed, y lo dice: «¡Tengo sed!» Él, que se ha encarnado, que se ha hecho carne, siente la ansiedad humana de la sed. Y, al decirlo, presiente el alivio del agua en sus labios, casi saborea su frescor. Un soldado lo oye, y acerca una esponja a sus labios. Jesús se esfuerza por llegar a la esponja. Forcejea con su impotencia por llegar. Alarga toda su sed y sus labios a la esponja. Pero siente que la esponja, al gustarla, está empapada en vinagre. En los días del hombre también hay días de sed. Es decir, hay días de ansias, de ilusión, de afanes, un insistente anhelo de justicia, de amor: una sed de donación. El mundo, la vida, son duros, casi terribles: nos duelen la muerte y la esclavitud, nos angustian el hambre y la mentira, nos perturba todo lo que es egoísmo e hipocresía. Estos sentimientos rebeldes revelan un modo de generosidad, de humanidad. Y es entonces cuando nos damos cuenta de que el amor, más que una ocasión de júbilo, es, además, un tiempo de dolor; en el que no hay redención posible sin el vinagre acerbo, desabrido, del sacrificio, incluso cruento, brutal, de quien se erige en redentor. Como diría el poeta, Diario: «Redimir es un modo hermoso de sucumbir, / una manera, aún no entendida, / de resurrección, de liberación»; pero siempre precedida por un suplicio personal y generoso de inmolación, de ofrenda, de cruz. La cruz: una nueva encarnación de Jesús en el dolor, donde sigue habitando la pobreza, y toda su sed (10:48:05).

miércoles, 20 de enero de 2021

20 de enero de 2021. Miércoles.
COMO LAS ÁGUILAS

Águila sosteniendo el cielo, en vuelo. F. Googel 

-Turbio el día, oscuro, como un despojo de pantano umbrío. Mis ojos, hechos al sol, se visten de monje y se calan en la cabeza la capucha parda de la tristeza. El día, así nuboso, se disfraza de pandemia. La ciudad parece un carromato cargado de despojos. Mientras, los políticos entran en lid, se pelean. Menos mal que leo a Isaías y despierta mi esperanza, que la siento agonizar en la punta de mi lengua, a punto de gritar con el salmista: «¡Señor, no me escondas tu rostro!» Isaías me anima: «Los que confían en el Señor, renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas». El águila abre sus alas y parece llenar el cielo con su vuelo, lo llena todo de su presencia poderosa. Un águila volando es un cielo abierto, sosteniendo el otro cielo de arriba. Ahora que me fallan los pies, en la ancianidad del júbilo, volar con las alas de la fe y el amor, es un milagro de la esperanza. «El optimismo defrauda, la esperanza, no», decía el Papa Francisco, en su visita a Fátima. Yo añadiría: «Súbete al caballo del optimismo; pero vuela con las alas de la esperanza». Imaginad un libro. Como todo libro, Diario, el libro de la esperanza consta de una portada y de la contraportada: en la portada se lee: «Esperanza», y en la contraportada: «Estás vivo, has podido volver la hoja, y leerla». Concluyo: felicítate, y da gracias (11:46:35).

martes, 19 de enero de 2021

19 de enero de 2021. Martes.
LA NOCHE DEL ALMA

Con luz dentro de sí, iluminando su noche. T. de la Horadada. F: FotVi

-Todo es tristeza: el covid desbordado, sin tregua para la piedad, hiriendo acá y allá, matando amores; la economía –dicen los expertos–, por los suelos, donde hocican los cerdos y donde se complace la miseria; el gobierno, con Sánchez –ese parásito del poder, legal– perdido: no dice, no contesta, se ha esfumado, no está, es un fantasma; la borrasca Filomena, con la cólera de un meteoro irritado, tirando nieve a espuertas, borrando así la idea idílica y deleitosa de la nevada, su blanco manto apacible; y, ahora, la lluvia torrencial, con vientos fuertes, inundando nuestra esperanza de desesperanza, llenando nuestro llanto de preguntas. «Y todo esto ¿por qué, por qué?», nos preguntamos. Nada parece racional, todo anda herido, enfermo. Creíamos que 2021 iba a ser un año distinto, más amigable que 2020, más habitable, y estamos viendo que no, que poco a poco está descoyuntando al mundo, que lo está poniendo bajo el zarpazo de su garra, más irritado que el 2020. Sin embargo, una leve luz aparece en el horizonte: la vacuna, ese don que nos hecho la ciencia, como un hallazgo profético. Yo, que creo en Dios, me aferro a la esperanza, porque como oí decir a un personaje de la película Star Wars VIII: «La esperanza es como el sol, si sólo crees en él cuando lo ves, nunca superarás la noche». Y se trata, Diario, de salir de la noche, aunque sea con la luz que uno lleva dentro; pues Dios, a su paso por tu vida, siempre va dejando algún rastro de su luz, como una brasa entre cenizas, que, al soplarle, brilla, y enciende la noche del alma, le indica salidas, atajos, la libera (12:14:20).

