15 de noviembre de 2020. Domingo.
TU BIENAVENTURANZA
TU BIENAVENTURANZA
-Ayer, el día tenía el color del ojo vidrioso de un
pez muerto. Era un color aburrido, cansado, fatídico. Hoy, por el contrario, el
día da señales de incendio, de incendio contenido. Son llamas de plata, llamas blancas,
que amortiguan el calor. Pero, como las del amor, son llamas blancas que
calientan a quien las tiene cerca. Hoy, día del Señor, se nos invita a amar. Amor
en todas direcciones, sobre todo en la de la pobreza, donde hace su cabaña
Dios, su mansión más lujosa. La pobreza es la ostentación de Dios, por eso su
culminación es la cruz, en la que Jesús crucifica todo egoísmo e idolatría, todo
canal sucio de la avaricia, toda malversación de fondos. Jesús es, en la cruz, el
«pobre pobre» del que habla Pablo Neruda en su poema Al difunto pobre. Hoy la iglesia celebra la Jornada Mundial de los
Pobres. Lema: «Tiende tu mano al pobre». Con las palabras y las manos se hacen
todos los milagros que nacen de la generosidad. Lo que dicen las palabras, lo
hacen verdad las manos. Son tiempos de debilidad, en los que lo frágil se
quiebra, se hace necesidad, y, en muchos casos, llanto de familia. Falta el
trabajo, la cercanía de los seres queridos, el aislamiento, y estamos
enfrentados al miedo, al sufrimiento, a la inseguridad. Por eso: tiende tu mano
llena de generosidad y ponla en la mano anhelante del pobre, en su bocado de
pan, en la hipoteca o el alquiler que pagar, en los libros de los niños. Hoy, Diario,
pon tu bienaventuranza –la de poseer–, en la bienaventuranza del pobre, la de
recibir, y así nivelarás la justicia, la harás equidad, partirás y compartirás
tu Amor, y harás más indulgente y cercana la mirada de Dios (18:18:50).
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