22 de mayo de 2020. Viernes.
NADAR CON LOS
SUEÑOS
Tejiendo la vida, en Barajas. Madrid. F: FotVi |
-Yo
cada vez me acuesto con la señal de la cruz y me levanto con la señal de la
cruz. Y lo hago así: antes de echarme en la cama, pienso –recorrido por el día:
lo que he hecho, lo que debía haber hecho, lo que no–, es decir: medito, rezo
y, hecha la señal de la cruz, me dejo caer en la cama como si me echara al
vacío. Y de este modo, nado con los sueños y me deleito nadándolos. No es
superstición, es, como dijo alguien: «Así santiguo mis heridas cada noche»: las que me han hecho y las que
yo hago. Y, cuando despierto, y antes de dar mis primeros pasos, me vuelvo a
santiguar. Para encaminar con bien mis pasos. Porque como dijo John Gray, psicólogo
y poeta, la religión no trata de explicar el universo, esa es misión de la
ciencia; la religión –sus ritos, sus signos, su vocabulario de alabanza o
petición a Dios–, no busca otra cosa, Diario, que dar sentido a la vida. Y en
esa tarea estoy (19:22:34).
Hombre dichoso es el que le encuentra sentido a la vida.
ResponderEliminarEs la razón de nuestro existir: encontrar el sentido de la vida. Si logras hallar este sentido, serás feliz, José María.
ResponderEliminarUna prosa preciosa. Poética. A veces buscar explicaciones es volverse loco. Mejor santiguarse y ya. A veces nadar en los sueños no hace bien.
ResponderEliminarGracias, Paisana, lo importante en mi prosa es que sea eficaz. Y por los mensajes que recibo, me parece que sí. Y tienes razón: buscar explicaciones es volverse loco. Mejor, santiguarse y seguir, siempre buscando horizontes nuevos.
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