3 de agosto de 2022. Miércoles.
APARICIÓN
Belleza de lo sencillo, en el jardín. Torre de la Horadada. |
-Se me ha aparecido la sencillez, no derrotada ni andrajosa, sino limpia, con olor a hierba cortada, a flor de acacia, y me ha dicho: «¡Sé sencillo!»; y he preguntado: «¿Cómo?”; pero antes de responder, ha desaparecido. La sencillez es discreta y no hace ruido. Y es que hay respuestas que debe hallar uno por sí mismo, como la de qué es la verdad. «¡Sed sencillos como palomas!», oigo que me dice Jesús: y lo primero que hago es intentar despojarme del énfasis, que tan mal suena, y de la ampulosidad, su vestimenta tonta. Dios se mueve en la sencillez, y, desde la sencillez, sostiene y salva al mundo. La Providencia es humilde, no es altanera. La Providencia de Dios no se anda exhibiendo sólo en el universo inmenso, sino también en la pequeña gota de agua, que, caída del cielo, calma la sed de la golondrina y alivia la aridez de la tierra. La Providencia es el modo discreto y sabio de meterse Dios –respetando su libertad– en los asuntos del mundo. Ya lo dijo Dios: «Mientras la tierra permanezca, la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, nunca cesarán.» (Génesis 8:22). Dios se da en la humildad del silencio y en el don de la fe, y en todo gesto de amor; en la sencillez, Diario, más exquisita (13:01:38).
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