lunes, 18 de enero de 2021

18 de enero de 2021. Lunes.
CARIDAD Y PUBLICIDAD

Humildad del brote, que será fruto. T. de la Horadada. F: FotVi

-En este tiempo de pandemia, hay muchas personas que viven de la caridad: de poner la mano de la humildad para que otra mano –llena también de humildad, anónima–, le proporcione el pan que quita el hambre. La caridad esconde la mano que da y la mano que recibe, como un ejercicio de respeto a la dignidad de la persona que socorre y socorrida. Nunca la mano que da es más digna que la que recibe. Decía Jesús: «Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha». La caridad y la publicidad se dan la espalda. Como el fuego y el agua. «Qué verdad, / qué limpia escena la del amor, / que nunca ve en las cosas / la triste realidad de su apariencia», cantaba Claudio Rodríguez. La publicidad es el germen, la génesis de un nuevo e incontrolado pecado original: el de la vanidad. El amor se construye y se habita en el silencio, como el llanto verdadero. Detesto las listas de los que hacen caridad. No pretendo quebrar una ilusión, abogo sólo por una liberación. Liberar el trigo de la paja o el metal precioso de la ganga, de la escoria, es oficio de los que tienen la responsabilidad de defender lo puro, lo honesto, lo que es aleteo y no vulgaridad. Hay más verdad en el oro de un anillo de boda, a pesar de su limitación y pequeñez, pero dado con amor, que en toda una vena de mineral aurífero que no haya pasado por el crisol del cariño. El evangelio es explícito en esto: ni el pregón, ni el himno, ni el aplauso valen. Lo que se valora es el gesto de la mujer que entró en el templo y, escondiéndose casi de sí misma, dejó caer su moneda en el lugar de la recaudación, sin alardes: o la mujer sola y aislada con su obra de amor. Y es que la caridad, Diario, ha de hacerse a hurtadillas, con la grandeza de lo íntimo y coloquial, sin grandes aspavientos de espejo, fuera de todo espectáculo de vanidad (11:14:43).

domingo, 17 de enero de 2021

 17 de enero de 2021. Domingo.
CORCHEAS VOLADORAS

Amaneciendo por el azul, el mar y el sol. T. Horadada. F: FotVi

-Domingo y un día azul, con el sol entrando por los cristales, sin romperlos ni mancharlos. El sol es un bisturí de suavidad, que no desgaja. Estos días tan tristes y caóticos, tan de pandemia, tan enredados, los alegra, sin embargo, el sol, que vuela con el pájaro en la rama. El virus nos acecha y nos acosa, pero el sol viene y nos alivia de sus desgarros, nos infunde la esperanza de la luz. Rezo Laudes y celebro Misa, las otras luces del alma, y vislumbro a Dios rezando y celebrando misa conmigo y mis amigos, y observando las precauciones sanitarias al ritmo que las observamos los demás. Dice Alejandra Pizarnik, poeta argentina: «Afuera hay sol…, / pero lo miran los hombres / y después cantan». El sol nos hace cantar y nos libra de nuestras afonías: nos ofrece una partitura llena de corcheas voladoras, con las que salimos de nosotros mismos, y nos extendemos. Volar es explayar la luz, como el canto amplía la plegaria, haciendo que las palabras lleguen más allá de sí mismas, hasta hacerse cercanas a Dios. Esta mañana, imaginaba yo mis palabras caminando por el canto hasta dar con Dios. Y, una vez ante él, le peguntaba dónde vivía, y me ha contestado: «Ven y lo verás». Y he ido, Diario, y he visto, y me he quedado con él, en su palabra, en el sí que le di hace tantos años, en la Luz de su evangelio, en el Amor de su cruz, con los que comulgo, y me libero (13:04:18).

