15 de agosto de 2022. Lunes.
¡ALBRICIAS!
¡ALBRICIAS!
-Asunción de Maria, o asunta, o tomada en volandas por Dios y subida a los cielos.
Es la consecuencia de decir sí a
Dios. Sí: una palabra tan escueta y
tan arrebatadora. Es delgada de dicción, casi se silba al decirla, pero cómo
abarca y compromete. «Sí, hágase en mí tu palabra», y tiembla el cosmos y los
cimientos de la historia. En el sí de María, empieza otra historia, u otro modo
de ver la historia. En su sí, frente a la historia del odio, empieza la historia
del amor. En el sí de María todo es amor. Por eso es arrebatada al cielo, donde
habita y vive en inmortalidad Dios, el que es Todo Amor. La Virgen María,
asunta, subida al cielo, como primicia de la asunción de toda la raza humana.
¡Albricias!, exulta un himno cristiano. ¡Albricias! por tan buena
noticia. Asunta: absorbida por Dios. Al aspirar su dormición (su muerte), Dios
se la llevó con él: en cuerpo y alma. Dormida en tierra, se despertó en Dios.
Cuerpo cansado el de María, pero vibrante el alma, y ambos celebrados y
reconfortados en el amor de Dios. O la Asunción de la Virgen: preludio de nuestra
propia asunción, o absorción por Dios; preludio, Diario, de nuestra total liberación
(18:30:19).
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