28 de octubre de 2020. Miércoles.
MEDITACIONES
MEDITACIONES
-«Qué mezquinos
esos enanos que practican la política, y que se creen filósofos», dejó dicho Marco
Aurelio –emperador romano y sabio–, en su libro Meditaciones. Había llegado de España. Le llamaban «el último
emperador bueno», y fueron cinco, buenos. Que en política, no todo es
maléfico; también hay manzanas sanas, sin gusano dentro. Pero, por el
contrario, los hay tan pequeños, tan excremento de mosca, que no se ven; o se
ven tan poco, que hay que usar el microscopio, el de los átomos y los virus. Son
garbanzos que incordian en el zapato. También escribió: «Cuando te levantes por la mañana, piensa en el privilegio de vivir: respirar, pensar, disfrutar, amar». Levantarse, mirar al cielo, y decir:
«¡Vivo!», con tono de himno y música de Back. O con la música que uno lleve
dentro, que lo que anda por fuera no suele ser, a veces, música celestial, sino
ruido de cacerolada. Aspaviento sonoro sin contenido, vacío de melodía. Como
música de políticos que casi siempre son engaño, danza macabra: música de propaganda
sólo, de aspaviento, sin nervios ni corazón, sin latidos. Música de ostras sin
gajo, sin perla. Yo sigo el consejo de Santa Teresa, en Las Moradas: «No hay que menester alas para ir a buscar a Dios,
sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí». Si has cuidado tu interior con
mimo, con precisión de relojero, con la pulcritud de un rayo de sol, Diario, encontrarás
a Dios y su fiesta de amor y ternura, su maternidad divina, dentro de ti: Dios,
manantial que corre y nunca cesa (12:27:36).
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