sábado, 16 de enero de 2021

 16 de enero de 2021. Sábado.
LOS POBRES

Mesa de pobre, en Łowicz. Polonia. F:FotVi

-Lo siento por los ricos. Esto que escribo no es cosa mía, lo dijo Jesús y con signos terribles de admiración: «¡Ay de los ricos!» Imaginen el grito. ¿Pero quién es rico? Rico es el que tiene conciencia de que lo es. Es aquél que, por no humillar la vista, no mira ni la hora en su reloj, que cae un poco más abajo de su vanidad. Es el que se complace y paladea, golosamente, la riqueza. Como el rico de poder. Que se sacia de poder y de espejo a cada instante, como el que gusta miel de abeja. Jesús insinuó un chiste de gran finura, cuando dijo: «Felices los pobres»: o el que comparte la alegría y el amor y las miradas, y, por quedarse con algo suyo, se queda solo con el llanto, que llora en su intimidad. Llanto que, una vez revelado, conocido por otros pobres, le ayudan a sufrirlo, o quizá a gozarlo. El rico Epulón era rico porque comía en su propia mesa y no dejaba acercarse a ella al pobre Lázaro. Si lo hubiera dejado sentarse junto a él, no habría perdido ni su mesa, ni su pan, ni el placer de comer y beber, y se hubiera sabido pobre: por sentir la necesidad de compañía. Rico es todo aquél que dice bastarse a sí mismo, sin admitir la mano amiga que le ayude. Pobre, por el contrario, es el que comparte, el que necesita de un hombro en que apoyarse y el que ofrece su hombro para que otros se apoyen, el que tiene una moneda de diez céntimos y se la juega a cara o cruz, para, luego, más tarde, llegado el momento de perder, irse con el que ha ganado a celebrarlo. Estos son los ricos de la maldición y los pobres de la bienaventuranza. Como se ve, Diario, el evangelio de la pobreza es más atrayente, desde el punto de vista humano, que el de la riqueza. La pobreza abraza, comparte dolor y alegría, pan y companaje, amor y debilidad, como ha ocurrido en esta pandemia; el rico, por el contrario, es hosco, se aleja, celebra la vanidad, y mastica bocados excelentes, sin compartir la alegría del bocado o la pena de no tenerlo, mastica el egoísmo, que, a la larga, hastía y envilece. Como dijo Jesús: «Bienaventurados los pobres», y miró al cielo, donde unos pájaros volaban, alimentados y libres (12:27:34).

viernes, 15 de enero de 2021

15 de enero de 2021. Viernes.
EL PEOR CALIFICATIVO

    Siempre brotando, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Hablemos de calificativos. El peor calificativo que le podemos indilgar a alguien es llamarle anticuado. Sólo el vino se lo permite. El anticuado es retrógrado, un ser que se quedó parado en el tiempo, alguien que envejeció antes de abrir los ojos por primera vez a luz del día. Al anticuado se le pararon los relojes. Y es triste, pudiendo llevar el corazón como un aleteo en la boca, soltando palomas como saludos, andar de antiguo por la vida. Sin embargo, hay cosas que son viejas y no han perdido el lustre de la juventud, por la sencilla razón de que tienen un sueño y una iluminación e ilusión nuevas cada minuto del día. Llevan el pensamiento lleno de proyectos, de ideas atrevidas, y meten las manos en cualquier obra como si aún fueran niños haciendo castillos en la arena de la playa, solo que son castillos de realidades humanas, lúcidas, evidentes. Castillos que perduran. El cristianismo es eso: una verdad muy antigua, pero que sabe, si la catas, a juventud, a manzana recién cogida del árbol. No obstante los siglos que lleva sobre su espalda. El cristianismo es una fuente que siempre mana. Mana novedad en el amor, que, desde la cruz, siempre es resurrección en el pobre, en el desvalido, en el que cae y pide una mano que le ayude a levantarse, el que se siente leproso de sí mismo. Cristo dividió así el evangelio: para el prójimo, el amor, el respeto, la delicadeza; para uno mismo: la cruz, el vencimiento propio, el servicio, el testimonio. El Espíritu Santo dice por boca de San Pablo: «No os acomodéis a este siglo, sino transformaros por la renovación de vuestra mente, para que podáis conocer la voluntad de Dios, buena, grata, perfecta». Es la mente, Diario, la que renueva el corazón y lo hace juventud, libertad, vuelo nuevo, realidad siempre naciente. Y así es el cristianismo, aunque a veces no lo parezca (17:54:00).

