31 de octubre de 2020. Sábado.
SOY PALABRA
SOY PALABRA
-No soy Dios, pero soy palabra, que puede decir
«Dios», y, como una golosina divina, saborear su pulpa, su amor más íntimo, su
Trinidad prodigiosa. Dios es Trinidad, que, en Él, no hace tres, sino Uno. Dios es Amor, y el
Amor nunca pasa de Uno. Es la Vida de Dios. «Tres personas y Un Amado / entre
todos Tres había, / y un Amor en todas Ellas / y Un Amante las hacía»: San Juan
de la Cruz. Y, como diría Borges, es el Aleph de todo, el Punto de donde parte
la perspectiva, la Idea total. Y yo, al ser palabra, soy libro: página en
blanco y página escrita, pensamiento y diccionario. Y biblioteca, con polvo y
luz pajiza, quizá, y estantería, donde se anotan todos los vocabularios del
mundo, que son sabiduría y experiencia, vida que habla y queda guardada en
libro, en sus silencios: o el inmenso y clamoroso mundo de la escritura. Todo latiendo,
aguadando a que alguien vaya y, leyéndolas, las haga hablar, esas páginas redactadas
y vigilantes, que siempre se están dando. Soy palabra que clama –aunque alguna
vez lo haga en el desierto–, pero diciendo y amando lo que digo, sin ira, con afecto, y, con el incienso de la ofrenda, Diario, que suele dar de lleno en Dios (13:02:23).
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