viernes, 15 de mayo de 2020

15 de mayo de 2020. Viernes.
LOS QUE SOBREVIVEN

Señalando arriba, frontispicio, Catedral. Murcia. F: FotVi

-Ahora, si rezo y lloro, lo hago por los muertos –27.321–, desde luego; pero más, por los que sobreviven y han perdido a un ser querido. Es el mío un acompañamiento lejano, pero entrañable, de solidaridad, de cercana humanidad. Lloro porque soy persona, y rezo, porque soy creyente; es decir, depositario de un don, de una gracia luminosa de amor. Soy creyente porque Dios me lo propuso y yo, consciente y libremente, acepté. De niño, sin contar conmigo, me bautizaron; y de mayor, fui yo el que propuso a Dios que quería ser su seguidor. Me confirmé, y fui ungido de fe. El ser persona te viene dado; el ser creyente lo buscas tú: escarbando en la duda, en la oscuridad, en el llanto y el dolor en ocasiones; y en esa búsqueda –a veces cruel, a veces, generosa–, hallas, extendiendo las manos como el ciego, la Verdad. La que da sentido a tu vida y a las cosas. Y te aferras a ella, como el águila a su presa, porque ves que, en los momentos difíciles y extraños, también en los felices, es decir, en el campo de batalla o en la gloria de cada día, te alimenta y te salva, y te eleva. Aunque tú te dejaras ir, no te permite entrar ni en euforias excesivas ni en el maldito territorio de la desesperación. En momentos de exultación o de tristeza, cuando es fácil la risa o el gemido, o el hundimiento o el éxtasis, siempre, Diario, es mesura y sensatez, discernimiento, libertad (18:51:03).

No hay comentarios:

Publicar un comentario