11 de abril de 2021. Domingo.
ALELUYA Y BAUTISMO
ALELUYA Y BAUTISMO
-Decir bautismo y aleluya, es recordar la resurrección. El bautismo es la
luz de Cristo en forma de agua que cae sobre quien se bautiza; el aleluya es su
amor que está siempre presente en los avatares de la vida. El bautismo es
muerte y es resurrección; pero una muerte, que dura un instante: mientras corre
el agua por la cabeza de quien recibe el bautismo; y resurrección es toda la
vida. La resurrección –luz, antorcha– existe en las miradas y en el caminar de los
pies, y en el quehacer de las manos. Las miradas, ven; al tiempo que las manos
y los pies realizan la obra de amor en la que Dios, como en una eucaristía, se
hace presente, está. Y arde. Y comunica claridad, ilustra. El bautismo es un
poco de agua y numerosa abundancia de Dios: o el aleluya perpetuo, siempre exultante
de la alegría. Hoy, segundo domingo de pascua, celebramos los cristianos el día
de la misericordia. Celebramos a Dios que multiplica los panes en los pies de
quien camina y en las manos que se abren y se dan, para acallar, un tanto, el drama de la
pobreza. Quien mastica el pan que se logra de la misericordia, es como si
comiera a Cristo en la eucaristía, pues tiene el sabor y el aroma del amor. La
riqueza, la fertilidad inmensa del bautismo, está en que nos ha purificado, que
nos ha hecho renacer por el Espíritu, y que nos ha redimido por la sangre. Aleluya
y bautismo, Diario: resurrección. Mientras, las palomas escriben, con
renglones torcidos –sus vuelos imprevisibles–, bellos y lineales mensajes de paz en el cielo (12:47:43).
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