jueves, 14 de enero de 2021

14 de enero de 2021. Jueves.
EL SOL DESINFECTA

El sol alegra el palmeral, en el jardín. C. Sacerdotal. F: FotVi

-Ahora, cuando amanece, en vez de usar gel hidroalcohólico, me froto las manos con rayos de sol. El sol desinfecta y alienta; y, sobre todo, si te encuentra con un himno de alabanza en la boca: «Rezamos, te alabamos, / porque existes, avisas; […] / Y ahora toda la luz / se posó en nuestra orilla». Laudes. ¿Recordáis? «La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros», dice San Juan. Que es lo mismo que decir: «Puso su tienda junto a la nuestra», e iluminó el campamento. Y ahí vive, y saluda, y habla como cualquier vecino; ah, y nunca miente. Es un vecino ejemplar, que no discute, que escucha, que ríe con el que ríe y llora con el que llora, que da la mano, y que nunca se ha presentado en lista alguna electoral a concejal o diputado, es demasiado decente (como algunos) para caer en tamaño cenagal. Aunque podría dar «brillo y esplendor» al oficio –de vivos– de la política; pero él quiere ser arriero antes que señor que arrea. Ni siquiera desea ser cura de pueblo: él solo quiere ser un vecino que da y estrecha la mano, y, con desparpajo de guitarra bien afinada, cantar himnos, y decir Padre y Amor en el idioma que le pidan, e inspirar a profetas y poetas para que canten con belleza estremecida el valor de la bondad y la ternura, virtudes que él practica sin incienso y desde su humilde intimidad. Yo creo, Diario, en este vecino de mi casa, que me saluda por las mañanas y luego, sin pedirme nada a cambio, me da la libertad, me sonríe, y me enseña a decir hermano, y, en la adversidad, me consuela. Buen vecino (13:31:39).

miércoles, 13 de enero de 2021

13 de enero de 2021. Miércoles.
NOS ESQUIVAMOS



Escuchando la belleza, en el jardín. T. de la Horadada. F: FotVi

-Necesito salir, y el hecho me produce escalofríos. Leves, pero escalofríos. Salir hoy a la calle es como nadar en un mar donde andan escualos dispuestos a atacar. La pandemia y los políticos nos han metido un miedo de astilla, de aguja, en el cuerpo. A la hora de saludar, de sostener la mirada, recelamos de todo: sorteamos el más pequeño roce con personas amigas o conocidas. Y más, si no las conocemos. Nos esquivamos. Evitamos los besos, los abrazos, y nos han tapado las sonrisas, en las que se expresaba nuestro corazón, donde latía, tal es el susto que nos frena. Andamos tan lejanos unos de otros, nos puede tanto la sospecha, hay tanto ruido de pandemia, que nos estamos olvidando del amor más íntimo, el que nos da consuelo, el que nos abriga, el que nos hace ser humanos. Dice Eric Fromm, psicólogo: «El amor es la única respuesta sana y satisfactoria al problema de la existencia humana». En estas, como una llamada a alertar los sentidos, ponerlos en guardia, se nos dice que hemos escuchado por vez primera «el zumbido de fondo» del universo. En alas de la ciencia, oír lo exterior, lo que se hunde en el más allá de las galaxias, es maravilloso; escuchar es acercar las cosas, y, si se prestan, amarlas. Es como orar en silencio, sin voces que te distraigan, contemplar y hablar (sin palabras) a lo invisible, donde se oye, muy suave, Diario, el sonido místico y entrañable del Amor, de Dios (17:25:12).