7 de mayo de 2020. Jueves.
CANTANDO
No se oye; pero cantando entre rejas. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Como ya os dije, los sueños, en estos días de
confinamiento, son extraños y a veces invitan al sobresalto. Andaba yo soñando
no sé qué, cuando, de pronto, miro, y me faltaban las manos. Me horrorizo. Es
lo mínimo que le puede ocurrir a uno que ha perdido sus manos. «Tanto lavarlas
y lavarlas», me dije. Por la pandemia. Lloré un poco, con desconsuelo, como un
niño; pero, al momento, como sucede en los sueños, me vi alimentando a unos
canarios que criaba en una jaula. Los pájaros saltaban y yo, incrédulo, miraba
mis manos, que me habían vuelto. Salté con los pájaros: me dejé llevar por la
euforia de esas sencillas y luminosas criaturas. Luego, con mis manos ya en
orden, seguí soñando que me había hecho canto en el canto de los pájaros, cantaba
con ellos y a pesar de ellos, Diario, pero desde una jaula; mas entonces -lleno de euforia- me dije: «¡Entre rejas, pero
cantando!» (13:05:17).
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