viernes, 6 de noviembre de 2020

6 de noviembre de 2020. Viernes.
SUEÑO SIEMPRE SOÑÁNDOSE

Saliendo el sol, de pausa en pausa. Murcia. F: FotVi

-Cauto y precavido, el sol empieza a salir de la niebla y se deja ver de apenas en apenas, de pausa en pausa, como un conejillo que saliera de su madriguera. Con discreción y afilando la orejas. Fuera, existe el peligro: un águila, un zorro, cualquier depredador con conciencia de tal, cruel. Fuera hay pandemia y un mal gobierno, con la mentira como aguijón; es decir: está plagado de peligros que pueden inmolarte, o herirte de por vida. Y lo peor no es que te mate, sino quedar herido, y sin medicina fiable que te cure. Las heridas que no tienen curación, sean físicas o del espíritu, son las más temibles: te arruinan la vida, pues llevan la furia en los ojos, en sus garras, y resquebrajan la esperanza, que es nuestro modo seguro de caminar por los peligros. La esperanza es un sueño siempre soñándose, como se sueña a sí mismo un árbol, un río, los vuelos infinitos de las aves nómadas, migratorias. La esperanza es un sueño en acción, perpetuándose en nuevas esperanzas, esperanzas que arañan el porvenir y no se cansan de arañar, hasta dar con otra esperanza, otro vuelo. Siempre se vive en una esperanza futura. Decía Leonard Cohen, cantautor y poeta: «Hay una grieta en todo. Así es como entra la luz». En el interior de la persona, en su intimidad más secreta, siempre hay un resquicio por el que entra la gracia de Dios. Destello hermoso, lumbre. El profeta Zacarías dejó dicho: «Volved a la fortaleza, oh cautivos de la esperanza, os restituiré el doble». En la ciudad de la Esperanza cumplida, Diario, el Doble es Dios, con el que recuperamos la fortaleza que nos da su Visión, y donde se halla el Descanso sin vuelta, perpetuo (17:42:09).

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